Vistas de página en total

lunes, 31 de mayo de 2021

SI SE PUEDE

Así como van las vainas, parece que, a estas alturas del partido, hay que aceptar que las protestas pacíficas, infiltradas y a veces un poco movidas, han comenzado a producir resultados y cada día que pasa, mientras el presidente bravuconea en televisión y redes, poco a poco, ha ido desmontado el tinglado opresor que dio origen al movimiento. 

 

La primera víctima fue la Reforma de Transformación Social Sostenible, eufemismo propio del calvilustrismo capitalino, con el que se pretendió embolatar a la gente y que no era otra cosa que una reforma tributara, infame, regresiva e impopular, pero, sobre todo, planeada sobre bases tan endebles, que valorizaba la docena de huevos a 1800 pesos, información suministrada ingenuamente por el despalomado ministro, que de paso firmó su sentencia con este dislate mayúsculo.

 

El retiro de la reforma por parte del presidente, no le significó reconocimiento alguno y mucho menos logró calmar a los jóvenes en sus protestas y a los miles de colombianos que los respaldan. Grupos de opinión y twitteros se pronunciaron criticando la demora en el retiro del proyecto, ya que, de haberse hecho a tiempo, hubiera evitado al país decenas de muertes y cientos de heridos.    Otros grupos fueron más contundentes al felicitar a los protestantes por el logro y advertir que la inconformidad y el movimiento ciudadano siguen vivos.

 

El segundo resultado de las protestas, fue el de haber logrado tumbar a un ministro de hacienda que se consideraba inamovible y que, si bien es cierto, debía tener en sus planes salir por la puerta grande, después de aprobada su tercera reforma tributaria en esta administración, nunca se imaginó salir como “pepa de guama”, a sombrerazo limpio y utilizado como chivo expiatorio, para tratar de apaciguar la protesta más contundente, multitudinaria y violenta de los últimos tiempos. A pesar del amplio respaldo, por parte del presidente, el malogrado ministro, tuvo que enfrentar la inquina del pueblo colombiano y pagar en un solo contado, todas las viejas deudas, especialmente la de la reforma de 2019, a la que se responsabilizó de ser la causante del actual hueco fiscal, al entregar exenciones por 9 billones a las empresas. Aunque dicen que seguro se cae para arriba, lo cierto es que: “yéndose, aunque le vaya bien”.

 

El siguiente triunfo de las jornadas, que pronto completarán su primer mes, fue el de lograr el archivo de la reforma a la salud, polémico proyecto de ley al sistema de salud en Colombia, que silenciosamente venía tramitándose en el congreso y que no logró avanzar como esperaban sus defensores. Con una votación de 27 por el sí y 5 por el no, las comisiones séptimas de Senado y Cámara archivaron  el proyecto de ley que pretendía reformar el sistema de salud colombiano y lograr profundizar la privatización, para que la salud se consolidara como negocio, y no como un mandato estatal de estirpe constitucional. Las asociaciones médicas, principales abanderados de la derrota de esta reforma, habían alimentado las protestas, aclarando que lo que se buscaba era un bloqueo de la atención primaria a la salud, lo que conducía a que el acceso a los servicios médicos fuera cada vez más difícil. 

 

Por último, pero no por eso menos importante, fue el  coletazo de las protestas que se llevó en banda, la realización de la Copa América de futbol en el país y que, probablemente, de carambola, le de la oportunidad  al presidente de cambiar, al que hasta ahora había sido, un buen ministro de deportes. Esta semana que termina se supo que la Conmebol anunció, que rechazó el pedido del Gobierno colombiano de aplazar nuevamente la Copa América, asegurando que la salida no era viable por razones relacionadas con el calendario internacional de competiciones y logística del torneo.

 

El ministro del Deporte, en entrevista de radio, reconoció que el torneo se cayó, entre otros motivos, debido a las protestas del paro nacional y a la imposibilidad de tener aforo en los escenarios por las dificultades crecientes de la pandemia. También mencionó que, las tendencias en redes y las protestas fuera de los estadios,   causaron mella en las intenciones del Gobierno de sostener la sede de Colombia para el torneo continental. Hay que anotar que con este rechazo a realizar la Copa America, se convierte Colombia en único país del mundo en rechazar la realización de una Copa Mundo y una Copa Continental.

 

Por otra parte, y como una ñapita de todo este proceso ciudadano, el programa televisado del presidente, Prevención y Acción, se dejó de trasmitir desde el pasado 4 de mayo, sin otra explicación que la de negociar con el Comité del Paro Nacional.

 

Querámoslo o no, hay que aceptar que el movimiento hasta el momento acumula grandes logros y tiene al gobierno, aunque de mala gana, negociando otros puntos de importancia para los cambios propuestos. No hay peor ciego que el que no quiere ver y de esa materia están hechos quienes siguen, desde su zona de confort, estigmatizando el movimiento y asustando bobos, con los espectros del castrochavismo, el petrismo y otras necedades.

 

Más bien copiemos el modelo y traigámoslo para la heroica y, con un movimiento serio, ordenado y firme, acabemos con las arbitrariedades e iniquidades del régimen absurdo y torpe, que agobia a nuestra ínclita ciudad.


CARTAGENA MAYO 31 DE 2021

domingo, 23 de mayo de 2021

YA ESTÁ BUENO

Así como la ciudadanía cartagenera está decepcionada del tremendo descache en que incurrió, al elegir a un alcalde improvisado, bisoño y desconcentrado, nos imaginamos que el señor alcalde también debe estar mamado, aburrido y frustrado, al comprobar que la vaina no era soplar y hacer botellas y que no tenía ni la más remota idea del lio en que se iba a meter.

 

Después de las primeras escaramuzas en las que lució populachero, dicharachero y atrevido y que le valieron una relativa notoriedad y hasta el aprecio de algunos sectores favorecidos con sus primeras medidas, el hombre comenzó una  dura lucha, contra los grupos  ciudadanos que no le comieron del cuento, que no tragaron entero el sainete de su famélico programa de gobierno y una carrera contra el tiempo, enemigo natural de los mandatarios sin planes, sin programas y sin la estructura de gobierno idónea y adecuada para sacar adelante una ciudad, por el y por todos conocida, por sus grandes problemas y deficiencias administrativas estructurales.

 

Muy pronto se notó que no tenía “nada en la bola” para ejercer el cargo del que se había antojado, que no estaba preparado, que no tenía plan estratégico, objetivos y metas y que la improvisación, el día a día, el corre – corre, el corta y pega y el vuelve y juega, eran y siguen siendo la forma en que se maneja la ciudad. Para colmo de males, el hombre se creyó el cuento de que era un genio de la política, que se las sabía todas, que no necesitaba de nadie, y, la poca ayuda que podía recibir de gremios, academia, sociedad civil, y sus propios colaboradores, fue rechazada sistemáticamente, hasta el punto de que nada ni nadie le servía y terminó quedándose prácticamente solo, acompañado de un pequeño grupo de áulicos, bien pagos que le acolitan y festejan todas sus actuaciones y desafueros.

 

Es obvio que, al no saber que hacer con el gobierno y con sus compromisos legales y constitucionales como alcalde, comenzó a sobrarle el tiempo para dedicarse a otro tipo de cosas, que el, en su ignorancia, consideró unos sucedáneos propicios de lo que debería ser el gobierno efectivo y responsable de la ciudad. Se dedicó a la confrontación verbal, con casi cualquier sector de la ciudad que observara el devenir errático del gobierno, refinó el manejo de las redes sociales, a través de bien pagas y bien entrenadas cuadrillas, atentas al matoneo y descalificación de los adversarios y le cogió el gusto al populismo barato a través del discurso prosaico, la chabacanería y las actuaciones bufonescas, encaminados todas a cautivar incautos y mantenerse vigente, medrando en la ordinariez y el perrateo.

 

El primer revés fuerte lo recibió, cuando la ciudadanía comenzó a hablar de la revocatoria de su mandato y, rápidamente, se inscribieron tres comités que agrupaban una parte importante de la ciudadanía. En las audiencias de revocatoria, programadas por la Registraduría y el Consejo Nacional Electoral, se escucharon por primera vez las grandes verdades sobre el desastre de su gobierno y, se dejó ver el talante pendenciero y peligroso de su grupo de seguidores, quienes no se escondieron, para perseguir y amenazar de frente a los promotores de los comités de revocatoria. Las cartas se destaparon y, si no hubiera sido, por el rechazo providencial del gobierno central a las revocatorias y su negativa a expedir los formularios, con pretextos de bioseguridad, hoy, el alcalde de Cartagena, sería el candidato número 1 a ser revocado.

 

Muy rápidamente se demostró que, sin plan de gobierno, sin plan de desarrollo, sin gestión y acompañado de un equipo asustadizo, complaciente y sumiso, no íbamos para ningún Pereira. Los problemas persistentes de la ciudad, que con un ojo dormían y con el otro observaban el despelote, no se dejaron esperar y para acompañar al pésimo manejo de la crisis sanitaria generada por el Covid, aparecieron los Peajes, apareció Transcaribe y se mostraron en todo su esplendor, el abandono y la desidia propios de una ciudad sin gobierno. El gabinete de ensueño, seleccionado por los mejores cazatalentos del planeta, comenzó a irse por el despeñadero y la ciudad se resignó a su destino bíblico de macondo en su última noche.

 

Hoy ya no quedan dudas a nadie de que nuevamente la embarramos, pero esta vez con C mayúscula. Lo peor de todo es que esto, parece no importarle a la ciudad, a sus instituciones ni a sus líderes. Lo mejor que puede pasarnos es que Dau se vaya, ya sea que lo revoquemos si el gobierno al fin nos deja, o que uno de los entes de control lo destituya o, la mejor de todas, que se vaya por su cuenta. Sería esta, quizá, la única acción que el pueblo cartagenero le agradecería de todo corazón.

 

Este es un buen momento para recordar que: “El hecho de que el cielo esté nublado, no quiere decir que las estrellas se murieron”.

 

P.D. Definitivamente los tres mejores puntos de vacunación contra Covid, de los cartageneros son: Miami Dade College, The Jackson Memorial y The Florida health Distric Center. 


CARTAGENA MAYO 23 DE 2021

viernes, 14 de mayo de 2021

PIDAMOS LO IMPOSIBLE

En estos días de reclusiones y toques de queda, impuestos de correndilla, para conjurar los efectos deletéreos de la semana santa y el “transca” gratis de Dau, me he tomado el trabajo de repasar un poco de historia sobre la protesta, la manifestación y la revolución y, la verdad, la vaina no es tan sencilla, ni se reduce a unos vándalos peleando contra unos policías, como pretenden hacernos creer estos dirigentes de pacotilla que nos gobiernan.

 

Sea lo primero decir, que en general las únicas marchas 100% pacíficas son las procesiones y algunas celebraciones populares. De hecho, en Colombia ni las celebraciones son pacíficas. No es si no que recordemos los triunfos deportivos en futbol, que generalmente van seguidos de desordenes, vandalismo, violencia y hasta víctimas.   En realidad, las marchas de protesta, que son tan viejas como los mismos gobiernos, aliadas de los festejos populares y de los huelguistas, y que han logrado cambios significativos en el mundo, han sido bastante movidas, con altas cifras de daños y víctimas y, los resultados obtenidos, han obedecido a que los gobiernos han tenido que ceder ante la presión de los protestantes.

 

Otra gran falacia que se ha organizado alrededor de las marchas de protesta es creer que, si el líder u organizador es un reconocido pacifista o defensor de la paz, entonces la marcha será pacífica. Craso error. Las marchas, los plantones, los cacerolazos y todo este tipo de inventos, son concebidos y planeados para protestar o hacerse escuchar a través de pancartas, cantos, himnos, gritos, sonidos y arengas. El Estado, que siempre ha creído y porfiado por la ilegalidad e inconveniencia de las protestas, envía a sus fuerzas para “vigilar” el normal desarrollo de la manifestación y “evitar desmanes”. El resto es pan comido. Solo es necesario que el infiltrado, el policía, el vándalo, quien sea, haga el primer movimiento y como decía Mockus: arranca el tropel. Fusiles contra piedras. Nada mejor para un gobierno inepto y despótico al que se le reclaman derechos escamoteados, que culpar a los que protestan de lo que ellos mismos provocan.

 

A quienes se desgañitan en twitter, mostrando como modelos de protestas pacíficas a los procesos de Gandhi y Martin Luther King, les tengo una mala noticia: estos procesos, liderados por grandes hombres defensores de la coexistencia pacífica y de los derechos humanos, no han sido precisamente un modelo de protesta pacífica y libres de atropellos, violaciones y   toda clase de barbaridades por parte de gobiernos represivos. Gandhi y su gente fueron apaleados y encarcelados en casi cada marcha de desobediencia civil y nadie olvida los trágicos episodios de Amritsar, el 13 de abril de 1919, cuando el ejercito invasor inglés, alegando que se reunieron más de 5 hindúes, disparó mató 359 e hirió 1200. Los ingleses dijeron, obviamente, que habían respondido a ataques de los manifestantes.

 

Por los lados de las luchas pacíficas del Dr. King, a favor de los derechos civiles y en contra de la discriminación, la cosa no fue diferente. Masacres, asesinatos, violaciones, torturas y todo tipo de barbaridades, fueron el factor común en las protestas emprendidas por este pacifista, que terminó siendo asesinado en un oscuro episodio en la ciudad de Memphis, Tennessee. En todo Estados Unidos, las fuerzas policiales han cometido violaciones de derechos humanos, atroces y generalizadas, en respuesta a maifestaciones mayoritariamente pacíficas contra el racismo y la violencia policial sistémicos, que incluyen el homicidio de personas negras. Amnistía Internacional ha documentado 125 casos distintos de violencia policial contra manifestantes ocurridos en 40 estados y el Distrito de Columbia entre el 26 de mayo y el 5 de junio de 2020. El término brutalidad policial ha sido acuñado, precisamente, para designar la forma como las fuerzas del orden americanas han intentado acallar la protesta ciudadana.

 

Contestar con balas a quienes, en tiempos de hambre, miseria y desigualdad, exigen pacificamente sus derechos, o la derogatoria de reformas y leyes infames, es la peor de forma de ser un pésimo gobierno. Nada de lo hecho por los manifestantes en las marchas,  da derechos a un gobierno a asesinar y maltratar a su gente. Responder con los fusiles a un país que solo exige soluciones a las grandes deficiencias estructurales de su modelo económico y de gobierno, es reconocer el fracaso de un sistema y de una dirigencia cretina, que hoy toda la comunidad internacional señala sin tapujos.

 

Se equivocan y no están ni tibios, los bobazos de las redes que creen que con procesiones  y cánticos, se le va a torcer el brazo a un régimen despótico y represivo,  eso jamás ha ocurido y nada se gana asustándose, criticando y aculillándose,  por unas barricadas, unos bloqueos y unas ventanas rotas, resultantes de la represión oficial.

 

El Boston Tea Party de 1773, la Revolución Francesa de 1779,  La marcha de la Sal de Ghandi en 1930, La Marcha Sobre Washington de Martin L. King en 1963, La Primavera de Francia en 1968, Las marchas de los Lunes en Alemania en 1989, La revolución Cantada de Letonia, Estonia y Lituania en 1987, Las revoluciones de Colores o Las Flores en Georgia, Ukrania, Líbano y Kirguistán en 2003, La Euromaidan de Ukrania en 2014 y, la Primavera Árabe que comenzó en 2010 y aun no termina, todas, sin excepción, triunfaron y lograron cambiar el mundo, no por pacíficas, sino porque los pueblos resistieron y pusieron altas cuotas de sacrifico ante gobiernos que, con el peregrino expediente del vandalismo, pretendieron acabarlas a punta de AK-47.

 

Cada vez que comencemos a protestar para reivindicar nuestros derechos, tengamos presente la vieja consigna de Herbert Marcuse, en la inolvidable primavera de París de Daniel el Rojo: Seamos realistas, pidamos lo imposible.

 

 CARTAGENA, 14 DE MAYO DE 2021

lunes, 10 de mayo de 2021

MESAS Y MÁS MESAS

El portafolios de problemas de la ciudad crece exponencialmente, sin que por el momento se vislumbren las acciones, las estrategias o los planes, a través de los cuales, las instituciones correspondientes se dedicarán a estructurar los mínimos elementos, tendientes a su solución. 

 

Sabemos que no son situaciones coyunturales, y, con excepción de la pandemia que sorprendió al mundo, todas vienen siendo manoseadas desde hace muchos años, por cuanto candidato, experto, líder o agremiado, tenga la ocasión de hacer un pronunciamiento, una exposición o una propuesta de campaña. Si hay algo que nos fascine, es hacer foros, conversatorios y, por supuesto, mesas de trabajo, sobre cuanto tema se nos ocurra, pero especialmente sobre los problemas de Cartagena. La escasez estructural de carpinteros en la ciudad, creo que radica en el hecho incuestionable, de que todos se encuentran ocupados haciendo de cuanta mesa se programa para cualquier tema de moda. 

 

Antiguamente, no había tanto foro, ni tanta mesa. Teníamos reuniones comunes y silvestres, a las que iban quienes conocían el tema y tenían soluciones y, al final, salía un plan de trabajo con compromisos, responsables y fechas para resolver los problemas. Con el tiempo se fueron perrateando, burocratizando y se puso de moda decir que: “de toda reunión que se respete, sale otra reunión y un viaje”.

 

Las reuniones pasaron a ser cosa de poca monta, solo para temas parroquiales y de barrio y, las mesas se convirtieron en el artificio preferido de los encantadores de bobos de la administración, de los demagogos de las redes y de los líderes de agenda, amarrada con un cauchito, bajo el brazo. Se Convirtió en palabra mágica con que se resuelve todo y vocablo preferido para justificar cuando se cuestiona y no se ha hecho nada. “Ya convocamos una mesa para socializar con la comunidad y definir una ruta.” Respuesta típica, ante la inactividad en problemas de barrios. Hoy, hay mesa de todo y para todo, aunque las que más me siguen gustando, son las mesas de fritos.

 

Así que podemos estar tranquilos, porque los grandes y antiguos problemas de Cartagena, se encuentran bajo la égida de especiales e innumerables mesas de trabajo, en las que, no tenemos ni idea, del estado, y posibles soluciones de los incontables chicharrones, propios o heredados, eso que importa, chicharrón es chicharrón, sin importar de que puerco venga. De las mesas para los proyectos de protección costera, drenajes pluviales, quinta avenida de manga, vía perimetral, hospitales y puestos de salud, escuelas y vías, ya nadie se acuerda. Ha pasado tanto tiempo que, para los viejos, ya estos son recuerdos de juventud y para los jóvenes, recuerdos de infancia. Todos los sucesivos alcaldes, malandrines o buche y plumas, han embaucado a la gente, con el artificio de la instalación de la mesa de trabajo y pare de contar.

 

Problemas mucho más recientes, como quien dice que están frescos, también gozan del privilegio de una buena mesa: tengo entendido que, para el despelote creado por el alcalde, en el tema de los peajes, hay varias mesas de todos los estilos, aunque parece que pasa el tiempo y ni fu ni fa. Asimismo, para el manejo de los problemas surgidos a raíz de la pandemia, se creó una mesa de salud con muchos puestos y sillas, a la que lamentablemente, poco caso le hacen pues, las decisiones tomadas para su control son cada vez peores y los avances y consecuencias de la plaga, se muestran cada vez mas complicados y casi no hay día, en que no tengamos que lamentar otra muerte de un ser querido.

 

La mesa más apreciada por los cartageneros es, obviamente, la mesa de Transcaribe. En esta mesa parece que hay sentados algunos abogados cachacos bastante costosos y se habla es de billete y de contratos, temas estructurales y de mucho interés en el país. Una de sus soluciones, la de poner el transporte gratuito, produce tales aglomeraciones, que de esta mesa salen los principales problemas para la mesa de salud. 

 

Las mesas, más allá de que haya algunas que funcionen en otras latitudes, son, en nuestro medio, una buena forma de la administración de mamarle gallo a la solución de los grandes problemas de la ciudad: dan la impresión de que se está trabajando, mantienen a la gente engañada, creyendo que están participando en la solución de sus problemas, y sirven de respuesta y justificación cuando se piden soluciones. Ya hay quien dice jocosamente que de toda mesa que se respete, sale otra mesa y un viaje. Viaje al que, obviamente, va el buche y pluma de turno.

 

P.D.  Triste, dolorosa y lamentable, la absurda desaparición de nuestro hermano, amigo y compañero de luchas, Hernando Padauí Alvárez. Compartimos en familia importantes momentos y mis hijos fueron sus camaradas, en su largo periplo por el sur del continente.


MAYO 10 DE 2021

sábado, 1 de mayo de 2021

REACCIONEMOS YA

Un semáforo de la populosa Avenida Santander, en la heroica Cartagena de Indias, se desgañotó de su soporte, quedó colgado cabeza abajo por el cable de alimentación eléctrica, girando y dando señales locas, amarillo, verde y rojo, como la bandera de la ciudad.

 

Por supuesto que, en una tierra de guasones inmortales y mamadores de gallo excelsos, no faltaron los chistes, las burlas y, finalmente, los inmondables memes y videos, en las redes sociales. Quizá el mejor de todos fue uno que decía, en medio de risas, que: “en Cartagena ya había llegado la última tecnología en semáforos inteligentes, giratorios y que le daban la vía, hasta a los pescados”.

 

Más allá de lo gracioso del tema, la realidad es que esta situación no es más que un pálido reflejo, del tremendo estado de postración, desorden y locura, en que se encuentra nuestra ciudad. Que un semáforo ubicado, quizá en una de las intersecciones viales más peligrosas y complejas de la ciudad, se caiga y quede girando loco e inoperante, durante varios días, solo muestra, sin muchos análisis, que algo debe estar muy mal en El Corralito y en los dirigentes que la gobiernan.

 

Nada mas importante y significativo para una ciudad, que “se las pica” de turística, que su malla vial en óptimas condiciones, limpia y ordenada, su buen manejo del tráfico, la presencia, discreta pero efectiva, de los agentes controladores y el buen estado del equipamiento de señalización y control, incluidos los semáforos y las señales de tránsito reglamentarias, tanto en andenes, como cruces y demás sitios de información. Esta es la primera impresión que reciben quienes nos visitan.

 

Los semáforos, adicionalmente, cumplen una función insoslayable e irremplazable: evitar graves accidentes y protección de la vida por posibles siniestros. Su falta o malfuncionamiento constituyen una falla gravísima de una administración que cobra impuestos y dispone de presupuestos para este fin. Lamentablemente, y duele decirlo, nada de esto está funcionando en Cartagena y nuestro tráfico, como la gran mayoría de cosas de la ciudad, está al garete.

 

Hace varios meses, cuando se inició el proceso de revocatoria del alcalde y los comités prorevocatoria, esgrimían sus argumentos, era fácil encontrar ingenuos que defendían a la administración, con el refrito que sostenía que quienes queríamos y trabajábamos por la revocatoria, éramos viudos de poder, sin OPS´s, y que, con la lucha anticorrupción de la nueva administración, nos habíamos quedado sin opciones, para ejercer nuestras actividades malándrinescas. Hoy, la jauría enardecida que amenazaba y pelaba los colmillos, se ha recogido. Las bodegas de vociferantes mercenarios, defensores pagados por el régimen, se han silenciado y, los payasos y arlequines, ya no hacen reír con sus chistes pendejos y sus bailecitos de marionetas empolvadas.

 

La falta de planes y estrategias concretas para sacar adelante los proyectos indispensables para que la ciudad funciones, la inactividad total de la administración, después de que ha transcurrido el 34% de período del gobierno, comienzan a pasar cuenta de cobro y cada día que pasa hay más certeza de que la situación va de mal en peor. Así como dicen algunas encuestas, que el alcalde tiene un alto nivel de popularidad, así mismo expresan los ciudadanos en elevado porcentaje, que la situación es grave y que prácticamente no tiene retorno. La ciudad se hunde en medio del desgreño administrativo, la corrupción y el desorden: el mal manejo de temas tan sensibles e importantes, como los peajes y Transcaribe, pone una espada de Damocles a colgar sobre la tranquilidad de los cartageneros. 

 

No sabemos en que momento la ciudadanía va a reaccionar ante tantas presiones y se va a producir la tan temida explosión social. El manejo de la pandemia, a contrapelo de los requerimientos mínimos para evitar la propagación, trabaja en contra de los cartageneros, sigue siendo una amenaza latente y, ya no queda ninguna duda, de que será esta administración la responsable, si las nuevas etapas y cepas de la pandemia se hacen fuertes en la ciudad, con resultados y   consecuencias impredecibles. Los tan controvertidos procesos de revocatoria, interrumpidos en mala hora por el estado y las amenazas a sus promotores, hoy son pedidos a gritos y apoyados por todos los cartageneros que, cansados de tantas locuras, ya no soportan más. 

 

El tiempo sigue pasando y el barco sigue haciendo agua, ante la mirada indolente y complaciente de una sociedad pusilánime, anclada a tradiciones mojigatas y proclive al conformismo. Parece que a nadie le importara el berenjenal, sin salida, en que estamos metidos y que solo estuviéramos esperando la llegada del viento bíblico de Macondo que nos acabe de una vez por todas.

 

Lincoln lo decía claro: Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.


Cartagena, mayo 1 de 2021