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jueves, 25 de julio de 2013

Una herencia para Dionisio...


Escondan la plata cartageneros que las APP llegaron ya. Llegaron para quedarse y, aunque todavía casi nadie sabe de que se trata, lo cierto es que el Alcalde saliente, en forma sigilosa y  por demás reprochable,  dejó aprobadas unas cinco, con lo que Cartagena se proyecta como la primera víctima  del nuevo esperpento y sus gobiernos mantienen la proclividad a la corrupción, como una de sus mas vistosas etiquetas. 

No se crea que las famosas APP son un invento local o cosa de poca monta. No señor, se trata del último descubrimiento del “calvilustrismo” capitalino, cuyos Melquiades modernos, más que adalides del desarrollo, son verdaderos “Blacamanes”,  embaucadores profesionales, especialistas en el arte de adornar con palabras bonitas, y decretos enrevesados, la más descarada entrega de las responsabilidades constitucionales del Estado a los privados,  para que continúe la explotación, se amplíe la brecha y se consoliden un Neoliberalismo y un capitalismo salvaje, que pondrían en desbandada a los Ilustrados del siglo XVIII y  hasta a los mismos padres del Liberalismo Económico, Adam Smith y David Ricardo. 

Las APP, sigla con que se conocen las preocupantes Alianzas Público Privadas, vienen patrocinadas por una Ley, dos Decretos y una Resolución, presentadas por el Ministerio de Hacienda y El Departamento Nacional de Planeación,  y con ellas se busca “facilitar la vinculación de capital privado en proyectos de infraestructura, no sólo para sectores productivos como el de transporte, sino para infraestructura en sectores sociales, tales como cárceles, colegios, hospitales y edificaciones públicas entre otros.  La Ley persigue atraer inversionistas institucionales a través de fondos de capital privado, que sirvan como gestores de proyectos, los cuales apoyados en el concurso de la ingeniería y de una cadena de operadores puedan diseñar, desarrollar, operar y mantener la infraestructura que demanda el país”.

Hasta ahí, todo muy bonito, lenguaje florido y atrapador de incautos. Eso sí, en ninguna parte dice ¿como van a recuperar su inversión los privados? Nosotros que llevamos mas de 20 años pagando para ir de Bazurto a Manga y que mes a mes, ponemos para comprar las pistolas y los bolillos de los policías, ya sabemos de que se trata: En el futuro nos vendrán en el recibo del agua el cobro de la contribución para el manejo de la cárcel y la limpieza de los canales y en el  recibo de la energía vendrá lo correspondiente a la operación de los hospitales y mantenimiento de escuelas y en el del teléfono, a la seguridad le agregaremos el cobro de la pintura de los edificios del gobierno distrital y el  reparcheo de la Santander. De ese tamaño es la vaina.

Tienen razón algunos concejales de avanzada liderados por Múnera y Betancourt, al denunciar al Alcalde saliente por la irresponsabilidad de, en forma subrepticia, adjudicar 5 prefactibilidades para vías, sistema de drenajes pluviales, saneamiento de la Ciénaga de la Virgen y protección del frente costero, sin siquiera tener la decencia de contarle a la ciudadanía, que en el futuro inmediato tendremos que dejar de comer para subsidiar al gobierno. Para nadie es un secreto que las grandes prioridades del gobierno central, son las tres ciudades del triangulo de oro. Mientras que en Bogotá, Medellín y Cali, no logran ponerse de acuerdo sobre en que gastarse la plata, se suspenden cobros de valorización y los servicios públicos bajan de precio, acá en Cartagena, de un solo “pretinazo”, le entregan 5 mega obras a los privados, para después ensartarnos con nuevos peajes,  cobros de contribuciones o tarifas mas altas. Ojalá y  se las adjudiquen a los constructores de Transcaribe.

En poco tiempo la familia Santodomingo será la encargada de las cárceles, los Ardila Lule manejarán los hospitales y los Sarmiento Angulo, serán los dueños de las vías y las escuelas. Aquí no hay que ser adivinos para saber a que familias se entregarán las APP actuales y futuras. Al nuevo Alcalde le corresponde amarrarse los pantalones e incluir las APP espurias, dentro del paquete de las cosas inútiles que botará la basura. A los cartageneros nos toca ponernos firmes y prepararnos para el día en que debamos sacrificarnos por lo que nos pertenece.

@rododiazw

jueves, 18 de julio de 2013

Solo los imbéciles no cambian...


El Presidente Santos gritó a voz en cuello en la televisión, que está considerando seriamente, retirar de Colombia la oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por que ya no se necesita. Les confieso que nunca en mi ya larga vida, había escuchado una barbaridad tan grande, sobre todo en boca de un Presidente, que se hace llamar “demócrata” y defensor a ultranza de la Paz y los DDHH.

Declaraciones como esta no son nuevas en este país, y muestran lo mal que estamos en todo lo que tiene que ver con la concepción, que de los Derechos Humanos, han mostrado nuestros últimos gobernantes.  No es sino que “Human Rights Watch”, en su informe anual, sugiera que en Colombia se debe mejorar en algún tema relacionado con los Derechos Humanos, para que de inmediato salte el gobierno a descalificar el informe y a la prestigiosa ONG.  Human Rights Watch es una de las organizaciones no gubernamentales líderes en el mundo, dedicada a la investigación, defensa y promoción de los Derechos Humanos. Su sede se encuentra en Nueva York, y cuenta con oficinas en Beirut, Berlín, Bruselas, Chicago, Ginebra, Johannesburgo, Los Ángeles, Moscú, París, San Francisco, Tokio, Toronto y Washington.

La inquina de Santos contra la oficina de ONU para Los DDHH, viene madurándose desde  los anteriores movimientos indígenas en el sur del país, en los que el delegado de las Naciones Unidas, criticó fuertemente el uso de la fuerza pública. Posteriormente se dio el episodio de los duros cuestionamientos, hechos al proyecto de ley estatutaria del fuero militar, ley que fue considerada violatoria de los DDHH por parte del alto funcionario y de casi todo el país, y finalmente, la última rabieta que origina la amenaza del Presidente, debida a que  el Delegado, en esta ocasión, acusó a las fuerzas armadas de uso desmedido de la fuerza, después de que cuatro campesinos del Catatumbo, murieran como resultado de heridas recibidas por disparos de armas largas. A pesar de que la Fiscalía anunció tímidamente, que investigaría los hechos, es evidente que para el gobierno fueron mas importantes las declaraciones del delegado de las Naciones Unidas, que las muertes de los campesinos.

Lo dicho por Santos: que “el país ha madurado y ya no se necesita una oficina de la Naciones Unidas, que verifique todo lo relacionado con el tema de los DDHH”, deviene desproporcionado y absurdo, sobre todo si se tiene en cuenta que proviene del Presidente de un país, con uno de los mayores records de violaciones de DDHH en el mundo: Colombia es el séptimo país más desigual del mundo y,  después de Haití, el país más desigual de América Latina. El total de desplazados internos por conflictos armados, violencia y abusos de los Derechos Humanos, alcanzó una cifra récord de 5.5 millones en 2012, según datos difundidos por el Centro de Seguimiento para los Desplazados Internos (IDMC). Aun causa asombro mundial, el caso de los 3200 civiles muertos a manos de las fuerzas armadas, en el oscuro episodio conocido como “falsos positivos”, actividad que, según documentos desclasificados por la USA, ya venía siendo reportada desde 1990 y que hoy mantiene a la Corte Penal Internacional, pisándole los talones a altos funcionarios del anterior gobierno. Actualmente, según datos de la agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 13.5 millones de colombianos sufren hambre, es decir, casi un 18 por ciento de la población, de los cuales, al menos 5.000  menores de edad, mueren anualmente por este flagelo. Será que hemos madurado en la protección de DDHH?

No hay duda que Juanma cada vez se parece más a Pachito. No es casual  que se estén presentando situaciones en la política internacional del país, que indican que  estamos dando un viraje preocupante y atemorizante: mientras descalificamos a entidades dedicadas a la Justicia, a la Paz y a  los Derechos Humanos, como son el Tribunal de la Haya, Human Rights Watch y la oficina de la Naciones Unidas para los derechos Humanos, por otro lado nos lagarteamos el ingreso a una entidad de corte guerrerista como es la OTAN. Cuando la Declaración Universal de los DDHH cumple 65 años de luchas y reivindicaciones por los oprimidos del mundo, el gobierno de Colombia decide cerrar la oficina de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, retroceso que hace cada vez mas necesario “que el hombre  se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”. 

jueves, 11 de julio de 2013

Alea iacta est ...


“No hay plazo que no se cumpa, ni deuda que no se pague”, dice el viejo refrán popular. El próximo Domingo 14 de Julio, un año seis meses y catorce días después, de que iniciara el actual período institucional de Alcaldes, los cartageneros finalmente cumpliremos el anhelado encuentro con unas nuevas elecciones.  Este sueño que inició como vaga ilusión, al día siguiente de posesionado el anterior alcalde elegido, que maduró con las dificultades y tropezones de un gobierno signado por la tragedia y que se convirtió en pesadilla, a la sombra de un suplente, alucinado y ausente, quizá no tendrá un final feliz de novela mexicana.

Y no es para menos: Desde el mismo inicio de la contienda electoral, a los candidatos les tocó cargar con el pesado fardo del escarnio público y el vituperio señalador. Con una sola excepción, todos los candidatos fueron desheredados y estigmatizados por sus propios partidos políticos, quienes,   en una actitud incoherente y desobligante, fueron los que iniciaron el  “perrateo” de la famosa feria de los avales. En un espectáculo deprimente y por arte de brujería, el azul se volvió rojo, el radical se convirtió en afro,  el verde en mío y el otro azul, impuesto a la fuerza. Después de esto, lo que quedó de los candidatos, salió a la plaza pública a enfrentar la desconfianza y la malicia de una ciudadanía aburrida de tanta “vaina rara”.

Las campañas, que arrancaron con el pie izquierdo después del episodio de los avales, rápidamente equivocaron el rumbo: se olvidaron de su objetivo fundamental de ampliación de la base de votantes,  a través de un proceso juicioso de convencimiento y venta de unos programas de gobierno, serios y estructurados y cayeron en el lugar común de la violación de las leyes, en cuanto a la contaminación visual, las encuestas piratas, los debates insustanciales, las acusaciones tradicionales de financiadores, apoyo de políticos cuestionados y familias de baja conducta, para terminar con el bochornoso espectáculo de una burda e intrascendente  publicidad negra, heredada de otras latitudes y de diabólicos auspiciadores. Las redes sociales disfrutaron a sus anchas y se despacharon de lo lindo, pero eso si, y como es corriente entre nosotros, después de tanta acusación y tanto señalamiento, nunca apareció una denuncia, ni una prueba.

Bueno pero como dice Daddy Yankee lo que pasó, pasó. Es apenas justo que, después de haber solicitado en forma insistente y justificada estas elecciones, los cartageneros debemos responder al compromiso constitucional y democrático de elegir un Alcalde. Las opciones son conocidas y cada quien las tomará según su leal saber y entender: abstenerse, que es una opción válida, ya que en Colombia el voto no es obligatorio, lo que implica que los demás decidan por nosotros. Votar en blanco, que es otra opción igualmente válida y de mucho poder político, pero que solo es efectiva, en lo casos en que hay un solo candidato, y, finalmente, votar por el candidato que a conciencia consideremos que se merece nuestras preferencias.

Independientemente de lo dicho, comentado o imaginado, la persona que resulte elegida, será el Alcalde Constitucional  de Cartagena de Indias, y como tal, tendremos que aceptarlo por los 30 meses que restan. Esperemos que sea una persona común y corriente, pero dispuesta a trabajar para resolver las situaciones extraordinarias que aquejan a  nuestra ciudad. Si él está decidido a aceptar la misión, los cartageneros no debemos ser inferiores y en ese sentido lo oportuno y decente será brindarle nuestro apoyo. Si bien es cierto que, como candidatos, nos hemos dado el lujo de descalificarlos, como Alcalde, tendremos que darle el correspondiente compas de espera, a ver que “trae en la bola”. Quien quita que nos tape la boca y salga bueno o buena? Casos se han visto.

La ciudad ha tocado fondo. En estos momentos la ciudadanía está alarmada por el bochornoso episodio de la entrega de Nuestra Plaza de la Aduana a RCN, para que, con el pretexto de un debate, hiciera su negocio. Porque si era privado, lo programaron en el sitio más público de Cartagena? La situación está difícil y con las cosas que están pasando, nos esperan días amargos. Eso si, no se olviden que:  “el momento mas oscuro de la noche, es antes del amanecer”.

jueves, 4 de julio de 2013

Frío en Miami...


Decidimos viajar a Miami por un corto fin de semana, usando dos pretextos peregrinos: a mi hijo José se le iba a vencer la visa americana sin haberla usado, y, de acuerdo con el millón de cónsules de Estados Unidos, que tenemos en Cartagena, “a quien no use la visa, los gringos no se la renuevan”. El otro pretexto era el de asistir a una reunión familiar, que se había programado en Miami, para festejar el cumpleaños de Toño Nájera, mi cuñado.

Mis hijos compraron unos tiquetes de “vuele barato”, y nos tocó salir en el último avión de Cartagena a Bogotá, para tomar el vuelo a Miami, al día siguiente. En el aeropuerto de Cartagena nos tropezamos con un jovencito de unos 17 años, pálido, asustado, con un cabello de cresta de gallo y lleno de tatuajes hasta en las orejas. Se llamaba el “Maluma” y, de acuerdo con mis hijos, era famosísimo por haber “pegado” dos discos de reggaetón, en las emisoras de farándula.

Llegamos directamente del aeropuerto a la tan nombrada zona rosa, a cumplir con el plan de pasar la noche, tomando la mejor cerveza casera de Colombia, en el famoso “The Pub”. Mi hijo Ricardo, que tiene el ojo clínico para los artistas, descubrió un visaje de “Dragón Y Caballero”, y al momento estábamos saludándonos a gritos y cantando abrazados la famosa versión del Reloj, mientras los cachacos aplaudían asombrados de su buena suerte, de tener a los mejores y más caros reggaetoneros  del país, animándoles gratuitamente la fiesta.

Abordamos en la mañana, todavía enredados por los rastros de la cerveza casera y el sueño atrasado y despertamos al medio día, sacudidos por el personal de tierra de la aerolínea en Miami, quienes nos encontraron dormidos, media hora después del desembarque. Todo iba bien en el mostrador de inmigración, hasta que el encargado abrió el pasaporte de mi hijo José y comparó la foto, en la que tenía por lo menos unos 100 kilos adicionales, con la figura  longilínea en que se había convertido.  Fue necesario que José le mostrara las tres puñaladas de las cicatrices de la operación y le explicara, en jerga médica del Jackson Memorial, que había perdido peso, debido a una operación de adelgazamiento. Era un gringo malicioso, que nunca entendió que tres colombianos viajaran a la USA tan solo por dos días,  y, finalmente,  no muy convencido, nos dejó seguir.

Solo una hora después, sentados en la terraza, con mi hijo  Luigi, Mariela y el Pepe, nos dimos cuenta  que nos estábamos congelando. Era un frio silencioso, seco y penetrante, que rápidamente acabó con las pocas reservas de calor que traíamos de Cartagena y nos arrumó como buenos criollos. Vestidos con nuestras bermudas y camisetas, que fue todo lo que llevamos, no entendíamos como el imperio del sol, las naranjas y las playas famosas, era azotado por esta extraña ola de frio, que ni los mismos residentes de Miami acababan de entender.

En la noche nos encontramos a medio Barrio de Crespo, en el cumpleaños de Toño Nájera, y, gozamos  del buen ambiente de la parranda, que, de no haber sido por el frio infame, que se elevaba del lago artificial, del pintoresco barrio hispano de Kendall, hubiéramos pensado que estábamos en Cartagena. No se si por el frio o por los tragos, pero lo cierto fue que no me di cuenta en que momento, mi nuera Mariela nos disfrazó, y el Pepe, su hermano, montó los equipos y la música y filmó el famoso video de Harlem Shake: “con los terroristas”, que, subido a las redes sociales, le dio la vuelta al mundo y en el que, afortunadamente, casi no se me reconoce.

Cuando llegamos al aeropuerto al día siguiente, el maldito gringo estaba cazando a mi hijo y lo secuestró hacia una habitación,  donde lo “raquetearon” a gusto, le tomaron radiografías, huellas dactilares y verificaron, con médico a bordo, la historia de la operación. Los desgraciados nunca se comieron el cuento del viaje de dos días, a una reunión familiar.

Esta crónica está dedicada a los hermanos Rúa Gómez…. Excelentes anfitriones.