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miércoles, 7 de enero de 2015

Frustraciones y Desengaños

No nos echemos mentiras, el 2014 fue un mal año para Cartagena. Cualquier balance,  superficial o profundo que hagamos, nos mostrará los mismos resultados:  En el 2014 los cartageneros solo recibimos frustraciones, desengaños, malas noticias y terminamos con la triste certidumbre, de habernos equivocado, una vez más, al elegir el equipo de gobierno de la ciudad.

Más allá de la virtualidad del Facebook, en la que a todos nos fue bien, lo cierto es que la realidad de la ciudad es de desesperanza e incertidumbre: El proyecto de Transcaribe, que es quizá una de las mayores expectativas de la ciudad, en cuanto a solución de problemas estructurales, no se concluyó y, a pesar de los anuncios falaces y las millonarias inyecciones de dinero, lo cierto es que no se sabe si algún día terminará. Es más, no se sabe si al terminar servirá para algo, ya que no se nos puede olvidar, que fue planeado y desarrollado con información de hace 12 años.

Ni que decir de la otra y esperada solución al gran problema de movilidad por la zona norte. Un sencillo desarrollo para interconectar la vía al mar con la Avenida Santander, a través de 1600 metros de carretera asfaltada, se convirtió en el mayor desastre de ingeniería, ambiental y social que haya padecido la ciudad en su historia. Un túnel inútil y mal hecho, unido a una monstruosa y antiestética loma, construida de espaldas a la normatividad ambiental y en contra del rechazo ciudadano, fueron la demostración palpable de lo mal que estamos en cuanto a la realización de proyectos para la ciudad. Para colmo de males, medios, gremios, dirigencia política y hasta algunos sectores de la “contratería” privada, se unieron al coro de aplausos oficiales que apoyó esta barbaridad. Solo un mínimo sector del Concejo Distrital y la Sociedad de Ingenieros y Arquitectos de Bolívar, mostraron su rechazo ante esta arbitrariedad. La historia se encargará de poner cada cosa en su lugar.

El proyecto de traslado del mercado de Bazurto, padeció igualmente del mismo mal: falta de una planificación estructurada con  visión  largoplacista  y voluntad de solución  real y definitiva. Ya van  tres años de reuniones, estudios, diagnósticos y discusiones bizantinas, donde lo más importante ha sido es y será, la definición de cómo se reparten las sabrosas canonjías y sinecuras, que se han venido ordeñando del presupuesto asignado, sin que por el momento, y luego de la reciente defenestración del director del proyecto, se pueda vislumbrar luz al final del túnel.

Pero mas allá de la ineficiencia y la falta de liderazgo, de la paquidermia para realizar obritas pendejas y tapar huequitos, disponiendo de presupuestos y autorizaciones multimillonarias, lo que realmente decepciona al pueblo es el talante repelente, prepotente y arrogante de la administración. Es el creer que todo lo que se le ocurre es un prodigio y que el pueblo cartagenero es una horda de ignorantes  a quienes solo hay que aplicarles un “meimportaunculismo” sistemático y agresivo. Es el “eso va por que va”, es la foto en las escuelas, la placa para los invasores, el cambio del escudo, el retorno al circo medieval de las corridas y al aniquilamiento de caballos en las calles. Es eso lo que hace que no lo quieran Alcalde, a pesar de las encuestas amañadas.


El viejo paradigma que definía  un sector privado eficaz, transparente y estratégico y un sector público, ineficiente, clientelista y corrupto, está en entredicho.  Se necesitarán mas que encuestas estrafalarias, para que el pueblo cartagenero se convenza de que,  al menos en esta ocasión, no botó el voto. Como decía Churchill: “solo creo en las encuestas que yo  manipulo”.

@rododiazw