Le preguntaba a Javier, un amigo que vive desde hace muchos años en Europa, sobre ¿como se ve el país desde el otro lado del charco? Esta es una pregunta pendeja, que casi siempre se nos ocurre, cuando hablamos con alguien que se fue de Colombia y tiene la posibilidad de ver el país desde afuera y, de pronto, con la óptica y el análisis de otros medios, más objetivos y menos comprometidos.
Tuve el cuidado de hacer la pregunta a un colombiano, más informado de nuestro día a día, y de nuestras ocurrencias, que a un europeo de esos que creen que un loro es un “gallino verde”. De entrada, me di cuenta que la pregunta lo había cogido descuidado y, lo peor, era más difícil de responder de lo que yo podía estar pensando.
Se quedó pensativo, sonrió, se pasó la mano por una barbita repelente que se había dejado para “meter monos”, y, finalmente, comenzó bajito y lento: lo primero es que yo creo que, … somos menos importantes de lo que piensan esos cachacos que se las pican de intelectuales, porque se la pasan escribiendo bobadas en twitter. No es que en Europa vivan todo el día pendiente de nosotros. Hazte cuenta de que tu vas a Maldivas y una persona de ese país te pregunta, ¿como ven a Maldivas desde Colombia?
Inicialmente pensé que me estaba mamando gallo: ¿como así? Si somos un país excepcional. Con todos los pisos térmicos, con costas sobre dos océanos, con la más grande biodiversidad en flora y fauna, y con infinitos recursos hídricos. Y eso que, ¿no vale? Si tenemos el mejor café suave del mundo, el segundo Himno Nacional más bello, después de la Marsellesa, deportistas destacados y dos Nobeles, el Carnaval de Barranquilla y la ciudad amurallada de Cartagena, Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad.
El amigo miró mi cara de asombro y remató con contundencia: tu sabes que en el mundo hay mas de doscientos países. ¿Por qué carajos van a estar en Europa, pendientes de Colombia? Luego, ya mas relajado, anotó: claro que eso no quiere decir que, a veces no haya noticias de Colombia. Si las hay, pero las noticias de escándalos, o desastres, o las metidas de patas de los gobernantes y, poco a poco, comenzó a reírse, mientras miraba con deleite la Pizza Bianca de Mr. Rick, que le habían servido.
Como cuando el presidente llegó a España y les dijo a los Reyes, que Álvaro Uribe les mandaba saludos. Se acordaron de nosotros y hablaron de Colombia varios días. Eso fue muy cómico y la gente se burló mucho, sobre todo cuando se filtró que, en secreto, el presidente le había dicho al Rey, que Andrés Pastrana, también lo recordaba mucho. O como cuando el presidente echó el cuento de los siete enanitos, en la sede de la Unesco en Paris, para explicar el tema de las siete “ies” de la economía naranja. Los franceses se divirtieron mucho, a pesar de lo amargados que son.
A estas alturas del partido, ya mi amigo no paraba de reírse y disfrutar, entre bocados de Pizza, que comía con la refinada técnica de los neoyorquinos, doblando los triángulos por dos esquinas e introduciéndolos en la boca por el ángulo restante. Siguió con su larga lista de embarradas y nos sorprendió, que, en ese tipo de informaciones, estuviera tan bien documentado.
Continuó sin parar con otros cuentos colombianos, como cuando el embajador en un país de alto calibre, al que le dicen pachito, dijo que el plato típico colombiano, que más le gustaba, era el Taco Mexicano. Nos informó que a ese señor en España le dicen, “el embarrador”. Y por supuesto, no podía faltar el cuento de la caída de la vicepresidenta y, los últimos, que aun se comentan de la fabricación de monedas enchapadas en oro para conmemorar el gobierno y la feria del libro de Madrid, en la que no llevamos libros, sino hamacas y mochilas.
Después se puso serio y mencionó las cosas más duras y que generaron más críticas: el engaño que se trató de montar en las Naciones Unidas, donde se hicieron acusaciones, con unas fotos falsas, la forma como se reprimió y asesinó a muchos de los participantes en las sentidas protestas populares, en oscuros hechos en los que fuerzas del Estado y civiles participaron y, sin olvidarse del asesinato de un presidente en Haití y de dos de los grandes escándalos en contrataciones, como el de Odebretch y, el que aun está caliente, de los setenta mil palos de Min TIC, que se esfumaron sin saber leer ni escribir.
Menos mal, que terminó de comerse su Pizza acompañada de una Kola Román y comenzó a hacer preparativos para marcharse. Nos miró y remató: pero relajados, tu sabes que todas las familias tienen su esqueleto en el closet. Los medios europeos, son expertos en esas noticias de cosas raras.
Finalmente se fue y desde la calle concluyó: pero yo creo que de la vaina de Colombia que más se habla, es del Sombrero Vueltiao y siguió riéndose mientras desaparecía.
P.D. Parece que la Procuradora por fin se dio cuenta, del despelote que tienen armado por estos lares los neo malandrines. No hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague.
Cartagena, septiembre 26 de 2021.