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sábado, 26 de diciembre de 2020

REFLEXIONES DE NAVIDAD

Hace ya casi 20 años, por una rara alineación de astros y otras coincidencias estrafalarias, fui nombrado alcalde de la ciudad de Cartagena de Indias, algo que, tengo que admitir, nunca se me había pasado por la cabeza y para lo que, en principio, nunca me había preparado. 

 

Menos mal que era por poco tiempo, era fin de año, no había ni un centavo en tesorería y rápidamente me di cuenta que, si acaso, me tocaría organizar el tema de las festividades, el alumbrado navideño, la seguridad y la bienvenida y estadía de la gran cantidad de turistas de la temporada. Como quien dice: “hacer el show”. Venía de trabajar en una de las grandes empresas del país, que maneja presupuestos, inversiones, proyectos y nóminas, varias veces mas grandes que los de Cartagena, así que muy pronto me sentí en ambiente y asumí sin misterios el compromiso.

 

Todo iba bien hasta que se me ocurrió convocar a un consejo de seguridad, para planear todo lo concerniente a la seguridad de la ciudad, durante las festividades y temporada de fin de año. Recibí un magnífico apoyo del gabinete y de todas las entidades convocadas, con la sola excepción del comandante de la policía, quien no asistió y en su reemplazo envió a lo que ellos llaman un segundo. En realidad, era un subcomandante o algo así, muy propositivo, entusiasta y colaborador, que, rápidamente comprendió que era mi primer consejo de seguridad y con mucha competencia, nos llevó de la mano por los vericuetos de los planes, la estrategia y la jeringonza militar.

 

No había pasado media hora después de terminado el concejo, cuando la puerta del despacho se abrió de par en par e irrumpió un policía sudado, colorado y acezante. Detrás venía la secretaria, quien había intentado infructuosamente detenerlo en su atropellada carrera. El militar, un andino bajito y rollizo, que vestía un uniforme demasiado pequeño para su talla, se paró en el despacho, con una pose de Rambo criollo y haciendo un esfuerzo teatral, impostó una voz estentórea y robótica: gritó su molestia por las decisiones tomadas en un consejo en que el no estaba, nos hizo saber sobre nuestras funciones y las de el, completó las lecciones sobre estrategia, dio un portazo y se marchó por donde vino.

 

Ese mismo día, en compañía del secretario del Interior, enviamos una carta al Director General de la Policía de la época, informándole sobre las trapisondas de su pupilo, muy especialmente la de faltar a su deber constitucional de comandante, al no asistir a los consejos de gobierno. No se si por la carta o porque se le cumplió el período, pero muy pronto lo enviaron hacia tierras mas frías, donde le descubrieron otras travesuras que fueron más que suficientes para que algunos fiscales y otros jueces, que no le comieron del cuento, le pusieron fin a su fugaz y azarosa vida militar. Por mi parte, continué trabajando toda mi corta designación, con el subcomandante, que era muy bueno y el apoyo de un coronel de infantería, que también se puso las botas por la ciudad.

 

Recordamos esta experiencia hace unos días, cuando vimos a un agente de policía golpear y encañonar a un turista que se identificaba pacíficamente. El vergonzoso y deprimente episodio, que fue grabado y dio la vuelta al mundo, vuelve a poner sobre el tapete, el debate sobre la violencia policial como una deficiencia estructural persistente de nuestro sistema, lo cual se corrobora cada vez que, como en este caso, los comandantes y jefes supremos, asumen una posición alcahueta y encubridora, al justificar con tecnicismos y enredalapitas cantinflescos, las flagrantes violaciones a los Derechos Humanos, por parte de su personal.

 

Alguien mencionó de paso, que la agresividad policial es notoria y exacerbada, cuando se trata de gente morena, que lleva ropas y peinados exóticos y uno que otro tatuaje y trajo a colación lo ocurrido hace varios años a Armando Páez, el popular Dragón Rojo del famoso grupo reguetonero Dragón y Caballero, quien fue interceptado y bajado del campero descapotado, en el que su productor lo llevaba del aeropuerto hacia un hotel de la zona turística. El carismático cantante con gran tristeza les dijo a sus verdugos: “estoy seguro que hacen esto solamente porque soy negro”. Grave y delicada acusación que, de ser cierta, debe ser motivo de profunda reflexión y serios propósitos de enmienda, sobre todo ahora que los tiempos son propicios. 

 

Otros contertulios, simplemente afirmaron que la ciudad está emponzoñada de odio y maltrato y que no hay que buscar mucho, ya que el mal ejemplo cunde y viene directamente del palacio de la Aduana, en el que el año ha sido prolífico en madrazos, groserías y malacrianzas. En fin, como dijo el rebelde sin causa James Dean: “No podemos cambiar la dirección del viento, pero sí ajustar las velas para llegar a nuestro destino”.

 

Esta columna volverá a publicarse el 3 de enero de 2021, día en que se darán detalles finales para la inscripción del cómité de revocatoria, el 4 de enero de 2021. Felicidades en Navidad y Año Nuevo.


https://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Diaz_Wright 

 

 

 

 

domingo, 20 de diciembre de 2020

FALACIAS Y ARGUMENTOS

Hay varios razonamientos que comienzan a hacer carrera en nuestro medio. Los proponemos a cada momento y en cada circunstancia y de tanto porfiar y repetirlos, casi que se están volviendo un buen argumento, que se enuncia con sabiduría, conocimiento y erudición. 

 

Aunque probablemente estos razonamientos siempre han existido en el imaginario colectivo, es en boca de la dirigencia pública y privada donde se revisten de autoridad y terminan convertidos en verdaderas falacias argumentativas, generalizaciones indebidas, que ocultan su propia mala intención. 

 

Una de esas argumentaciones es la que establece que, si usted no está de acuerdo con el gobierno de turno, no puede opinar en contra de sus decisiones, so pena de ser acusado por lo menos, de perseguidor del gobierno y malandrín. Hay escenarios en los que incluso usted puede ser estigmatizado como terrorista y Castro Chavista. Esta tesis, de la cual es un gran cultor nuestro alcalde, profundiza los señalamientos, si usted ha tenido la mala suerte de, en otra época, haber prestado sus servicios en otro gobierno. En ese caso, sin pruebas, sin elementos de juicio, sin procesos ni condenas, usted además será responsable de todos los males que aquejan a nuestra ciudad.

 

Otro argumento pueril que se escucha sin cesar por estos días, es realmente tonto, y establece que los que hoy cuestionan, no deben hacerlo porque en el pasado no lo hicieron. Eso equivale a algo así como: deja que yo también haga lo que hicieron los otros. ¿No veo por qué me la vas a montar a mi, si a los anteriores no les dijiste nada? Aquí hay varias reflexiones. Primero: no es cierto que en el pasado no se haya hecho nada. De hecho, en los últimos 25 años, siete alcaldes han recibido fuertes sanciones, y al menos 4 debieron abandonar el cargo. De otro lado, es apenas elemental que tu denuncies lo que ocurre en tu época. La sociedad del pasado, con o sin razón, tomó sus decisiones, con o sin pruebas hizo sus denuncias y los procesos tuvieron su propia dinámica. No existe razón válida para culpar a esta sociedad del presente, de situaciones del pasado.

 

Pero el más grave y descabellado de todos los juicios de valor, que por estos días forman parte de la agenda polarizadora, es el que considera que todas las instituciones del Estado, son nidos de ratas, cuevas de Rolando, en donde miles de funcionarios se la pasan echando cabeza, a ver como le hacen daño al gobierno de Cartagena. Digamos, en gracia de discusión, que es posible, que efectivamente en organizaciones de seres humanos, manejadas por humanos, se presenten situaciones materia de investigación y de censura. Esas cosas caen dentro de lo posible. Pero de ahí a que todo el aparato público, jurídico, legislativo, de control y asesor del Estado, esté conspirando contra una persona en especial, hay un trecho muy grande y mucha prepotencia de quien se cree el ombligo del universo. 

 

Es decepcionante que haya personas con conocimiento de lo público o en posiciones importantes en lo privado, que estén apoyando estas posturas absurdas y contribuyendo a crear un ambiente enrarecido, en donde cunde el mal ejemplo del irrespeto y desobediencia a las instituciones, soporte de nuestra democracia y de la legalidad del Estado. Ni que decir del maltrato generalizado e infundado hacia cualquiera que se atreva a llamar la atención sobre el manejo errático, descontrolado e ineficaz de la ciudad.

 

No habían pasado diez minutos desde que el Concejo Distrital decretara la moción de censura contra el Secretario de Planeación, cuando desde todos los ángulos y sectores comenzaran a llover los fuegos apocalípticos y el bombardeo de insultos, ofensas y todo tipo de imprecaciones. Casi nadie se tomó el trabajo de leer las más de 10 causales constitucionales y legales analizadas y que obligan a los Concejos a tomar estas medidas cuando se encuentra su procedencia. Se trata tan solo de seguir la corriente de moda y esta es: Insultar, ofender, desobedecer, irrespetar.

 

La figura de la censura, al igual que la revocatoria, existen, son constitucionales y legales y cuando toca aplicarlas se deben aplicar. Ese mero hecho, no da derechos a irrespetar a una institución que, gústenos o no, es la representación democrática del pueblo. 

 

Si hay algo claro es que a nuestro alcalde nadie lo persigue: el se persigue a si mismo. A nuestro alcalde nadie quiere hacerle daño: el se hace daño a si mismo. El no necesita de enemigos, pues el es su propio enemigo. 

 

El moralista y escritor francés Jean de la Bruyère solia decir que: “Para algunas personas, hablar y ofender es lo mismo.”


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domingo, 13 de diciembre de 2020

LA SEGUNDA OLA

Pareciera que el Covid 19, no solo vino para quedarse, sino que todos los aspavientos, corre corres, decretos y medidas tomadas en los afanes de las primeras horas, de poco sirvieron, y muy al contrario hoy, cuando ya no nos causa ninguna impresión, y cuando, con displicencia, emitimos decretos ambiguos y de ocasión, es cuando realmente el bicho ha decidido sentar sus reales en La Heroica.

 

Lo que hoy con tanta naturalidad llamamos rebrote, no es más que la aceptación tácita de que de nada sirvieron nuestras medidas de contención y de control del contagio masivo. Que no dimos en el clavo, y que, desesperados ante las dificultades de todo tipo, generadas por la pandemia y las medidas tomadas, terminamos finalmente perdiendo el control y cediendo ante la tragedia de unos, los reclamos de otros y las órdenes de los jefes supremos. Lo que con tantos sacrificios habíamos logrado, parece que se perdió, ante el apresuramiento y falta de planificación de la suspensión de medidas y de la reapertura.

 

Aunque ya hemos perdido la capacidad de asombro, tenemos que admitir que  fue impactante y pavoroso para todos,  ver a toda la ciudad y el país colapsados por la pandemia. También fue importante y, de alguna manera efectivo, el sacrificio y disciplina con los que, entre todos, conseguimos reducir el contagio comunitario en los primeros   cuatro meses. La economía sufrió, la población padeció, pero el virus prácticamente quedó reducido a pocos casos,  al menos por una o dos semanas.

 

Séneca dijo que: “ No hay viento favorable para un barco sin capitán y sin rumbo”. Y eso es, lo que en un análisis retrospectivo, parece que ha sido el manejo de la gran crisis: Un confinamiento a cal y canto en el que se dejó a empleados, comerciantes, empresarios y hasta algunos industriales a su suerte, ya que los cacareados auxilios estatales o llegaron mal, o nunca llegaron. El resultado de cientos de miles de empleos perdidos, miles de negocios y empresas quebradas y cerrados, no puede ser más indicativo del desastre. Todo lo anterior, unido a un   sistema de salud precario, mal administrado e insuficiente, llevaron a la desesperación y a que fuera el propio pueblo, quien rompiera las medidas y saliera a rebuscarse la supervivencia.

 

Una emergencia manejada a punta de decretos, programas de televisión y propaganda en las redes, no podía concluir bien y los resultados comienzan a verse y de que forma. La advertencia de reabrir la economía y retomar las actividades diarias en forma planificada, estudiada y con grandes precauciones, se convirtió en un sálvese quien pueda y, apenas cuatro meses después de que se empezara a reabrir todo, las tasas de contagio son superiores a la primera ola, y las muertes  cada vez más numerosas. Como quiera que en esta ocasión a nadie le ha preocupado y practicamente, no se está haciendo nada, no se nos haga raro que esto pique y se extienda con consecuencia verdaderamente impredecibles.

 

Hoy cuando todos tenemos la sensación de andar caminando en un campo minado, en el que en cualquier momento vamos a pisar la fatal mina que nos destrozará, y cuando vemos que a diario dos o tres conocidos o amigos se van, sin el consuelo de despedirse y de la solidaridad propia de nuestras tradiciones, solo nos queda encomendarnos a los Dioses, e imaginarnos  pintando las  puertas de nuestras casas con  la cruz de sangre del cordero bíblico, que impida que el ángel de la muerte nos visite.

 

Hoy cuando ya a nadie le preocupan los contagiados y los muertos, y estos se han multiplicado por cuatro y cuando la llegada de la vacuna a nuestro país, es todavía una ficción, solo nos queda el consuelo de andar con un frasquito de alcohol en el bolsillo y el tapabocas colgado de una de las orejas, únicos elementos que finalmente terminaron siendo el gran aporte visible, para el control de la plaga. 

 

Y como dice Juan: mientras tanto nuestros gobernantes siguen cometiendo torpezas, sin capacidad de reacción y representando el reality de su mediocridad.

 

PD: El Plan Revocatoria del mandato del alcalde sigue avanzando a buen ritmo, ganando cada día más adeptos y vinculando líderes de todos los sectores. ¡Muy Bien!

 

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domingo, 6 de diciembre de 2020

SEMANA DE CERTEZAS

Si por un momento nos dedicáramos a observar con detenimiento, el diario acontecer de la Heroica, muy pronto nos daríamos cuenta que esta semana que termina ha sido especialmente difícil, llena de no muy buenos presagios y aclaradora, en cuanto a lo que se creía y a lo que en realidad viene sucediendo.

 

Para empezar, hay que anotar el aumento significativo de los casos de Covid en la ciudad. En los últimos días, es evidente el incremento de contagiados, de muertes y de utilización de centros de atención y unidades de cuidados intensivos. Esto ocurre cuando ya prácticamente habían sido eliminadas todas las restricciones y la ciudad lucía su tradicional aspecto enredado, cosmopolita y festivo. Una buena idea sería reforzar nuestro propio cuidado, mientras se esperan medidas de tipo general, tal como viene ocurriendo en otros países donde el rebrote ha sido particularmente fuerte.

 

Otro aspecto a destacar ha sido el importante incremento de columnas de opinión de expertos, y programas de diversa índole en los medios y redes, analizando desde diferentes ángulos, elementos importantes de la situación de la ciudad. Poco a poco, los debates han ido pasando del terreno del chisme, las consejas y el comentario de esquina, hacia la revisión más estructurada, desde lo técnico y lo académico, lo que indudablemente les ha dado altura y contenido, dos elementos que indiscutiblemente vienen proporcionando cada vez más, una mayor claridad a la ciudadanía sobre el real y urgente estado de las cosas.

 

Una situación que viene llamando la atención es la casi total desaparición del gabinete de inicio del gobierno distrital. No es un secreto que, normalmente, este gabinete de arranque es el de más impacto, porque deja ver la estrategia técnica y el tipo de ajedrez con que enfrentará el alcalde el reto que asumió. Son personas con excelentes hojas de vida, seleccionadas con mucho rigor, y de las que mucho se espera, teniendo en cuenta sus competencias y la motivación por tan alta distinción. El nuestro ha pasado sin pena ni gloria, ha desaparecido en medio de agudas contradicciones y, parece que el alcalde hubiera terminado de asumir las  funciones de los desaparecidos, porque de sus reemplazos casi ni se habla.

 

La inestabilidad de un gabinete pronto se nota en la gestión y, es solo cuestión de tiempo, que esto sea señalado fehacientemente por las mediciones de las variables, operativas, sociales o financieras. Refiriéndonos específicamente al tema de la ejecución presupuestal, los completos estudios de, quizá los mejores economistas locales, muy rápidamente señalaron las deficiencias, que solo habían sido mostradas sucintamente por la comisión presidencial que nos visitó a raíz de las inundaciones.

 

Quizá una de las primeras triquiñuelas que nos enseñan los profesores de estadística, es la conocida como la Falacia de los Promedios y que, en forma sencilla, se enuncia de la siguiente manera: “si una persona se come dos panes y la otra no se come ninguno, en promedio se comieron un pan cada uno”. Esta fue la falacia en la que incurrió nuestro alcalde, quien, cándidamente, salió a decir que la ciudad tenía en promedio realizaciones similares a otras ciudades del país.

 

Muy rápidamente le salieron al paso expertos y profanos para señalarle que, lamentablemente, nuestro promedio era el resultado de abundantes gastos de funcionamiento en unas secretarías, y casi nada o nada, en otras. Por un lado, un gran número de OPS`s, que contrasta con su desgastado discurso anticorrupción y anti OPS, y, por otro lado, una nula inversión en las necesidades más sentidas de la ciudad. Esa y no otra, es la explicación de nuestro estado de postración.

 

La semana concluyó con la visita y rueda de prensa del Procurador general de la Nación, en la que, en forma clara y contundente, hizo un análisis de la crítica situación de nuestro gobierno local y de nuestra ciudad. Como decía el coronel: “Ya no solo nos estamos muriendo de hambre, sino que todo el mundo lo sabe.” La situación de Cartagena es la noticia nacional y el Procurador fue claro y contundente a la hora de señalar el oscuro panorama que le espera a la ciudad y las posibles consecuencias del actuar de nuestro gobierno.

 

Cuando todos esperábamos que el alcalde, rodeado de lo mejor de su equipo, defendiera su gestión de lo dicho por el procurador, este prácticamente le dio la razón, al recaer en su acostumbrado y monotemático discurso: solo se trata de persecución de los viudos del poder. Amanecerá y veremos.

 

¿Será cierto que, mientras los torpes están seguros de todo, los hábiles están llenos de dudas?

 

P.D. Más allá de controversias: Diego, genio eterno e inolvidable. Paz en su tumba.


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sábado, 28 de noviembre de 2020

LA URGENCIA DEL CAMBIO

En medio de las preocupaciones causadas por los efectos de los aguaceros atravesados de todos los noviembres, pasó casi inadvertida la nueva crisis en el gabinete distrital, cuando, sin muchas explicaciones, se conoció a través de las redes, que el Secretario de Hacienda había renunciado o no continuaba más al frente de este despacho.

 

Debió extrañarnos esta situación, toda vez que este funcionario había sido seleccionado dentro del cacareado y exhaustivo proceso meritocrático, de comienzos de gobierno y, es un hecho reconocido por toda la comunidad académica, que se trata de un individuo cabal, y con grandes méritos o pergaminos, como dice nuestro amigo. Economista con maestría, doctorado y una larga hoja de vida y trayectoria, educando a los profesionales del futuro de nuestra ciudad. No se entiende entonces la súbita salida del funcionario, a no ser que se trate de otra de las, cada vez más normales trastadas, que ocurren por estos días en el Palacio de la Aduana.

 

Casi sin querer queriendo nos enteramos, que todo inició con la venida del presidente de la república, quien, ante los gritos de socorro de la ciudadanía y, la poca o nula gestión del distrito frente al recurrente fenómeno tropical, se presentó ante las puertas de la ciudad con su equipo y asumió el control y las gestiones pertinentes. Todo marchaba a pedir de boca, hasta cuando uno de los encopetados andinos pidió que le mostraran la ejecución presupuestal del año. Ahí fue Troya.

 

Cuando todos esperaban ver una altísima inversión, teniendo en cuenta que los 1.2 billones que antes se robaban, este año estaban en buenas manos, resultó que no había tales inversiones y muy al contrario, estas eran tan bajas estando ya en el mes 11 del año, que no pasaban del 70%. Una rápida mirada a los cuadros correspondientes, dejó ver que había dependencias con realizaciones cercanas al 0%, mientras que las demás solo acumulaban gastos de funcionamiento, representados en contratación de personal por órdenes de prestación de servicios.

 

Parece que ante los cuestionamientos de los cachacales, el alcalde se desmontó por las orejas, entró en cólera como es normal en el, y se desquitó con el secretario de hacienda, cuya continuidad en el cargo quedó inmediatamente en entredicho. Nadie comprende como se le piden cuentas de inversiones a un funcionario cuya responsabilidad no es precisamente la de realizar las inversiones. Tampoco se comprende como se responsabiliza a otros funcionarios, cuando es bien sabido que, desde el mismo comienzo, el alcalde les retiró las autorizaciones de gastos e inversiones a casi todas las dependencias y las concentró en una sola. 

 

Ahora quizá comiencen a comprender algunas personas porque la ciudad presenta tal estado de postración, por falta de las inversiones mínimas necesarias para resolver problemas urgentes. Ahora quizá comprendan por qué los efectos del fuerte invierno, se vieron agravados, al no haberse realizado la limpieza anual de imbornales, alcantarillas y canales. Ahora quizá comprenderán por qué varios funcionarios de carrera, con gran experiencia, abandonaron rápidamente el barco, al comprobar que su gestión era improductiva, si no se hacían las inversiones urgentes que requería la ciudad.

 

Una ciudad no se gobierna con malas crianzas ni con disputas virtuales en redes, y mucho menos con concursos de simpatía, donde el ganador será el que logre mas likes. Una ciudad no se gobierna con gritos e insultos. Muy al contrario, se gobierna propiciando un clima laboral productivo, donde los funcionarios encuentren realizaciones personales y profesionales, buenos planes, buenos programas y proyectos y con un preciso control de las variables clave, donde inversiones, gastos, indicadores, calidad y excelencia, son el vocabulario del día a día. 

 

Es lamentable que poco a poco, y por diversas razones, el otrora gabinete de lujo esté prácticamente a punto de desaparecer. Unos cuestionados, otros cansados del maltrato y los demás desilusionados. Lo cierto es que, ya son más de 10 los que han partido y que  se han  reemplazado silenciosamente o por personajes venidos de otras regiones a quienes si acaso se les conoce el patrocinador.

 

Es igualmente lamentable que en estos momentos ya estén llegando personajes de la capital de la república, comisionados directamente por la presidencia a encargarse de tratar de emparapetar la cosa. Como dicen por ahí: esto si es el apaga y vamos. 

 

Esto es lo que hace tan obligatorio el iniciar a la mayor brevedad, las acciones necesarias para un cambio de fondo. Como dicen que decía el maestro Einstein: Si siempre haces lo mismo, lo más seguro es que nunca obtengas nada nuevo.


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sábado, 21 de noviembre de 2020

TORMENTAS NOVEMBRINAS

Rayos y centellas cayeron sobre la ciudad de Cartagena, en la semana que termina y no precisamente debido a los coletazos de las tormentas, que todos los años por estos tiempos nos visitan y que de paso desnudan la ineficacia de nuestros sistemas de drenajes, de nuestros servicios públicos y de nuestra incapacidad histórica para acometer los proyectos de “raca mandaca” que necesita la ciudad.

 

Estamos tan acostumbrados a que nunca se haga nada y al aplazamiento eterno, que ahora no solamente nos quedamos felices viendo como la inundación acaba con todo, sino que, además, nos volvimos expertos en justificar lo injustificable y en encontrarle razones al abandono, la inoperancia y la desidia,  y sentados y sonrientes, vemos como el comején de la ruina acaba con lo poquito que queda, mientras los vecinos inauguran resplandecientes y colosales obras para el desarrollo. Como dice Robin Sharma: “no podemos segur siendo audaces en las intenciones e insignificantes en las acciones”

 

Pero bueno, los rayos y centellas cayeron fue cuando alguien propuso hacer algo diferente. Cuando alguien dijo: ya está bueno, porque no utilizamos las herramientas que nos da la democracia, la constitución y la ley, para cuando encontramos que nos equivocamos y elegimos a la persona inadecuada y de la que no podemos esperar nada diferente, a una falta estructural de competencias, una gran vocación para el caos administrativo y un talento innato, para sembrar el odio, generar división y profundizar los resentimientos.

 

Tengo que admitir que me sorprendió mucho, la cantidad de conciudadanos que de inmediato se pronunciaron seria y honestamente, sobre la urgencia de acoger las alternativas que nos brinda la ley, para iniciar un cambio efectivo y definitivo. Líderes de todos los sectores de la ciudad, se apresuraron a ponerse a disposición de la propuesta y rápidamente los WhatsApp, las páginas, las redes, los columnistas y los medios locales y nacionales convirtieron una sencilla propuesta de un blog desconocido de provincia, en noticia de todo el país. 

 

Obviamente, no podían faltar los rayos y centellas de los defensores del statu quo, de la continuidad, del deje así, del no se meta en lo que no le importa, o peor aun, defensores de la ineficacia, de la mediocridad y de lo indebido. Las gavillas de las bodegas arrancaron con lo mejor de su repertorio florido, en el que la columna vertebral la integran tres conceptos sospechosos y equívocos: Todos somos malandrines, todos estamos viudos de poder y todos estamos contra el gobierno, porque no nos han dado una OPS. Generalizaciones infundadas y pueriles, que solo muestran a las claras, el terror que les produce la sola posibilidad de quedarse sin poder y sin OPS.

 

Escuchamos también opiniones bien estructuradas, puntos de vista filosóficos y sesudos, que ayudan a aclarar el panorama y le dan un buen aporte conceptual al debate. Por último y, lógicamente no podían faltar, aparecieron los oportunistas de todos los pelambres, cubriendo con flores el borde del abismo, para que sigamos caminando tranquilamente y nos despeñemos una y otra vez, en el precipicio de sus mentiras. Camaleones con un color para cada ocasión, pontifican sobre lo divino y lo humano y pretenden, ingenuamente, que no tenemos memoria y que sus manipulaciones los volverán a colocar en la línea de partida, donde realizarán lo que mejor saben hacer: pescar en rio revuelto. Fungen de tibios y conciliadores y duermen con un ojo, mientras con el otro buscan a quien ofrecerle sus amores a la espera del anhelado guiño.

 

Parafraseando al expresidente Obama, el actual alcalde nunca ha mostrado un verdadero interés por asumir su cargo con seriedad, su compromiso histórico con la ciudadanía, con las instituciones, con la democracia y con las responsabilidades puestas a su cuidado. Nunca ha usado el inmenso poder que le conferimos para trabajar por la ciudad, simplemente porque no puede. Para el su cargo no es más que un reality show, donde mostrar su personalidad histriónica. Es por esto y nada más, que proponemos la reflexión profunda y la necesidad urgente del cambio.

 

No hay que olvidar que la crisálida que se resiste a cambiar, nunca sabrá lo bueno que es volar.

 

P.D. Preocupante la situación que atraviesa la ciudad, a consecuencia de inundaciones producidas por una combinación de fenómenos naturales y humanos. La solidaridad y ayuda a los damnificados debe ser la máxima prioridad en este momento.


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domingo, 15 de noviembre de 2020

CARTAGENA CORRIGE

La democracia norteamericana, una de las más viejas del mundo moderno, está de fiesta, riéndose y burlándose entre dientes del mono Trump, quien, con el gallinazo de la derrota, encaramado en su hombro, no entiende como ciudadanos comunes y corrientes se le enfrentaron, armados tan solo de voluntad y deseos de corregir lo que consideraron fue una pésima decisión en su momento.

 

De nada le valió su poder político ni económico, para parar la hecatombe que se le venía encima y, voto a voto, condado a condado, el pueblo le reafirmó que se cansó de sus arrebatos, de su prepotencia, del discurso disociador y excluyente de un hombre con talento para el odio, que  es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de otras personas y que usa la mentira para apuntalar su odio y su despotismo hacia quienes, en su narcisismo, considera inferiores: "la abrumadora cantidad de crímenes violentos en nuestras principales ciudades es obra de negros e hispanos", decía engreido y altivo, poniendo la misma boca de pato  que ponían las jóvenes al tomarse una selfie.

 

Los propios medios de comunicación de ese país, le dieron un verdadero golpe de autoridad y, en una decisión controversial pero histórica y definitiva, le cerraron sus micrófonos, cuando pretendía incendiar el país, convocando a la desobediencia y el caos, utilizando la calumnia y la mentira en favor de sus  pretensiones y caprichos. 

 

Buen ejemplo el de los norteamericanos, que deberíamos seguir quienes, en otras regiones del mundo, como la Heroica, nos descachamos eligiendo personajes que, a pesar del apoyo y la paciencia de la ciudadanía, finalmente salieron con nada, no tienen los “pergaminos”, incompetentes, sin planes ni programas y con una catadura atrabiliaria y pendenciera, que dista mucho de lo que  debe ser y parecer un verdadero alcalde.

 

En mi más reciente columna, aclaraba que, afortunadamente nuestra democracia, permite corregir estos errores electorales, al menos para mandatarios locales, tales como alcaldes y gobernadores, antes de que las cosas empeoren o el daño sea irreparable. La reacción no se hizo esperar y muchos amigos, preocupados por nuestro futuro, me han pedido, no solo que explique en que consiste el proceso, sino que lidere y tramite la revocatoria del actual burgomaestre de Cartagena, ante las autoridades correspondientes.

 

Quiero informarle a todos, que gustosamente acepto su petición y que a partir de hoy iniciamos la conformación del comité de la revocatoria, que se llamará CARTAGENA CORRIGE y para el cual ya se han vinculado un importante grupo de amigos de la ciudad. De paso les explico que la revocatoria  del mandato es un derecho político, contenido en la Ley 134 de 1994, por medio de la cual los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde, cuando exista insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario, o se presente incumplimiento del Programa de Gobierno.

 

Es claro que en el actual caso, no solo no se ha cumplido el presunto Programa de Gobierno, en cuanto a acabar con la corrupción y la pobreza, sino que además, hay insatisfación por la desastrosa labor del alcalde, en los aspectos de gestión, planeación y ejecución del Plan de Desarrollo, y por el lamentable estado en que se encuentra la ciudad: inseguridad, insalubridad, descontrol en todos los sectores, inundaciones, la malla vial destruida, bloqueos y protestas, todo enmarcado en un comportamiento y unas acciones grotescas, indecorosas y muy  alejadas de lo que se esperaría de la primera autoridad de la ciudad.

 

La cereza que le faltaba al postre, se la puso el mismo alcalde, en reciente presentación pública en la que afirmó, en forma abusiva e insultante, que los profesionales cartageneros no reunen las condiciones, ni tienen los pergaminos, para asumir cargos de responsabilidad en la administración. Que para los cartageneros están disponibles solo los cargos de obrero.

Muy seguramente estos altos cargos, estarán reservados para las estrellas recomendadas de las familias Araujo o Char, quienes parece son siempre bienvenidos. 

 

Le informamos alcalde, que a partir de hoy, para nosotros será un  honor,  trabajar como obreros, sin descanso ni dominicales, en los trámites que nos lleven finalmente a lograr la revocatoria de su mandato y que lo devuelvan a su trabajo de buitre gringo con pergaminos, de donde nunca debió salir.

 

El 2 de enero de 2021, inscribiremos el comité, ante la registraduría, e iniciaremos la recolección de las 34100 firmas. El Dalai Lama siempre la ha tenido clara: “Cuando te das cuenta de que has cometido un error, toma medidas inmediatas para corregirlo”.


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martes, 3 de noviembre de 2020

LA FIESTA DE LA MEDIOCRIDAD


Poco a poco los cartageneros nos hundimos irremediablemente en el océano del desencanto. Las telarañas de nuestra memoria son cada vez más densas y las cucarachas del olvido han reducido a escombros, los recuerdos de nuestras glorias pasadas. La mediocridad es nuestro símbolo distintivo y, cada vez cobra más vigencia, la frase lapidaria del padre Pierre Augustin Caron de Beaumarchais: “Con ser mediocre y saber arrastrarte llegas a cualquier parte”.

 

Hace apenas unos días, nuestro principal periódico local, festejaba con bombos y platillos el triunfo de la improvisación y el oportunismo. En primera plana y con una inocultable alegría, el panfleto dibujaba el tamaño de nuestras desgracias: El alcalde, quien pensó inicialmente que no aguantaba ni un mes en su cargo, acababa de completar nueve largos y conflitivos meses, sin ser echado. Imagínense tremendo triunfo.

 

Hasta donde hemos penetrado, en ese camino miserable de la falta de vergüenza, de la nula capacidad de sindéresis, del desprestigio y del poco respeto por una ciudadanía ingenua y escaldada, por su infortunio histórico y recurrente. El alcalde, con cara de novio feliz, aparecía contento y sonriente, cual boxeador que acaba de finalizar el combate, apaleado pero dichoso de haber resistido los doce asaltos.  Pero, si sentimos pena ajena por nuestro alcalde, mucho más grande fue el desconcierto, ante el descache de nuestro otrora serio y responsable periódico. Que eso sea lo único a destacar, después de nueve meses de diatribas, retractaciones, borrones y embarradas, es una clara muestra de lo mal que andamos.

 

Queda claro entonces, que en los planes del candidato Dau, no estaba el ganar la alcaldía de Cartagena y mucho menos ejercer ese complejo cargo, el cual, ni en el más remoto de sus pensamientos, estaba preparado para desempeñar. Casi todos recordamos que apareció de la noche a la mañana, con su cartapacio de cuentos y chismes de palito de caucho, anunciando denuncias y castigos, hablando de todos y contra todos, sabiendo que este es un electorado, en su mayoría,  cuasi ignorante, sugestionable y proclive a apoyar propuestas escandalosas, de poco contenido programático, pero respaldadas por charlatanes y vocingleros profesionales.

 

Le sonó la flauta y, muy rapidamente, demostró que era un “metemonos”, que después de matar al tigre le tenía miedo al cuero, que no sabía “por donde iba tabla”, y que, como el mismo festeja hoy día, creía que no iba a durar ni un mes.  Eso no lo pensaban sus enemigos, como hoy anuncia sin ruborizarse. Eso lo pensaba el, ante la certeza de su incapacidad para asumir una responsabilidad que le cayó de chiripas, que nunca imaginó que tendría que enfrentar, a no ser en una ciudad famosa por sus descalabros, a la hora de elegir a sus dirigentes. 

 

Hoy todavía desconcertado, no sabe como va a salir de la camisa de once varas en que está metido y su única estrategia es seguir alimentando el circo de tres pistas en el que indistintamente  ejerce roles de titiritero, de payaso o de ventrílocuo incorregible. Hace poco se disfrazó, para demostrar que añora sus tiempos de candidato y las trifulcas verbales con sus contrincantes, síntoma inequívoco de que no se encuentra cómodo en su actual papel  y que su pugnacidad continuará,  con la esperanza de que una autoridad con pantalones lo saque a sombrerazos, o que la ciudadanía reaccione y le pida la bola, en una revocatoria histórica.

 

La reina isabel, ante la solicitud de los conservadores ingleses, de propinarle un golpe de estado al Laborista Harold Wilson, acusado de ser espía de la KGB, dizque para salvar la democracia, los sacó a empellones de su sala de recibo con una respuesta histórica: “si quieren democracia, déjenlo que termine su período, para el cual fue elegido democráticamente, y luego elijan uno mejor.” Wilson, no solo continuó su período, sino que solo se marchó,  cuando le dio la gana.

 

Afortunadamente en nuestra democracia no hay que esperar que termine el período para reemplazar al mal elegido: tan solo hay que soportar un año y recoger,  en este caso, 34100 firmas, para solicitar su revocatoria. Ya casi.

 

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sábado, 31 de octubre de 2020

TIEMPO DE DESINFORMACIÓN

Lamentable y decepcionante que un medio nacional del calibre del Tiempo se dedique a desinformar a la opinión del país, con una entrevista trasnochada, descontextualizada y sesgada, como la que le hizo y presentó del alcalde Dau de Cartagena de Indias.

 

No se encuentra diferencia con las entrevistas concedidas hace un año, en plena campaña, en las que poco o nada proponía, como no fuera el conocido sonsonete de la lucha contra la corrupción y la pobreza y en las que, a falta de un plan de gobierno serio y estructurado, se adjuntaban dos hojitas, llenas con la misma sustancia de sus denuncias escandalosas y vacías de contenido jurídico y sustento probatorio.

 

Preocupa que, casi un año después, cuando todos los mandatarios seccionales viajan a mil, y nuestra ciudad se encuentra estancada en las diatribas del inframundo de los malandrines, el principal periódico nacional, se dedique a presentar un resumen cosmético y social, sin rigor investigativo, sin valoraciones, trivial y bizantino, en el que el alcalde se regodea con su catalogo de suposiciones, inexactitudes y divagaciones frívolas.

 

La ciudadanía tiene derecho a información seria y veraz y un medio de comunicación del tamaño del Tiempo, tiene la obligación de verificar, cotejar y decantar lo trasmitido, a fin de que la ciudadanía conozca de buena fuente y de primera mano, la realidad de nuestra ciudad. Dudamos y sólo el tiempo dirá, si vamos a poder recuperar la confianza perdida, con base en el mantenimiento de una conversación fluida, sobre los medios y fines de este gobierno. Sobre qué clase de sociedad somos y sobre el futuro que deseamos crear para nuestros hijos y para la posteridad. Es aquí donde subyace la misión de los buenos medios de comunicación.

 

Carece de sentido decirle a la ciudad que tenemos el primer producto interno bruto del país, cuando a duras penas, luchamos por estar en el sexto lugar, siendo la décima parte de Bogotá, la tercera parte de Medellín y la mitad de Cali. No es posible que basados en lo dicho alegremente por el alcalde, se presente como cierta esta información, sin contexto, sin verificación y sin confrontarla con las cifras oficiales.

 

No es juicioso seguir afirmando,  sin ningún soporte, que anualmente la corrupción se lleva 1.2 billones de pesos del presupuesto de la ciudad. Si eso es cierto, donde están las pruebas, donde están los responsables, donde están las investigaciones, donde están las autoridades. Si no lo es, y solo se trata de otra bravuconada, es muy  irresponsable y de mala ley, seguir propalando, sin ningún recato, este tipo de especies, solo con el fin de confundir la ciudad, alegrar las barras y gozar de la popularidad efímera, que da el discurso maledicente y difamador. Hay que tener en cuenta que quien dice esto no es Arturo el Loco, ni Peyeye, es el alcalde de la ciudad. De otro lado, es claro que no esperamos aguantarnos otros tres años, con esta misma cantaleta.

 

Es evidente que nuestro alcalde anda despistado en sus pesquisas de sabueso retirado, ya que, al menos, en una docena de ocasiones, ha sido obligado, por parte de los jueces de la república,  a retractarse y rectificar sus acusaciones sin fundamento. Asimismo, es claro que sus contradictores han sido más efectivos, a la hora de probarle sus metidas de pata y con pruebas irrefutables, le han demostardo que la corrupción, que tanto persigue, deambula cual ánima en pena, por los corredores de la aduana y que, poco a poco, está reduciendo dramáticamente su gabinete de ensueño.

 

La poca asertividad ha llevado igualmente al alcalde a diagnosticar equivocadamente el estado de las finanzas del Distrito. Ya en varias ocasiones,  el exalcalde Pereira le ha comprobado sus ligerezas a la hora de decir que estamos quebrados. Asimismo las incorporaciónes de fuertes sumas de vigencias anteriores, han demostrado que solo blofeaba al difundir estas especies. Todo esto sin olvidarnos de los 6 millones de dolares, pagados como resarcimiento por daño ambiental en la bahía de cartagena,  que duermen el sueño de los justos, sin que se avizoren los proyectos que demanda esta inversión.

 

Esta y otras cosas son las que esperaría la opinión cartagenera  que un periodismo correcto, oportuno, veraz e imparcial le informara a un pueblo que ya casi deja de soñar.  Si bien, la situación actual no nos da razones para el optimismo, ojalá que por lo menos, nuestros medios de comunicación y nuestros líderes, nos den motivos para la esperanza.

 

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domingo, 25 de octubre de 2020

RESILIENCIA Y CONFORMISMO

La Resiliencia es una condición mecánica de los materiales, que se relaciona con la capacidad de volver a sus condiciones originales, después de haber sido sometidos a esfuerzos sin romperse.  El caso típico es el del arco, que se tensa y se dobla para disparar la flecha y luego, vuelve a retomar sus características originales.

 

Por allá a finales del siglo pasado, los siquiatras y los psicoanalistas, extrapolaron el término a las situaciones comunitarias y sociales, llegando a aceptar   que: “la resiliencia es la capacidad de adaptarse de modo aceptable la sociedad, a pesar de un estrés o de una adversidad que implica normalmente, un grave riesgo de resultados negativos”. 

 

La palabreja, que inicialmente fue exclusividad de cachacos eruditos, se ha perrateado un poco, sobre todo en estos tiempos de pandemias y sufrimientos de pobres y hoy día, es casi obligatorio dejarla caer de vez en cuando, en cuanto webinar o foro virtual participemos, para no correr el riesgo de ser considerados corronchos, ignorantes o analfabetas funcionales y condenados al sutil matoneo.

 

La sociedad resiliente por antonomasia es la japonesa. Después de las barbaridades de las guerras mundiales. Después de haber servido de laboratorio de prueba para los juguetes atómicos de los gringos y quedar literalmente convertidos en cenizas, no solo tuvieron el aguante de resistir y adecuarse a las nuevas circunstancias, sino que, a pesar de haber tenido que vivir experiencias tan negativas en la vida, han logrado sobreponerse e incluso sobresalir de su condición, creándose y desarrollándose en un ambiente positivo, contrario al propósito que se podía pensar hubieran tenido ante la situación adversa. 

 

La actitud japonesa no solo se adaptó al concepto original de resiliencia, sino que inauguró el paradigma moderno, según el cual, no solo basta adecuarse a la situación dificil. La sociedad japonesa cambió el concepto de resiliencia por todo un proceso, una novedosa perspectiva de desarrollo humano, que permite hacer frente a las adversidades y salir fortalecido de ellas. Hoy sus símbolos de lucha son: el bambú, que es rígido y flexible al mismo tiempo. El ciruelo que es tan fuerte que florece en pleno invierno y el atún, por su gran velocidad. Su slogan de combate no es, “el pez grande se come al chico”. No señor, su slogan es: “el pez rápido se come al lento”.

 

A diferencia de otras sociedades, nosotros somos una sociedad ensimismada y determinista. Creemos que nuestras vidas están regidas, o fuertemente determinadas, por circunstancias que escapan a nuestro control, de modo que nadie es responsable, en última instancia, de lo que hace o deja de hacer. Nos hemos vuelto tercos y conformistas y nos solazamos en nuestras desgracias. Creemos firmemente que nuestro pasado determina el presente y que nuestro presente determinará el futuro. Nos pasamos doscientos años discutiendo si las casas las pintábamos de azul o de rojo y somos la única sociedad de la creación, que no tiene claro si la paz es mejor que la guerra.

 

Nos quedamos extasiados con las mentiras con las que cada 4 años nos engañan, para que los mismos cuatro pendejos sigan haciendo de las suyas, creando impuestos para tres meses, que ya llevan 20 años y fortaleciendo un Contra Mamertismo internacional que añora a Hitler, Mussolini, Stalin y Uribe y que ha refinado sus artes, para callar a sangre y fuego, al indignado que se atreva a abrir la boca.

 

En el plano local nada es diferente: no hay día en que no recordemos con patriotismo el sitio de 1815 y homenajeamos a nuestros héroes y mártires, entregándoles nuestros servicios públicos y nuestros mejores negocios, a los que nos sitiaron y expoliaron. Llevamos 20 o más años quejándonos de los malos gobiernos de la ciudad, de nuestro atraso, de la pobreza y sin embargo, elegimos a un fanático, confundido y ofuscado, que no distingue la gimnasia de la magnesia, rodeado de personas que no les importa convertirse en sapos, con tal de ganarse el beso de la princesa y que cree que con brinquitos y charadas, va a solucionar los problemas urgentes de la ciudad. 

 

Hace mas de quinientos años los españoles nos encontraron adorando al sol. Hoy nos encuentran venerando a un tractor. Como decía el maestro: dentro de veinte años, una Salamandra Dorada, será elegida alcaldesa de Cartagena.



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domingo, 18 de octubre de 2020

VICTORIAS PÍRRICAS

El Rey Pirro de Epiro era un general griego del siglo IV antes de Cristo, apodado el “pelirrojo”. Problemático, acelerado y desordenado, cazaba batallas con poca planeación y tiempo y, aunque a veces ganaba, sus triunfos eran famosos por el alto nivel de pérdidas que tenía.

 

Se cuenta que después de ganar las batallas de Heraclea y Ausculum, pese a las felicitaciones por el triunfo, viendo las grandes pérdidas, dijo: "Otra victoria como ésta, y tendré que volver a casa solo". Esa actitud dio origen al término “victoria pírrica”, para referirse a aquella que se consigue con tales pérdidas que inutiliza al vencedor para nuevas batallas.

 

El triunfo conseguido recientemente por el exsenador Uribe, al lograr, despues de larga lucha, que se le concediera la libertad, es la clásica victoria pírrica: pasó de estar asegurado en el Uberrimo, a estar en libertad en el Ubérrimo, pues allá es donde pasa. A cambio de este triunfo, tiene que admitir, que tuvo costosisimas pérdidas, que van desde dejar de ser senador, con toda la influencia  y poder político que esto trae aparejado, hasta convertirse en un ciudadano común y silvestre, a quien el otrora legendario teflón se le derritió, quedando ahora subjudice y convertido en carne de juzgados y  sujeto procesal acusado y enjuiciado por los togados de la gente común. 

 

Como resultado de su victoria jurídica tiene que aceptar que perdió su condición de intocable, que se rompió el paradigma según el cual, si algo le pasare, ardería el país, que puede ser imputado de delitos, juzgado y condenado y el país como si nada y, lo peor de todo, que se le acabó el discurso según el cual,  la Rama Judicial Colombiana, era un sistema corrupto y manipulado para actuar en su contra.

 

A nivel local, tambien debemos destacar las victorias pírricas de nuestro alcalde.  A los pequeños triunfos obtenidos en redes sociales, en las que aparece como mejor alcalde de Colombia, como un alcalde popular, y apoyado por el pueblo, se oponen los grandes costos de un gobierno desastroso, que se cae a pedazos y del que, hoy por hoy,  es  grande la certeza de que no hay nada que esperar.

 

Los cada vez más frecuentes y comprobados escándalos de corrupción, la desintegración de un equipo de gobierno que se creía de lujo y la actitud arrogante y ausente de las grandes soluciones  que viene reclamando a gritos la ciudadanía, son compensados con los pequeños éxitos de los videos populacheros y cantinflescos en Instagram y Facebook y con las intervenciones groseras y amenazantes, contra todo aquel que se arriesgue a opinar en sentido contrario de sus desvaríos.

 

De nada han servidos los airados reclamos de la gente de manga, que vio desbaratarse rapidamente los trabajos recientemente contratados y ejecutados sobre los puentes de las Palmas y Jiménez. Nadie ha mostrado interés por el peligro que se cierne y del que ya han resultado varios heridos, en el destruido puente entre Santa María y Crespo, sobre el caño Juan Angola. Sin excepción, todos han hecho mutis por el foro, ante el aberrante caso de la instalación de una cárcel en el interior del Aeropuerto internacional Rafael Núñez, a solo 5 metros de las residencias del barrio de Crespo y en la que decenas de prisioneros hacinados, enfermos y hambrientos, se disputan con las garrapatas, las antiguas perreras del Gaula, en donde los tienen enjaulados.

 

Son altos costos los que está pagando esta ciudad decepcionada y arrepentida, casi convencida de haber sido asaltada una vez más en su buena fe.  A cambio recibe pírricas victorias de nuestro pintoresco alcalde, que no son más que la triste comedia de un comité de aplausos cautivo, escaramuzas virtuales, insustanciales  y banales, que solo complacen su ego trasnochado de Pirro cibernético, en redes perversas y aprovechadas de la ingenuidad de algunos desprevenidos.

 

En otra de sus locuras, Pirro invadió la ciudad de Argos. Una anciana lo descalabró de un ladrillazo desde su azotea, lo que aprovecharon los soldados para acabar con su miserable y errática vida. Todavía faltaban 272 años para la llegada del Mesías.


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domingo, 11 de octubre de 2020

DE BUFONES Y BUFONADAS

Abdalá Bucaram, el inolvidable bufón ecuatoriano, fue elegido a la presidencia de su país el 7 de julio de 1996, con cerca de dos millones trescientos mil votos, algo así como el 55.0% del total de la votación.

 

Menos de seis meses después, fue destituido fulminantemente por el Congreso de Ecuador, por “Incapacidad Mental para Gobernar”. Se cuenta que lo último que se le ocurrió hacer, en uso de sus facultades constitucionales y legales, fue andarse con unas tijeras de podar, para cortarles el miembro a quienes descubriera orinándose en la calle. Todo esto, después de que la Fiscalía ecuatoriana lo pillara y denunciara, por complicidad en casos de corrupción, en la compra de insumos médicos con sobreprecios.

 

Winston Churchil, solía decir que “La democracia es la peor forma de gobierno, si exceptuamos todas las demás”. Así que, a pesar de ser tan mala, es mejor que todas y es la que permite que, en ocasiones, la mayoría se equivoque eligiendo a personajes que, mediante quien sabe que artes, tienen la habilidad de embaucar bobos y atrapar incautos,  que luego, por no aceptar su error, persistirán tercamente en defenderlos y hasta festejarlos, a pesar de su reconocida incompetencia o sus desvaríos y disparates.

 

Los recientes casos de gobernantes locos, como Adolf Hitler o Bucaram, no son únicos. Si revisamos con cuidado la historia nos encontraremos con  verdaderas sorpresas: El Emperador romano Calígula sádico y loco se recuerda por nombrar a su caballo, de nombre Incitatus, como sacerdote y senador. El Emperador de China Zhengde, ocupaba su tiempo más en jugar que en gobernar y murió ahogado tras acabar muy borracho durante un viaje de pesca. Justiniano II de bizancio, quien en medio de su locura,  solía morder  en la cabeza a quien trataba de calmarlo. Carlos VI de francia corría por su castillo aullando a sus subordinados creyéndose un lobo y el Rey Faruq de Egipto, quien además de loco era cleptómano y llegó en una ocasión a robarle un reloj al propio Winston Churchill, son apenas una muestra pequeña de lo que ha sido esta maldición para la humanidad.

 

La semana que termina fue pletórica de actuaciones díscolas de nuestro alcalde y, de alguna manera, sentimos ese aroma de déjà vu, de estar viviendo algo visto y padecido recurrentemente en los últimos tiempos: La ciudad a la deriva, sin planes, sin proyectos, sin soluciones, mientras el hambre, el desempleo, las necesidades y la amenaza de un regreso de la pandemia, campan por sus fueros, y el alcalde se dedica a jugar al payaso,  a picarselas de divertido y a reemplazar con artificios de cumbiamba y maneras afectadas, su falta de preparación y su notoria incapacidad, para asumir y mantener la compostura que la dignidad de su cargo exige.

 

El ser popular, el ser un funcionario humano y de buen humor, que se pone en contacto con sus gobernados, son cualidades apreciadas y necesarias en los líderes, para concitar la unidad y el apoyo de su gente. Eso, sin embargo, tiene sus momentos y está muy alejado de la chabacanería, del comportamiento guache y  de las formas sugestivas y grotescas, que anuncian un deseo continuo y exagerado de burla y de bufonada, para una ciudadanía que, si bien no votó por el, si tiene derecho a un mínimo de decoro y respeto de parte de la primera autoridad de la ciudad, quien además tiene el compromiso moral, de ser modelo y ejemplo para la sociedad.

 

Cuando estos comportamientos extraños, se convierten en el “leitmotiv” de un gobierno, cuando son el pan nuestro de cada día, nos asalta el temor de estar frente a otro cuadro histórico, de un gobernante perturbado y alucinado.

 

Como decía Pllutarco. “Quien no puede disimular, que no gobierne”.


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domingo, 4 de octubre de 2020

AÑO PARA OLVIDAR

Tengo una hermana que dice que cuando llegan los meses terminados en “bre”, se acabó el año. Tengo otro amigo, más radical, que dice que en Cartagena después de octubre, “todos los días se bebe”. 

 

No se quien de los dos tendrá razón, pero lo cierto es que cuando se aproxima el fin de año, comenzamos a sentirnos diferentes: unos alegres, otros sentimentales, otros reflexivos y, hasta el sol y la brisa se ponen de acuerdo, para hacernos el ambiente agradable e inolvidable. Como decía el maestro, “dan ganas de hacerse un retrato”.

 

Cuando celebrábamos el año nuevo y los cachacos sin oficio, discutían si lo llamaríamos dos mil veinte o veinte - veinte, tuve la mala idea de recordar que, además, comenzaríamos un año bisiesto. Todos sabemos que estos años, debido al día fantasma 29 de febrero, han sido considerados de mala suerte desde tiempos inmemoriales.  Dicen que, en el siglo V, Santa Brígida acordó con San Patricio, ambos santos patrones de Irlanda, que aquel sería el único día, en el que era permitido a una mujer proponer matrimonio al hombre. El hombre debía aceptar o dar una gran compensación a la dama, en caso de rechazarla, para no ser perseguido de por vida por la mala fortuna.

 

Otros menos románticos atribuyen el temor al año bisiesto, al pavoroso eclipse de luna ocurrido en 1504 y que llenó de consternación y tribulaciones a los asustadizos e ignorantes indígenas que amenazaban con dejar morir de hambre a Colon y su tripulación. Colon, que poseía las tablas astronómicas de Johannes Müller von Königsberg, predijo con exactitud el inicio y el fin del eclipse, convenciendo a los indios de su gran capacidad de negociación con los astros. Por supuesto el fenómeno fue igualmente atribuido a que 1504 era un año bisiesto.  Sea por lo uno o lo otro, lo cierto es que el año bisiesto tiene sus vainas raras y este que, afortunadamente, ya casi se acaba no ha sido la excepción.

 

Lo primero para destacar es,  que las potencias, que se creían que tenían todo bajo control, fueron sorprendidas por un bicho invisible y malvado, que puso en jaque al mundo entero. De la noche a la mañana, los encopetados gobiernos quedaron  dependiendo de los humildes ejercitos de científicos, anónimos y arrinconados en los laboratorios del olvido por los sabiondos  de la OCDE o del G-20. Fue un fenómeno sin precedentes y la historia dirá que un tapabocas y un antibacterial, eran mas valorados que una cabeza nuclear.

 

Nuestro país, como cosa rara, fue de los más sorprendidos: con un sistema de salud precario y sin ningún tipo de preparación para afrontar una crisis de semejante calibre y con un gobierno truñuño, especialmente con los más necesitados. Hoy, que parece que la pandemia empieza a ceder, podemos darnos por bien servidos de que solo hayamos tenido 850000  contagiados y 25000  muertos. Como si fuera poco, y eso si es de nuestra cosecha, parece que se hubiera aprovechado la situación para fortalecer otras cositas peores que la propia pandemia: incremento de impuestos, incremento de violencia contra líderes sociales, incremento de masacres y una preocupante arbitrariedad de la polícía, que hoy hace que el miedo a dejar el encierro no sea por un inminente contagio de covid, sino por la posibilidad de un balazo oficial.

 

A nuestra ínclita ciudad de Cartagena, es quizá a la que peor le ha ido. Además de todos los males ya referenciados, hay que sumarle la incertidumbre de su propio futuro. La principal bandera de este  gobierno antipático, la corrupción,  ha pasado a ser una simple anécdota y hoy se agazapa como cucaracha,  escondida y agarrada de la escoba con que pensaban barrerla. Obligado a retractarse varias veces, con múltiples denuncias en proceso y un discurso burlesco y desgastado, nuestro pintoresco alcalde se diluye ante una realidad aplastante: No hay Planes y sin planes no hay futuro.

 

Lo único que falta para redondear este año de desventuras es que repita el pelucón Trump en los Estados Unidos, o que a Dau se le ocurra darnos otra instrucción sobre bioseguridad.


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domingo, 27 de septiembre de 2020

ÍDOLOS DE BARRO

Hace algunos años, Cartagena de Indias, como cosa rara, también fue pionera en el extraño ritual de destruir monumentos, algo que por estos días se ha puesto de moda. Recuerdo que un señor enloqueció y levantó a física mona, una placa instalada en homenaje a Edward Vernon, el mismo que sitió a Cartagena y que acuñó una moneda con don Blas de Lezo ante el arrodillado.

 

Este acto del “hombre mona”, como llamaron al señor, fue aplaudido a rabiar por los cartageneros contrarios al homenaje y, obviamente repudiado por los promotores del monumento. Fue tanta la notoriedad alcanzada por el destructor, que muy pronto fue candidatizado a ser alcalde de la ciudad de Cartagena, algo por demás, completamente viable y posible, si nos atenemos a los resultados de nuestras últimas elecciones.

 

Sea aceptable o reprochable, la destrucción de monumentos, lo cierto es que parece que el detonante de la acción, es el conocimiento que se tenga, o se descubra, de que tan malo fue el personaje en sus tiempos de gloria. Asimismo, más allá del análisis mediático, frívolo y señalador, lo cierto es que el fenómeno ha sido constante a lo largo de la historia y casi siempre relacionado, con situaciones en que la sociedad ha ido acumulando tensiones en relación a pueblos o grupos tiranizados y discriminados por razones económicas, ideológicas, raciales, sexuales, de distinta índole.

 

Las estatuas de Leopoldo II, el célebre macrogenocida del Congo, de Edward Colston, responsable del tráfico de mas de 80000 mil africanos, de Cristobal Colón y del General Confederado, Jefferson Davis, todas decapitadas, arrastradas y destruidas, son apenas un pequeño ejemplo de que este temita no es nuevo y tiene sus orígenes remotos en la maldad y la injusticia. Otras de más calibre, también fueron objetos de destrucción, tales  como las de, Lenín, Husseín, Voltaire, Rousseau y Victor Hugo, estas últimas destruidas durante la ocupación de Francia por los Nazis, en el régimen inolvidable de Vichy.

 

Por último debo mencionar los “estatuicidios” de Chile, en los que Baquedano, Valdivia, Aguilar y Menéndez, también pagaron su tributo a la ira popular, y en donde los despojos de sus monumentos, fueron llevados a la lejana Punta Arenas y colocados a los pies de la estatua del indio Patagón, sitio que en adelante se convertiría en lugar de peregrinaje.

 

Hoy, que parece que en Colombia inauguramos la era de las protestas contra los monumentos, lo menos que podemos hacer, es tratar de analizar el fenómeno, sus razones y sin razones, especialmente en estos tiempos convulsionados en que la olla a presión está que estalla. Hay que entender que los monumentos no solo tienen una relación histórica, sino que además pueden estar revestidos de una condición altamente política, que bajo las tensiones correspondientes, pueden ser tomados como elementos de desahogo en la protesta social. Lo peor es seguir trabajando en los síntomas y  no en las raices, o como dicen por ahí: buscando la calentura en las sábanas.

 

Para los que temen que algún día  los cartageneros iracundos, cansados de tanta vulgaridad e ineptitud, decidamos arrancar de cuajo nuestras viejas murallas, les cuento que ya hace algún tiempo un alcalde lo intentó sin éxito. Lo que si disfrutaríamos mucho, sería ver caer los muros de la infamia de: Melillas entre marruecos y España; Suhafat que encierra a los Palestinos en Jerusalem; entre Estados Unidos y México, en el desierto de Arizona; el que separa las dos Koreas y  el que mantiene encerrados a los romaníes indios en Baia Mare, Rumania.

 

Por lo pronto, evitemosle a nuestros nietos y bisnietos la contrariedad y el trabajo de, en un futuro, tener que destruir las estatuas de barro de esta generación, de líderes mediocres, marionetas empolvadas, dirigentes de pacotilla,  que hoy nos gobiernan y que por un imperdonable error electoral, les hemos  permitido profanar con perraterías y payasadas de circo barato, nuestros sagrados ámbitos de  historia y democracia. De nosotros depende entonces, rectificar y escoger los mejores líderes en el presente, para que nuestros descendientes no sean convocados a destruir ídolos de barro en el futuro.

 

Muletilla: El lenguaje escatológico usado por nuestro alcalde, para explicar el uso del tapabocas, es el apaga y vamos. Como quien dice: ¡Va en caída libre!


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