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domingo, 10 de marzo de 2013

Ver para creer..


Resulta paradójico escuchar al Presidente Santos hablar de valorar y aplicar el principio de la buena fe, consagrado en el Art. 83 de la C.N., precisamente en un país en el que al menos dos veces al día tenemos  que demostrar que no somos delincuentes, lo que no solo viola flagrantemente el principio de buena fe, sino la presunción de inocencia.

Se volvió una situación cotidiana, el que en cualquier esquina o mas normalmente frente a un CAI, se instale un grupo de Agentes de policía que sistemáticamente se dedican a detener ciudadanos que pacíficamente se movilizan en sus vehículos, para que mediante un exhaustivo proceso de requisa y revisión de documentos, demuestren que el vehículo no es robado, que no llevan armas o sustancias alucinógenas y que no son buscados por la justicia.

Este peregrino expediente pretende que todos los ciudadanos somos delincuentes hasta que no demostremos lo contrario y configura la mas recurrida estrategia de las autoridades policiales para combatir el delito y cumplir su misión de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Configura igualmente uno de los mas rotundos fracasos en materia de lucha contra el crimen, toda vez que con los adelantos tecnológicos en materia de teléfonos inteligentes, son pocos los delincuentes que pueden capturarse con este procedimiento aleatorio, ya que normalmente las organizaciones criminales se trasmiten rápidamente la ubicación de los retenes, lo que los hace totalmente ineficaces contra los delincuentes y solo eficientes contra los ciudadanos de bien.

No se ven claras entonces las efusivas manifestaciones del Presidente al asegurar que el nuevo decreto anti trámites, 019 del 10 de Enero de 2012, representa el paradigma del respeto al principio de la buena fe, cuando selectivamente  la mencionada norma solo aplica al sector público y deja intacta la  capacidad del sector privado de crear trámites inoficiosos y talanqueras burocráticas, como la obligación de entregar fotocopia de la cédula para cualquier trámite, lo que ha convertido un documento personal e intransferible, en una autorización al portador para cometer todo tipo de fechorías, si tenemos en cuenta que hoy por hoy la fotocopia de la cédula es un documento oficialmente  aceptado para cualquier clase de transacciones y negocios comerciales y financieros y promotor aventajado de las estafas.

El 8 de Julio de 2005 el presidente Uribe con bombos y platillos publicaba su Ley anti trámites 962 de 2005, promovida en su momento como la panacea contra la ineficacia oficial y la garantía de que las actividades de los particulares ante  el estado se desarrollarían de acuerdo con los principios de la Buena Fe, la Estandarización, la racionalización y la automatización de trámites. El fracaso rotundo de esta ley y la necesidad de una nueva como la ahora promocionada por el Presidente Santos, no indican otra cosa diferente a nuestra histórica tendencia a producir leyes por todo y para todo y nuestra incapacidad para ponerlas en práctica y controlar su aplicación. No había terminado el Presidente de mostrar su logro, cuando ya entidades públicas y privadas estaban buscando formas alternativas de mantener vivos sus extravagantes requisitos y sus laberínticos trámites.

El principio de la Buena Fe de raigambre puramente constitucional, es algo muy serio y como tal es el propio Estado, quien en forma juiciosa debe garantizar su aplicación integral, y su disfrute en igualdad de condiciones. Los intentos hasta ahora iniciados han quedado rápidamente convertidos en letra muerta y grandes frustraciones….. amanecerá y veremos.

Artículo publicado el 17 de Enero de 2012

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