Las circunstancias por las que atraviesa nuestro país, no son más que el resultado de la acumulación histórica de inequidades y desigualdades, derivadas de la aplicación de un modelo económico que, sistemáticamente, ha privilegiado el enriquecimiento de una minoría capitalista, en detrimento de una cada vez más creciente clase baja, empobrecida y marginada. Esto se ha hecho evidente, especialmente después de varias décadas de casi nula aplicación de una Constitución, en teoría desarrollada para un modelo de Estado Social de Derecho, con autonomía regional, pero con una vocación práctica de neoliberalismo y centralismo a ultranza.
El estallido social, largamente reprimido, y desnudado por la pandemia del Covid 19 y que, a duras penas, el gobierno ha podido contener con estrategias de represión, dilación y diálogos inanes, no es más que otra muestra de las deficiencias estructurales persistentes de nuestro modelo, generadas por la incapacidad del estado para desarrollar, aplicar o cumplir, la propuestas sociales y económicas de la, ya obsoleta, Constitución de 1991.
Es evidente que en el desarrollo del modelo de estado consagrado en la carta del 91, no se han dado respuestas al compromiso adquirido para la estructuración de un proyecto de sociedad, definido por la existencia de un Estado de Bienestar, caracterizado por un conjunto de seguros y servicios, destinados a garantizar la igualdad de oportunidades y la cohesión social.
Sea lo primero destacar la carencia total de políticas activas de empleo orientadas a evitar que se consoliden el subempleo, el empleo indigno o el desempleo de larga duración, todos cuota inicial de la pobreza estructural que nos identifica. A esto se añade la incapacidad del sistema para establecer, el seguro de desempleo como mecanismo de protección de las personas y de las familias, ante la pérdida a veces obligada, a veces consentida del empleo.
Otra de las grandes deudas de la Contitución del 91, con el Estado de Bienestar en Colombia, es el no haber logrado consolidar un sistema de salud eficiente, efectivo y universal. La universalización del sistema de salud en colombia no es solo un objetivo para la cohesión y el bienestar social, sino también para el control de los costos de salud resultantes del poco control a la industria farmaceútica y de la mercantilización pauperizadora e indigna de la salud, que nacen con la ley 100.
El tercer elemento que requiere una revisón a fondo, para conformar un verdadero estado de Bienestar, son los sistemas públicos de pensiones. La presión para pasar a sistemas privados, ha sido muy fuerte durante los últimos años, por el interés de las entidades financieras y por la supuesta inferioridad de los sistemas públicos. A esto se suma la deficiencia sistemática en proteción social a sectores en inferioridad de condiciones, como son las personas mayores y los enfermos crónicos no hospitalizados, así como el apoyo financiero a las familias con hijos, que es a menudo una condición para que las mujeres puedan tener hijos, sin renunciar a su actividad laboral.
La educación universal y gratuita si bien, no es parte en su totalidad del Estado de Bienestar, si es indudablemente un rasgo de las sociedades desarrolladas, y un instrumento fundamental para la igualdad de oportunidades que se pretende garantizar en el Estado de Bienestar. Además, no es un secreto, que en los actuales procesos de cambios y restructuraciones económicas, la formación y la cualificación son la mejor inversión que un país puede hacer para su desarrollo económico.
Un Estado de Bienestar como este que hemos analizado nos llevaria al modelo de sociedad que la ciudadanía nos está señalando y que necesariament tendría un fuerte impacto sobre nuestra economía, especialmente sobre el sistema fiscal. Un Estado de Bienestar fuerte y eficiente requiere de un manejo fiscal progresivo y justo, dentro de un modelo económico dinámico, competitivo y transparente, con alta productividad y un fuerte desarrollo e incorporación de tecnológias innovadoras.
Saludamos con mucha expectativa, la conformación de la Alianza Regional, grupo de dirigentes políticos de diferentes departamentos del país, con amplia experiencia en el manejo exitoso de lo público, especialmente en el plano regional y con una extraordinaria vocación de servicio, ya demostrada en su paso por las diferentes gobernaciones a las que han sido elegidos. Este grupo, en el que podemos mencionar a Luis Pérez, Dilian Francisca Toro, Alex Char Y Dumek Turbay, se ha reunido en la Heroíca el pasado 26 de junio, y tiene como objetivo la definición de una metodología electoral y como ejes estructurantes de su paltaforma programática, la valorización de la autonomía regional, frente a las deficiencias históricas impuestas por el centralismo acaparador y una intervención a fondo en la solución de los problemas sociales que exige el pueblo colombiano, por encima de partidismos, divisiones y extremismos.
La Alianza Regional, como grupo político comprometido con los desarrollos que vive nuestra sociedad, y de cara a las procesos de cambio social, que se vienen exigiendo en forma perentoria, propone como metodología estratégica, frente a las actividades electorales que se avecinan, conformar un equipo amplio de líderes, dirigentes y ciudadanía en general, que, por encima de partidismos y diferencias, asuma la vocería y defensa de la sociedad colombiana y proponga las reformas constitucionales, administrativas, politcas y económicas, de fondo, que el Estado de Bienestar exige y nuestra sociedad ya reclama con urgencia.
En Cartagena de Indias, cabe la lapidaria frase, de la que nadie se hace dueño: “El circo sigue mientras haya quien aplauda a los payasos”
Cartagena, junio 28 de 2021