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martes, 31 de agosto de 2021

OBRAS SON AMORES

Dicen los historiadores que la obra realizada por el ser humano, que más ha demorado en construirse, fue la gran muralla china que, según cuentas mal sacadas, tardó 2200 años en terminarse, habiendo comenzado su construcción en el siglo VII antes de Cristo y finalizadas las últimas torres en el año 1400 de nuestra era. 

 

A pesar de ser una obra colosal e imponente, en realidad es muy poco lo que se sabe sobre su construcción, aunque todo apunta a que su objetivo era de protección y defensa militar de las regiones que, poco a poco, las nuevas dinastías chinas iban anexando a su vasto territorio.  Lo que si se sabe es que, se extienden por un poco más de 20000 kilómetros, tienen 7 metros de alto por 5 de ancho y que hubo momentos en los que trabajaban simultáneamente un millón y medio de obreros. Su cuidado y vigilancia estaba normalmente en manos de unos 500000 soldados. 

 

Durante algún tiempo a algunos mensos, encabezados por Ripley en 1932, se les dio por decir que la única obra hecha por el hombre que se podía ver desde la luna era: La Gran Muralla China. El cuento  se terminó cuando los astronautas comenzaron  a pasear por la Luna y, lejos de comprobarlo, lo desmintieron. “Lo único que se ve desde la Luna es una esfera hermosa, mayormente blanca, por las nubes, con algunas partes azules, otras amarillas, y de vez en cuando un poco de vegetación verde”, aseguró Alan Bean, astronauta del Apollo 12. Más tarde, un astronauta chino, Yang Liwei, desengañó a la prensa de su país al regresar del espacio en 2003: “La vista era muy hermosa, pero no ví la Gran Muralla”.

 

Bueno, pero los chinos no son los únicos que se han tardado haciendo sus cositas. Los 13 Faraones egipcios construyeron sus 15 pirámides en un período de 800 años, contados desde el 2650 A.C. hasta el 1850 A.C. Hay que aclarar, eso si, en beneficio de los Faraones, que cada pirámide era un proyecto separado, que demoraba unos 30 años en su finalización y en el que se llegaban a utilizar hasta 50000 trabajadores, dependiendo del tamaño de la obra.

 

Los europeos, a pesar de lo ordenados y cabeci cuadrados, también tienen su historia de obras demoradas, siendo Stonehange en el Reino Unido, la que lídera la lista en tiempo de construcción: se estima que  tardó cerca de 1600 años en su ejecución que, aparentemente se hizo en tres fases. Lo que si no se sabe es: para que la hicieron? La Catedral de Colonia, que en una época fue el edificio más alto del mundo, comenzó su construcción en 1248 y finalizó en 1880, es decir 632 años después. Así que el tema de las demoras ocurre hasta en las mejores familias. La Catedral de Milán tampoco se queda atrás con 577 años en su completación, que va desde 1388 hasta 1965, y, quien lo iba a creer, la Abadía de  Westminster, donde se corona a los Reyes de Inglaterra desde los tiempos de Guillermo, el conquistador, se gastó la bicoca de 500 años, para que finalmente quedara como hoy la vemos.

 

Colombia, un país en el que el reparcheo de una calle tarda dos años en su programación e inicio, también tiene sus cuentos, a pesar de que casi no hacemos nada. El Canal del Dique inició su construcción en 1650 y a pesar de su importancia, social, económica y ambiental, aun sigue a la espera de que al gobierno central le ronque la gana, de afojar un poco más de dos billones para el contrato definitivo. Los más optimistas opinan que faltan al menos otros 100 años, para la conclusión y puesta en servicio. 

 

El Tunel de la Línea, ubicado en el centro occidente del país y que compite con las obras modernas mas demoradas del mundo, inició las etapas previas en 1913 y solo fue dado al servicio en 2020, un siglo y siete años después. Hay que anotar que de todo este tiempo, la construcción solo duro 7 años, mientras que el restante siglo se gastó en peleas, para ver a quien se le adjudicaba y luego de adjudicada, en peleas con los contratistas, por cada decisión que se debía tomar.

 

Las máximas obras realizadas en todos los tiempos en la ciudad de Cartagena, que fueron las Murallas, con todos sus Baluartes, Fuertes y demás perendengues, y el Castillo de San felipe de Barajas, tomaron alrededor de un siglo en su ejecución, debido a que en su mayoría fueron realizadas por etapas y restauradas y modificadas después de cada ataque pirata, esto es , desde 1660 hasta 1760.

 

Ahora bien, como en el tiempo en que se construyeron nuestas fortificaciones, no existían las pinturas antihongos, ni el estuco y mucho menos el vinilo tipo tres, estos trabajos quedaron pendientes y parece que solo hasta este año de Dios del 2021 serán realizados, con lo que el tiempo total de construcción de nuestroas murallas y fuertes se prolongará hasta los 360 años. Tocará modificar los libros de historia, con el perdón de nuestros académicos.

 

P.D. Comprensible que una persona enloquezca de la felicidad, al ver que, parece que por fin va a comenzar a hacer una pequeña obrita, después de casi dos años de disculpas y mamadera de gallo. Las monerías, gesticulaciones  y sonidos guturales hicieron recordar a la inolvidable chimpancé: “Chita”, de Tarzán.


Cartagena, 31 de agosto de 2021

 

martes, 24 de agosto de 2021

UN NUEVO CICLO

Otra de las curiosidades que quedará grabada en la historia de Cartagena, se refiere a un secretario de Despacho del alcalde, que le revocaron el mandato dos veces en menos de un mes. Esta extraña situación se complementa con la que da cuenta de que, a este mismo alcalde, antes de los 20 meses de gobierno ya le habían descabezado dos de los miembros de su gabinete y un grueso número de personas, andaba a la tarea de revocarlo a el mismo.

 

Esto no sería extraño, si hubiese sucedido en aquellas épocas aciagas y de ingrata recordación, en las que hemos tenido tantos y tan malos alcaldes y peores secretarios de despacho. Se supone que eso era lo normal y si nó se revocaron muchísimos, fue porque el Concejo Distrital, por las razones que sea, no había ejercido esta facultad constitucional y legal, en buena hora definidas dentro de sus competencias.

 

Lo raro, repito, es que esté pasando en tiempos de gobiernos autoproclamados, salvadores de la ciudad, transparentes en apariencia y presuntos luchadores a ultranza, contra esa especie de Covid, devorador de recursos públicos, que es la corrupción. Igualmente contraproducente es, que los revocados o defenestrados, pertenezcan a un gabinete de lujo, seleccionado por una de las empresas cazatalentos más prestigiosas del mundo, escogida directamente de aquellas que cotizan sus acciones en la bolsa de new York.

 

En realidad, la ocurrencia de estos hechos aparentemente curiosos, es normal en nuestra ciudad y no es más que la consecuencia directa del error garrafal cometido, una vez más, por el pueblo cartagenero, al elegir para regir los destinos de la Heroica a un incompetente, sin programa de gobierno, sin preparación en manejo de lo público, con pésimas relaciones personales, completamente disperso y desorientado y para colmo, irrespetuoso de la ley, las autoridades, los ciudadanos y su propio equipo de gobierno.

 

Nada se puede esperar y me da mucha pena con los ingenuos, o quizá camaleónicos personajes de la ciudad, que aun andan dándose mañas para explicar los desastres evidentes, para justificar los desafueros catastróficos y las actuaciones obtusas, de un personaje que, si acaso ha servido, para comprobar que, en Cartagena cualquier cosa es posible. Que los cartageneros soportamos con estoicismo, desde tiempos inmemoriales, los peores atropellos y que es nuestra actitud pasiva y conformista, el ingrediente principal de la capiti diminutio, que ha permitido que seamos mirados como una sociedad fracasada, necesitada de la tutoría y custodia de los mayores, casi siempre venidos del altiplano.

 

Obviamente, y eso lo entendemos, que aun quede un grupo de idealistas que votaron por el actual mandatario y que festejaron a rabiar, que un aparecido disfrazado de héroe salvador, hubiera derrotado a las maquinarias electorales tradicionales. Pues claro que es apenas normal, que, ingenuamente, conserven las esperanzas, de que este personaje, que les dio la satisfacción momentánea del triunfo, finalmente, salga con algo que justifique, el haber arriesgado su voto en un aventurero sin pasado, sin presente y sin futuro. Necesitarán que el desastre se profundice aun más, para dar su brazo a torcer. Pusieron en juego su prestigio y perecerán defendiéndolo.

 

De otros sectores, ya comienzan a escucharse voces de resignación acomodaticia y posiciones de defensa ramplona, de su actual zona de confort, que determinan que: “es mejor malo conocido que bueno por conocer”, o  que : “el que espera lo mucho espera lo poco”, aceptando sin ruborizarse y sin pudor alguno, que “nos quedemos frescos”, que la “dejemos así”, que “ese no es problema nuestro”, y que “dos años pasan rápido” y de nuevo estaremos en lo que nos gusta: Hablando hasta por los codos de las mismas pendejadas de siempre, escuchando, como si se tratara de las últimas novedades de los sabios de Grecia,  los mismos cuentos, sobre las mismas propuestas de los mismos proyectos de hace 50 años, y ojalá y no ocurra así: eligiendo al peor de todos, para mantener vigente el ciclo del elogio a la estulticia, como buenos erasmistas modernos.

 

Tenga quien tenga la razón, lo cierto es que la gran perdedora en este descache electoral, es la sociedad cartagenera, que continua a la espera del gran líder que ponga a funcionar la ciudad en todos los sentidos. Que le de desarrollo, tranquilidad y seguridad a la ciudadanía necesitada del apoyo del Estado, para cerrar las grandes brechas de la desigualdad y la pobreza. Que les de respaldo institucional a los comerciantes, a los industriales, a los empresarios, a la academia y a todos los sectores, para que finalmente la ciudad se pueda beneficiar de sus grandes ventajas comparativas, en temas tan importantes como la industria, el turismo y el manejo portuario, en los que, es claro que, podemos estar a la cabeza. Que se recupere el liderazgo perdido y la importancia de la ciudad en el panorama nacional. 

 

El viejo y apreciado síndrome de la lata de cangrejos, que practicamos con mucho arte y maestría, deberá ser abandonado con donaire por todos los actores y reemplazado por un nuevo proceso en el que, la reconciliación y la solidaridad predominen sobre el enfrentamiento, la división, el egoísmo y las ambiciones perniciosas. 

 

Estamos en el momento preciso. Recuerden lo que solía decir el célebre activista austríaco, Stefan Sweig: “En la historia, los momentos en los que la razón y la reconciliación prevalecen, son breves y fugaces”.


Cartagena, agosto 22 de 2021.

sábado, 14 de agosto de 2021

LIDERAZGOS REGIONALES Y CAMBIO

Hace exactamente cinco años, un bloque de gobernadores de los ocho departamentos costeños, de la Costa Caribe, se pararon en la raya y le exigieron a la Superintendencia de Servicios, al Ministerio de Minas y al gobierno central, que interviniera para poner fin a los atropellos de que venía siendo objeto esta abandonada región del país, por parte de la multinacional Electricaribe, a la sazón empresa encargada de la pésima y repudiada distribución de energía a los costeños.

 

Lo que inicialmente parecía un desplante quijotesco de unos gobernadores primíparos y afiebrados con el nuevo cargo, poco a poco se convirtió en un clamor generalizado,  que concitó el apoyo ciudadano de los ocho departamentos y que, a trompicones, fue haciéndole entender al centro, que la vaina era en serio, que se trataba de una parada de macho en regla y que,  por muchas reunioncitas y visitas de funcionarios blanditos y discursitos melifluos, la decisión estaba tomada y tenía mas reversa un paracaídas de cemento armado: Electricaribe tendría que irse.

 

Así que a pesar del duro teflón que recubría a la empresa española y de la fuerza de los hilos invisibles que la mantenían amarrada, a las instituciones nacionales de regulación de la energía, hasta el punto de enfrentar la lucha de los gobernadores con burlas y anatemas peninsulares, finalmente, después de haberse revolcado y guapeado durante dos años,  tuvo que marcharse con el rabo entre las patas, soltando improperios y amenazas de demandas multimillonarias contra las víctimas de una ineptitud, sustentada en la codicia  de sus propietarios agalludos. 

 

No podemos decir que, pasados dos años de la defenestración de Electricaribe, la situación es 100% halagüeña, pero es claro que, muy lentamente y teniendo en cuenta el estado de postración en que se encontraban los sistemas, ya comienzan a verse los primeros síntomas de una mejoría que, indudablemente tomará muchos años. No olvidemos que el sistema de distribución eléctrica en la costa, adolece de problemas estructurales, relacionados con las grandes distancias de trasmisión y las condiciones climáticas adversas, amen de los grandes presupuestos requeridos para su reparación, actualización y modernización.

 

Es evidente que la unión de mandatarios y voluntades regionales, es la mejor y más efectiva fuerza que podemos contraponer, al cada vez más atosigante centralismo a ultranza, desfiguración constitucional, que históricamente y con la venia de los tres poderes, ha sumido a la periferia en el abandono y el retraso sistemáticos, por el michicateo de recursos y oportunidades, a cargo de un centro voraz, gastador y burocratizado.

 

Pero, y quizá lo más importante, es que el Tema de Electricaribe no es un episodio aislado, ni una ventolera momentánea: la decisión de los mandatarios de la Costa Caribe y de otras regiones del país, de trabajar unidos es ya un hito político significativo y de resultados contundentes. El Contrato Paz de los Montes de María, mostró importantes desarrollos regionales, y de pacificación de una región golpeada por la violencia, todo bajo el auspicio y trabajo coordinado de los gobernadores de Sucre y Bolívar. Los planes de desarrollo de la Mojana, reúnen los esfuerzos mancomunados de tres gobernadores, incluyendo a Córdoba, Sucre y Bolívar y pretenden el aprovechamiento y desarrollo de la riqueza agrícola y ganadera de una región estancada en la pobreza y el abandono.

 

No se puede olvidar el gran esfuerzo de los gobernadores de Atlántico, Bolívar y Sucre, para que finalmente el Fondo Adaptación, concluyera los estudios y diseños para la solución definitiva de los problemas de inundaciones del Canal del Dique y el Gobierno Nacional destinara los recursos para las obras a acometer, que no solo llevarán protección para varios millones de costeños, sino grandes posibilidades de desarrollo agrícola, pecuario, pesquero y turístico, para los tres departamentos regados por el canal. Ojalá y nuevas trabas centralistas no demoren más el proyecto. 

 

Fueron los gobernadores del país, quienes llevaron al Ministerio de Educación a revisar la política nacional en materia del Programa de Alimentación Escolar. Fue el liderazgo de los gobernadores, el que llevó a incluir en la reforma tributaria, el famoso artículo que prohíbe embargar en la fuente, recursos tributarios de los departamentos y fue la unión, la Sinergia y el Trabajo en equipo  de los gobernadores, lo que logró la firma de constitución de la Región Administrativa de Planeación Caribe – RAP, como punto de partida para establecer un nuevo marco relacional de la nación con la región caribe, concretándose así el  sueño de 8 Gobernadores y 11 millones de costeños caribes, de un modelo territorial mas justo y equitativo. 

 

Esa es precisamente la misión histórica que vienen realizando los gobernadores que hoy proclaman una Alianza Regional que ponga fin al centralismo a muerte y que reafirme que los problemas se resuelven desde la región y no desde la nación. La Alianza Regional, en cabeza de varios exgobernadores, conoce las regiones, sus problemas y a su gente y el gobierno nacional tiene que entender que para que este país avance, es necesario que haya una simetría funcional entre obligaciones y recursos. 

 

Como muchas veces se ha dicho, el gran pecado de Colombia ha sido la desbocada centralización. El país no puede seguir manejándose desde Bogotá. Esta recentralización de funciones, que se burla de la Constitución del 91, se ha convertido, con el correr del tiempo, en el mayor impedimento para tener un desarrollo económico, social y político equilibrado entre centro y periferia. El gobierno desde las regiones es el imperativo.

 

P.D. Bastante significativo y elocuente, que un importante número de líderes y ciudadanos, se hayan lanzado al abrasante sol de un sábado festivo a denunciar y protestar por la debacle de la ciudad, a manos de este gobierno inútil y corrupto. Ya es un secreto a voces, en todo el país, que estamos en la inmunda con este alcalde.


Cartagena, agosto 14 de 2021.

lunes, 2 de agosto de 2021

LA ALIANZA Y EL SATÉLITE

Los satélites que se encuentran a 35 mil kilómetros de altura sobre la tierra, son los llamados geoestacionarios. Es decir, viajan sobre la órbita GEO y son  satélites  muy importantes, ya que que realizan órbitas sobre la línea del ecuador terrestre  a cero grados de inclinación y a la misma velocidad que gira  la Tierra.

 

La órbita GEO, tiene unas características especiales, las cuales la distinguen de las demás y aportan a su trascendencia  en los aspectos científico, jurídico, cultural y económico en el mundo. Esta orbita es única, es decir, solamente hay una. Se encuentra ubicada sobre la línea ecuatorial de la tierra, a 35.787 km de altura y tiene un período orbital de exactamente 23,93445 horas, coincidiendo con la duración del día terrestre. 

 

Esta gran característica es la que permite lo que se conoce como las “telecomunicaciones” hoy en día. Casi la mitad de los satélites en órbita se encuentran dentro de la órbita de los satélites geoestacionarios. Esto se debe a que desde el punto donde se encuentran ubicados, parecieran inmóviles o estáticos, y por lo tanto no necesitan reposicionamiento de señal, además de lograr una cobertura de aproximadamente un tercio del planeta. Esto es oro en polvo para las comunicaciones.

 

Pues les tengo noticias: La buena es que Colombia, que no se pierde la rodada de un catre, está precisamente ubicada en la linea ecuatorial de la tierra exactamente debajo de la órbita geoestacionaria y tendría grandísimas ventajas tecnológicas, económicas  y de gestión ante los organismos que regulan las telecomunicaciones mundiales, a la hora de poner en órbita su satelite, debido a su posición estratégica ecuatorial. 

 

La mala es que, de acuerdo con la convención de Málaga - Torremolinos de 1973, el espacio no tiene dueño y debe ser usado en beneficio de toda la humanidad, y según el principio de derecho internacional que estable que: Primer llegado, primer servido, pues, obviamente, los países ricos, con más dólares y más avance tecnológico, llegaron primero y se apropiaron de la famosa y codiciada órbita GEO, saturándola con sus modernos y gigantes satelites de comunicaciones, dejando a los países pobres, como el nuestro, casi sin un sitio donde poner su satélte.

 

La cosa se puso tan delgadita que en dicienbre de 1976, Colombia, Congo, Ecuador, Indonesia, Kenia, Uganda, Zaire y Brasil, firmaron la declaración de Bogotá, en la que reclamaban soberanía sobre un segmento de su órbita GEO, en consideración a que debido a la falta de recursos y a la “sacadera de manteca” que había entre los ricos, se estaban quedando por fuera de los beneficios de su propia órbita. Después del correspondiente debate esta reclamacion fue atendida, quedando en el Reglamento de Radiocomunicaciones (2012) apéndice 30B, en su artículo 111, lo que se llaman las posiciones planificadas, las cuales fueron adjudicadas a los países que en ese momento no podían acceder a la órbita de los satélites geoestacionarios, y que, en virtud de garantizar el acceso equitativo al espacio, la Unión Internacional de Telecomunicaciones hizo un reparto a los países, de posiciones y sus frecuencias para su uso futuro. 

 

Así  pues que Colombia tiene su esquirlita guardada en la órbita GEO, para cuando a nuestros gobernantes les ronque la gana de enviar el famoso satélite, para aprovechar sus grandes ventajas en cuanto a comunicaciones, pero muy especialmente en el recurso moderno del internet de banda ancha.

 

Me di a la tarea de revisar esta información, después de leer las conclusiones de una nueva reunión de exgobernadores,  que vienen convocando a dirigentes y líderes que quieran cambiar a Colombia, bajo la bandera de la autonomía regional y la convicción de que los problemas se resuelven desde la región y no desde la nación. Este grupo presentó el dramático panorama de las comunicaciones por internet en Colombia, agravado en estos tiempos de educación virtual, pandemia, telemedicina e inseguridad. 

 

Según los exgobernadores: el 70% del territorio y 26 millones, más de la mitad de los colombianos, no tienen acceso a internet, especialmente en estratos 1 y 2 y las zonas rurales, y aquellos que tienen la suerte de poseerlo, solo disponen de conexiones 2G, solo para llamadas y datos. De acuerdo con este grupo más conocido como la  Alianza Regional, los campesinos colombianos no tienen educación desde hace año y medio, al carecer de internet, en medio de la tan cacareada educación virtual. La inseguridad del país y la baja eficiencia de la fuerza pública, se deben en parte a la falta de conectividad en regiones rurales y el acceso a las modernas técnicas de la telemedicina es casi nulo, donde más se necesita.

 

Aportan los exgobernadores como propuesta de su movimiento, lanzar la revolución del internet, que comenzaría con el lanzamiento de nuestro satélite de comunicaciones en el fragmento de órbita que aun tenemos separado. Según su informe, este proyecto solo costaría 150 millones de dólares, menos de la mitad del billetico que se le aflojó alegremente a Avianca, para que resolviera sus problemas de caja menor. Solo de esta forma se cerraría la brecha de la inequidad  y se dejaría de violar el derecho fundamental de millones de colombianos pobres, a gozar de las ventajas de estar interconectados e informados.

 

No olvidemos lo que solía decir el gran científico Stephen Hawking: “recuerden siempre mirar a las estrellas y no a sus pies.”

 

P.D. El que anda sin satélite, sin brújula y sin direción, es nuestro exótico alclade, que ahora resulta que no ha podidio hacer nada porque unos remotos alcaldes, de por allá de 2018 y 2019, le dejaron amarrado el presupuesto del 2021. Ver para creer.


Cartagena, agosto 5 de 2021



 

CAMINO A LA REVOCATORIA

En buena hora, dos de los tres grupos que tuvieron la iniciativa de ejercer su derecho constitucional a la revocatoria de los alcaldes mócoros, continuaron firmes, tuvieron la suficiente paciencia para esperar que al gobierno central le roncara la gana de expedir el famoso protocolo de bioseguridad y, lo más importante, se resistieron ante las amenazas criminales de las gavillas del poder.

 

Pasaron seis meses desde las famosas audiencias de revocatoria y desde que se iniciara la más encarnizada persecución contra los líderes del proyecto, para que el ministerio de salud finalmente se decidiera a emitir los famosos protocolos de bioseguridad y, a la Registraduría se le permitiera distribuir los formularios de recolección de firmas. Finalmente, hoy ya están poder de la ciudadanía y son diligenciados ávidamente por un pueblo que, si hace seis meses estaba dudoso, hoy está completamente convencido, que nuestra única alternativa viable es la revocatoria, tal y como la constitución y la ley nos facultan.

 

Tratando de ralentizar el plan, el gobierno central se inventó el panfleto de los controles anticovid necesarios para recoger las firmas y retrasó seis meses el asunto. Sin embargo, como ya todos sabemos, el alcalde aprovechó este tiempo para seguir profundizando su desastre, para que la ciudad se siguiera deteriorando, y cayendo a pedazos, para que sigan los trancones y bloqueos, para que se agigantaran los cráteres en nuestras vías y, en fin, para que la gente siguiera arrepintiéndose del triste espectáculo de una administración inoperante, desprestigiada y de una ciudad en ruinas, a la que muy pronto nadie querrá arriesgarse a venir.

 

En tan solo unas pocas jornadas de recolección de firmas, se nota un impresionante interés de la ciudadanía en aportar, en contribuir, en facilitar el trabajo y desde todos los sectores de la ciudad se solicitan los formularios, para que las comunidades registren con su firma, su voluntad indeclinable de hacer realidad un proceso que ya no tiene reversa, que cada día se consolida más y más y que marcará un hito en la nueva historia de Cartagena. No será la primera vez que nos sacudiremos y que le demostremos a este país que, así como a veces somos los primeros en cifras negativas, en otras jornadas históricas hemos defendido, aun con la vida, nuestra dignidad y nuestro derecho a que se nos respete.

 

Nunca antes se había visto que una sola persona acumulara tanto poder, para hacer las cosas mal, para deslegitimar el ejercicio de la autoridad y para burlarse de una ciudadanía, cuyo único pecado fue creer en una sarta de mentiras, sin ser siquiera cuestionado, sin ser requerido o confrontado por autoridad alguna, en un país ya famoso por el uso y el abuso de la represión, cuando el ciudadano común y corriente se atreve a decir esta boca es mía. Nunca antes habíamos sido tan conscientes del estado de postración de la ciudad y del alto grado de responsabilidad que le cabe en esta debacle histórica, al engendro político al que le confiamos ingenuamente la solución de nuestros problemas ciudadanos.

 

Pero como no hay mal que dure 100 años y la oportunidad que se nos presenta es especialmente propicia, tenemos la obligación, la responsabilidad, pero también el derecho al ejercicio del reproche social, de la sanción ética y moral que, en buena hora, nos proveen la Constitución y la Ley, al margen de las mangualas politiqueras y de las confabulaciones alcahueteadas, desde el congreso y la casa de Nariño, para terminar de una vez por todas con este alien baboso y repugnante, que se vino de tercer pasajero,  desde quien sabe que quintos infiernos, a amargarnos la vida. La revocatoria, tal como nos la presenta la Constitución, se convierte, en este momento histórico, en el mecanismo expedito y único que nos permitirá poner fin a la tragedia, más allá de los apoyos invisibles que mantienen a nuestros gobernantes en las antípodas del desarrollo y el progreso de la ciudad.

 

Las bodegas, que ya todo el mundo sabe quien las regenta y dirige, cada vez más reducidas y cada vez con menos argumentos, han sentido el meque y comenzado su campañita bobalicona en redes, con los mismos temas pendejos y trasnochados que, si bien, en alguna ocasión llamaron la atención, hoy en día están completamente recalentados y desprestigiados, después de que el zambiloco mayor, no solo  acabara todo lo que toca , sino que demostrara hasta el cansancio, que no es el papá de nadie, sino el comandante en jefe de una pandilla de incompetentes, malandrines de nuevo cuño, bribones de siete suelas, que creen que con memes y letreritos, van a evitar que la ciudadanía finalmente los devuelva a la oscura caverna de la que no debieron salir.

 

Nunca antes el pueblo cartagenero, había tenido una oportunidad tan brillante de demostrar su capacidad de enfrentarse a una situación adversa y salir adelante con éxito. Debemos aceptar que la situación de La heroica, es realmente crítica y desesperada. Afortunadamente tenemos en nuestras manos la solución: La Revocatoria es el Camino.


Cartagena, agosto 1 de 2021