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viernes, 28 de agosto de 2020

EL POPULISMO DEL PICÓ

El mutismo del alcalde tenía preocupados a varios sectores de la ciudad y, a pesar de su salud de hierro, no faltaron quienes se imaginaron lo más obvio en estos tiempos: Que estaba enfermo, que el trajín, el estrés o los saltos acrobáticos en el cerro de San Felipe, habían mermado sus energías.

No hay duda que el discurso anti malandrín, poco a poco, ha ido perdiendo actualidad, ya deja pocos réditos en su popularidad y después de la presentación de los Libros Blancos, el desgaste y agotamiento del tema eran evidentes. Sin embargo, parece que lo tenemos de nuevo con nosotros, en búsqueda de la popularidad perdida y con un nuevo tema, como todos los de el, populista y confrontador. 

No podemos negar que, a pesar de lo populista y polarizadora, la idea de hacerle un homenaje al Pick – Up (o picó), es buena y no porque lo diga el alcalde o el IPCC. No olvidemos que otro alcalde anterior, con el apoyo de la policía, acusaron injustamente al picó de ser responsable de la violencia, el pandillismo y el microtráfico, razón que llevó a su estigmatización y algunas prohibiciones. Así que viene bien una revaloración de un símbolo de nuestra cultura popular, que ya va a cumplir mas de 80 años acompañándonos y que durante mucho tiempo ha sido el gran animador y difusor de nuestros aires populares.

El picó, que en sus inicios era prácticamente del tamaño de una radiola de sala, rápidamente debió incrementar en tamaño y potencia, a medida que las exigencias de amenizar ambientes más grandes y más concurrencia así se lo exigieron. Hoy día son verdaderos monstruos con mas de 50 parlantes bajos, medios y altos, tres o más máquinas amplificadoras y toda una estructura de bafles, andamios y parales que requieren verdaderas empresas de promoción y una gran logística para su traslado e instalación. A pesar de que hoy se les vincula prioritariamente con la música moderna urbana de la champeta, lo cierto es que los picós, a través del tiempo, han sido los encargados de difundir todos nuestros ritmos caribes.

Los picós además requieren de técnicos expertos para su manejo, consumen gran cantidad de potencia eléctrica, la cual, como ya todos sabemos, liberan en forma de potencia sonora, la que, en opinión de algunos, en ocasiones ha sido responsable de arrancar de cuajo algunos techos. Así que parecen puestas en razón las prevenciones de quienes prima facie han opinado que se debe tener cuidado con la idea de meter un picó en el teatro Adolfo Mejía.

Además de la baja capacidad del Adolfo Mejía para la gran concurrencia que se merece el picó, su misma configuración limitaría la actividad de los asistentes a la observación desde una silla. Todos sabemos que el verdadero arraigo cultural del picó, está ligado a las posibilidades de interacción social que se dan en ese ambiente, al baile, al brindis y el departir colectivamente. 

Otro elemento a darle consideración debe ser el del cambio de uso de un escenario en principio diseñado, adecuado y embellecido con elementos decorativos frágiles y delicados que pudieren ser afectados de no hacerse un manejo muy bien planeado y controlado de la logística picotera y de las actividades que se desarrollen a su alrededor. 

Por último y bien importante será el verificar la seguridad del teatro en cuanto a los sistemas eléctricos, su capacidad para los consumos que genere el picó, sus sistemas de protección para sobrecargas y los sistemas de contraincendio en caso de un cortocircuito.

Para los que no recuerden, en los últimos 250 años 22 teatros, incluyendo al Bolshói, la Opera de París, El de Londres, Chicago, Venecia, Buenos Aires, Santiago, Lima y muchos mas, han sido consumidos por el fuego, la gran mayoría debido a cortocircuitos.

Así que, mas que populismos pendejos y divisiones inútiles, lo que se necesita es organización, planificación y buenos controles. 

sábado, 22 de agosto de 2020

PANDEMIA DE VIOLENCIA

En estos tiempos aciagos, las redes sociales del mundo entero se llenan casi en su totalidad con dos noticias, cual de las dos más preocupante: La pandemia de Covid 19, sus ires y venires y los bandazos de los gobiernos para su manejo y control y la renovada y abusiva violencia policial, que algunos han llamado la cara B de la pandemia, y que por igual se reporta en casi todos los países.

El caso del asesinato de George Floyd en Estados Unidos, además de haber causado repudio mundial, parece que ha hecho visibles toda una serie de atropellos que se vienen presentando por parte de las policías de las diferentes ciudades, casi todos amparados en decretos o normas confusas y mal aplicadas, sobre reclusión y controles de bioseguridad y parece que bajo la mirada complaciente de gobiernos selectivos y represivos.

En Brasil, país de exageraciones, se reportaron en Rio de Janeiro 714 asesinatos, a manos de la policía, entre enero y mayo de este año. Todo esto a pesar de las medidas de aislamiento social, decretadas a partir de marzo. En Sao Paulo en el solo mes de abril se documentaron 119 víctimas a manos de la policía. Es decir, en plena crisis sanitaria, los asesinatos policiales se incrementaron en un 51%, síntoma inequívoco del manejo abusivo de las restricciones sanitarias por parte de la policía.

La India, Argentina, Estados Unidos y otros países dan cuenta de la nueva pandemia de violencia policial de la cual Cartagena, por supuesto, no es la excepción y la ciudadanía ya comienza a desesperarse y a poner el grito en el cielo, ante dos situaciones desbordadas y sin control por parte de nuestras autoridades policiales y administrativas: La inseguridad por robos y atracos y la violencia policial en los controles de la pandemia.

El airado reclamo del Secretario del Interior al Comandante de Policía del Distrito, a raíz de la permisividad flagrante frente a una marcha que se dio sin autorización, demuestra lo mal que estamos en esta materia y la poca gestión y coordinación que existe en todos los niveles de nuestra administración y nuestra policía. Desnuda también un hecho por demás preocupante y censurable: nuestra policía se parece cada vez más al Covid: Ataca a los más débiles y con menos defensas, mientras se arrodilla ante los que, a su parecer son fuertes e importantes.

Estamos a la espera de que alcaldía, concejo distrital, personería y defensoría del pueblo, se pronuncien frente a los cada vez más salvajes y descarados desafueros de la policía y asuman el rol protagónico y obligatorio que les asigna la Constitución en el artículo 2: “Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes …” Deben recordar que esta obligación no se agota con la simple emisión de comunicados, declaraciones altisonantes, y muchos menos  con ridículos shows mediáticos.

Ninguna norma de ningún código en Colombia ha expedido patente de corzo a autoridad alguna para apalear, maltratar, ahogar y en general masacrar a ciudadanos indefensos, cuyo único delito fue exigir el respeto de sus derechos a quienes tienen la obligación legal de hacer que estos se respeten. Desde cuando, estar en la puerta de su casa, olvidar el tapabocas o salir a hacer un mandado son delitos?

Hasta cuando, policías escondidos bajo la máscara de un casco de motociclista, van a seguir atropellando impunemente a la ciudadanía? Cuando es que van a explicarnos quienes son y cual es la función del escuadrón de encapuchados sin identficación conocido como los “cascos negros”, grupo que aterroriza a los barrios extramuros, mediante el procedimiento de azotar con un pedazo de manguera de plástico, a todo aquel que tenga la mala suerte de encontrarse con ellos?

Hace unos años, un alcalde de Barranquilla, iracundo, hizo viajar a medianoche al Director general de la Policía, para que viniera a encargarse de la situción de seguridad de la ciudad, a la zasón a la deriva, por la incompetencia del director regional. En Cartagena, con una situación más grave y una alcaldía sin ningún tipo de planes, quién podrá defendernos?

jueves, 13 de agosto de 2020

AUTORIDAD SELECTIVA

Las protestas por la reciente detención de Álvaro Uribe, como cosa rara, repercutieron en Cartagena, y de que forma. Sin querer queriendo, dejaron al descubierto otra de las monumentales falencias de nuestra administración distrital, esta vez relacionada con la falta de autoridad o, peor aun, con la autoridad selectiva, tan de moda en nuestro país, en tiempos de autoritarismos emergentes.

Eleuterio Manero, el célebre religioso español del siglo XIX, solía decir que: “La sumisión es la más recomendable virtud, para cuando no se puede mandar”. Eso exactamente fue lo que los cartageneros, aquellos que votaron por Dau y los que no votamos, vimos el pasado viernes: Un gobierno sumiso, arrodillado a un pequeño grupo, que llaman de cuatro gatos, que ejercían la autoridad, cual tiranos de oriente.

El mismo gobierno que, autoritario y vociferante, no dudó en soltarle la jauría del ESMAD y las tanquetas antimotines, a unos trabajadores que suplicaban los dejaran entrar a la zona residencial de Bocagrande, para ganarse el pan en una época de hambre y sufrimiento. Ahora lo vimos saltando en una pata, feliz y dicharachero, festejando anticipadamente el fin de la pandemia, mientras la caravana del covid 19, con banderas y vuvuzelas, avanzaba triunfante por la misma zona que solo unas semanas antes era vedada.

Este proceso de autoridad selectiva, que no es nuevo ni exclusivo de la heroica, va muy de la mano del proceso de ignorancia, falta de raciocinio y opiniones viscerales, que muestran algunos cartageneros y colombianos, ante cada hecho de la vida nacional: los hechos y las cosas no se analizan por su contenido y el análisis juicioso y estudiado de la situación, sino por procesos emotivos, inspiraciones momentáneas y creencias acomodadas.

El maestro no pudo ser mas claro: Tenemos en el mismo corazón la misma cantidad de rencor político y de olvido histórico. Un éxito resonante o una derrota deportiva pueden costarnos tantos muertos como un desastre aéreo. Por la misma causa somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la reflexión, el ímpetu sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos un amor casi irracional por la vida, pero nos matamos unos a otros por las ansias de vivir”.

Señor alcalde: El concepto de autoridad significa que los integrantes de su comunidad, asumimos la condición de subordinados suyos  de una manera informada, es decir, con el reconocimiento pleno, de que usted cuenta con mejores posibilidades de orientación que nosotros, para cumplir con las funciones. Eso necesariamente implica, decisones estudiadas y  planificadas, respeto por las instituciones, equilibrio y ponderación en cada una de sus actuaciones e igualdad de todos ante la ley. 

El folclorismo y las declaraciones cantinflescas con que se respondió a las preocupaciones de la ciudadanía, frente al anuncio y realización de una marcha, a todas luces, irresponsable, imprudente e ilegal,  muestran su poco nivel de compromiso y su desprecio por esa ciudadanía que ha soportado, el encierro, las privaciones y todo tipo de necesidades y su sumisión a ese pequeño grupo al que, inexplicablemente, le hace graciosas concesiones.

No se por qué en estos días aciagos vuelve cada vez con mayor nitidez a mi memoria, aquel hermoso poema de Elias Pompa, que nos obligaban a aprender de memoria en el Instituto Nariño y que concluía con una frase muy adecuada para describir el tamaño de nuestra tragedia: “ Estudia y no seras cuando crecido, el juguete vulgar de las pasiones, ni el esclavo servil de los tiranos”.

Y recuerde alcalde: La Autoridad selectiva, es la cuota inicial del despotismo.

lunes, 10 de agosto de 2020

NADA TE SIRVE DAU

Resulta decepcionante ver como se hunde la ciudad de Cartagena de Indias, en un pantano de desilusiones, de la mano de una persona a quien ingenuamente se le confió su dirección y quien, día a día, solo muestra los claros efectos de una personalidad conflictiva y abusiva, que a veces imita a lo que las ciencias del comportamiento describen como un patán perverso.

Esta categoría de comportamiento que, por supuesto, no me he inventado yo, está elocuentemente descrita en el Best Seller “Como Identificar a un Patán”, en el que, sin muchos misterios, encontramos las razones, a veces incomprensibles, de la forma de actuar de nuestro líder administrativo.

El “Patán Perverso” sufre un trastorno de perversión narcisista, manipuladora, que culpa a todos, que usa y abusa de ciertos privilegios, para poder controlar, dominar y someter, para sus propios deseos, intereses, necesidades y conveniencias. Es una persona mentirosa, grosera, ruda, iracunda, brusca e irrespetuosa y su principal estrategia es asustar desde las amenazas.

Albert Einstein decía que la “Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela”. Es además requisito indispensable para la vida armónica y la coexistencia pacífica de todas las sociedades y Nelson Mandela, el gran lider de la igualdad, la paz y la justicia, consideraba que: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Pareciera que a nuestro líder, no solo se le olvidó lo que aprendió en la escuela, sino también la educación.

Y no son exageraciones: a la ya conocida lista de actuaciones abusivas, ofensivas y desafortunadas, de las que ya ha tenido que retractarse, se suma el triste y deprimente espectáculo protagonizado recientemente y del que fue víctima propiciatoria de sus desafueros, el Alma Mater de los cartageneros, los bolivarenses y de muchos colombianos: La Universidad de Cartagena.  No bastaron los 193 años de  tradición como  espacio de formación de los miles de jóvenes del Caribe colombiano y como medio ideal para la formación de las nuevas generaciones que conducirían los destinos de la República, desde el siglo XIX, cuando fue fundada por el Libertador Simón Bolivar.

No le bastó el dolor y la tristeza que causaría a miles  de jóvenes y padres de familia que hoy por  hoy encuentran en nuestra alma mater, un camino, una solución y una esperanza de cambio y progreso. Era necesario para su satisfacción y la de su camarilla de azuzadores, reducirla bellácamente,  a la condición de nido ratas, en la que pretende sin razones y sin argumntos válidos, incluir a toda la institucionalidad del Estado. La Procuraduría, La Fiscalía, La Contraloría, La Rama Judicial y ahora la Universidad. Nada escapa a la campaña de ofensas, agresiones y bajezas, de este Torquemada criollo.

La comunidad académica en particular y la ciudadanía en general, estamos alarmados y contrariados, ante los atropellos y desafueros de este personaje. No tiene aceptación, no tiene ningún tipo de justificación y salen sobrando las interpretaciones amañadas, con  las que ahora se intenta hacer creer a todos,  que es que el alcalde tiene un fuero especial para ser patán y que sus ofensas y malacrianzas, deben ser aceptadas como una contribución a la lucha contra el flagelo de la corrupción, flagelo que, en en opinión de muchos, poco a poco se apodera igualmente de su gobierno. 

Iván IV, conocido como 'El Terrible' y zar de todas las Rusias, oía cómo el diablo le susurraba al oído los nombres de las víctimas que debía sacrificar. Será  que nuestro alcalde tiene su propio diablo detrás de la oreja? Quién será la próxima víctima?  




lunes, 3 de agosto de 2020

LA RAMA DE OLIVO

Esta mañana, un amigo que tiene una gran deuda con el propietario de una tienda del barrio de Crespo, se presentó ante el tendero con su cartoncito de marlboro, lleno de anotaciones de fiados viejos y nuevos y luego de mirarlo seriamente por unos segundos le mostró el cartón y sacó la mano que traía escondida en la espalda y le entregó lo que allí llevaba: una rama de olivo.

 

El olivo es, hoy por hoy, uno de los grandes símbolos de la humanidad y su universalidad es tan aceptada, que no existe religión, sociedad o partido político que no lo haya usado alguna vez. En la antigua Grecia, el olivo representaba la sabiduría, estaba consagrado a la diosa Atenea, quien lo creó dando un golpe con su lanza en el suelo. La mitología egipcia, en cambio, asegura que fue la diosa Isis, quien lo entregó a los humanos y además, les dio las claves para la extracción de su famoso aceite.

 

Este emblemático árbol, por su longevidad y resistencia es considerado símbolo de renovación y prosperidad y su aceite, portador de la bendición divina, de poderes de sanación y con grandes propiedades medicinales y curativas. Los musulmanes lo relacionan con la luz, los hebreos con lo divino y para los cristianos representa un punto importante en los momentos de oración de Jesús, antes de su captura. Por supuesto no ha faltado el avispado que dice que colocar una rama detrás de la puerta, aleja las malas vibras.

 

Ayer, en su lánguida presentación del enésimo Libro Blanco, el alcalde inopinadamente y en otro de sus exóticos bandazos administrativos, resultó ofreciendo ramas de olivo a los entes de control, explicando en forma condescendiente que “los va a dejar quietos unas semanas para que trabajen”.  Utilizó la rama de olivo al mejor estilo de los ejércitos triunfadores, que ofrecían clemencia al derrotado. Solo le faltó hacer una corona con las ramas de olivo y ceñirla sobre sus sienes a la usanza de los vencedores olímpicos.

 

No sabemos si el alcalde está para ofrecer clemencia o, por en contrario, muy humildemente debería solicitar clemencia de todas las instituciones del Estado que ha irrespetado, desobedecido, ridiculizado y, las que muy seguramente, habrán tomado atenta nota de sus desafueros y en aplicación de sus competencias, fiscales y disciplinarias, de un momento a otro le van a pedir cuentas. Creemos que el olivo debió ser ofrecido como en el pasaje bíblico del regreso de la paloma al arca de Noé: en señal y símbolo de paz, que es quizá el símbolo por excelencia de la rama de olivo.

 

No quisiéramos creer la versión ciudadana que da cuenta de que el alcalde, cansado y convencido de la imposibilidad de llevar a cabo la tarea, que sin medir sus alcances se impuso, cada día actúa consciente y premeditadamente en la dirección de ser removido del cargo por los entes de control que, de cerca vigilan sus actuaciones poco ortodoxas y a veces en contravía de los reglamentos. En estos tiempos convulsionados, será necesaria una profunda y juiciosa reflexión para definir que es lo que más le conviene a esta sufrida ciudad.

 

El tendero de Crespo, agarró la rama se plantó en la puerta y le dijo a mi amigo: El alcalde puede ofrecer todas las ramas de olivo que quiera, pero tu a mi me pagas.



https://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Diaz_Wright