Vistas de página en total

lunes, 11 de marzo de 2013

Lo que pasó, pasó...


Daddy Yankee, el reconocido emblema del reggaetón, hace algunos años nos enseñó lo que se puede hacer después de que la Corte de la Haya ha tomado una decisión: nada. Lo que pasó, pasó y ya pasó. El rechazo y la pataleta de Santos, cuando las cosas le salen mal, ya lo conocemos y no es más que una jugada política, para pasar “de agache” y tratar de sacar ventaja, apareciendo como el héroe luchador y salvador, que siempre estará ahí para defendernos. La idea es que su imagen no sufra, con miras a su segundo período.

A la corte le quedó mamey tomar la decisión, en la que en dos platos nos dicen  que tenemos que devolver algo, que estábamos usufructuando indebidamente desde 1928. No es sino que revisemos nuestra historia remota y  reciente, para que observemos que nuestra tradición y vocación ha sido la de aceptar recortes en nuestro territorio, sin mayores dramas. Cuando yo empecé a estudiar a mediados de los cincuentas del siglo pasado no existía el trapecio amazónico porque nuestro mapa llegaba mucho mas al sur dentro de los territorios de Brasil, Perú y Venezuela. La colita de pescado del amazonas fue lo que nos dejaron para que tuviéramos acceso al Rio Amazonas, cuando alegremente regalamos todo ese territorio. Después vino lo de Panamá en 1903 y el regalo de los Monjes a Venezuela en 1952. Si se estudian detenidamente todos estos episodios, seguramente encontrarán un lugar común: Una diplomacia de pacotilla y unos negociadores acartonados, mas reconocidos por sus apellidos largos y las glorias de sus antepasados, que por sus conocimientos, en los vericuetos y trapisondas del Derecho Internacional y del Mar.

No nos echemos carreta. La decisión de la Corte estaba cantada y ya desde 2007 era conocida por el gobierno. No es sino que revisemos declaraciones y publicaciones anteriores al fallo, para que observemos que desde mucho antes veníamos siendo preparados para el pretinazo. Para nadie es un secreto que después de la cumbre de Cartagena, el Gobierno, como quien no quiere la cosa dejó caer la perlita de que “la Corte siempre producía decisiones salomónicas y que nadie se iba con las manos vacías”. Esta declaración propiciada por el propio Estado, ha sido corroborada en varios medios de comunicación y en diversas reuniones en las que se ha analizado el tema. Les recomiendo leerse la última revista Semana, en donde se predice hasta el último detalle de lo que sería el fallo.

Antes de estar azuzando a la ciudadanía con pataletas nacionalistas y campañas de desobediencia, que antes ha criticado, el gobierno debería informarle al pueblo la verdad verdadera sobre el tema. Debería contar por ejemplo que en 2007 la Corte se pronunció aceptando la excepción preliminar de Colombia, en el sentido de que el tratado de 1928 había dejado claro que San Andrés, Providencia y Santa Catalina pertenecían a nuestro país y que esto no estaba en discusión en virtud del tratado de Bogotá de 1948. Pero en igual forma ha debido contarnos, que la Corte fue enfática en el sentido de que los demás accidentes geográficos, léase cayos, bajos, islas, y lo mas importante los límites marítimos, no habían quedado definidos, razón por la cual, entraría a fallar sobre esta parte del litigio. Ha debido decirnos igualmente que los Cayos de Quitasueño, Rocador y Serrana, ni siquiera fueron incluidos en el tratado de 1928, toda vez que Estados Unidos, a la sazón invasor de Nicaragua, los reclamaba. Y ha debido contar que el meridiano 82 nunca fue establecido como un límite, sino como un punto de referencia geográfico.

Pero mas allá de todos estos enredijos legales, la Corte decidió dándole consideración al interés mostrado por cada una de las Naciones: Colombia hablaba del tema en función de la soberanía y el derecho a los Cayos e Islas y siempre se pensó en la posibilidad de perder a San Andrés o algunos Cayos, hasta el punto de que rabiamos de felicidad cuando la Corte dijo que nos pertenecían. Nicaragua siempre estuvo mas enfocada hacia la plataforma marina y el Derecho al mar y sus recursos y de hecho, las escaramuzas  siempre estuvieron por el lado de entrada de naves, en las  que creíamos nuestras aguas. Los jueces solo le dieron a cada quien lo que reclamaba.

La decisión está tomada y tiene mas reversa un paracaídas de plomo. La negociación, en la que nunca participó un Sanandresano ya terminó. No acatar el fallo es ponernos a la par de un minúsculo grupo de países insolentes  e irrespetuosos, expertos en arbitrariedades, leguleyadas y maromas. No se ustedes, pero en lo que a mi respecta, siento que en un rinconcito del alma, tenía la sospecha de que estábamos clavando a los nicaragüenses. Lloremos nuestro mar perdido, pero por favor… con uribadas noooo!!!

Artículo publicado el 21 de Noviembre de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario