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domingo, 10 de marzo de 2013

Bienvenidos presidentes...


Presidentes de América: Bienvenidos a Cartagena de Indias, bella e histórica  ciudad de Colombia, patrimonio de toda la humanidad, menos de los cartageneros, a quienes en agradecimiento por nuestra amabilidad, calidez y buen trato con los que nos visitan, nos han condenado a la ignominia, el abandono, el rechazo y el desplazamiento en nuestra propia ciudad.

No se asusten, que ustedes no tienen la culpa. Se trata de una inexplicable actitud de nuestras autoridades de elección y nominación, quienes en su afán de complacer a los empresarios que patrocinan sus campañas, a los grupos de poder, y a un mal entendido apoyo al turismo, han decidido que los cartageneros raizales somos un estorbo para sus planes y poco a poco, mediante prohibiciones, regulaciones y todo tipo de abusos, nos están convirtiendo en ciudadanos de segunda, relegados a mirar desde lejos como nuestra ciudad es tomada por un jet set criollo, en beneficio propio y de sus mentores.

No se engañen. La ciudad que ven por las ventanillas de sus limosinas blindadas, es una ilusión primorosamente elaborada en los últimos días para engañarlos, al igual que se hace con todos los visitantes ilustres. Si se fijan bien, el asfalto de la vía todavía esta humeante, y si bajan la ventana, percibirán el olor a brea derretida. En realidad la vía se terminó de pavimentar esta madrugada y, aunque se disponía de varios años para planear esta cumbre, el contrato solo se hizo hace 15 días.  Dicen que en el embolate de última hora es más fácil contratar.

No piensen que la ciudad siempre está igual de limpia, no señor. Aquí las empresas de aseo la "cogen suave", pero eso sí, cuando hay visitas les toca duro. Hay que limpiar y barrer para que los visitantes crean. Si no ven indigentes, gamines, prostitutas, no vayan a creer que aquí ya esos problemas están resueltos y tenemos albergues, hogares de paso y todo tipo de instituciones para su resocialización y protección. Aquí entre nos, les cuento que los mandaron a recoger y esconder y la verdad, no sabemos hacia donde los llevarían. Los visitantes que llegan por aquello del turismo sexual, van a tener problemas.

No crean que estamos en guerra. Por favor. Esos 14000 efectivos entre soldados y policías, que casi no dejan caminar y que piden "papeles" día y noche, los trajeron para la seguridad de ustedes. Eso es algo así como todas las fuerzas militares de Paraguay o la mitad de las de Noruega. Ellos siempre vienen cuando hay visitas. El resto del tiempo Cartagena es el paraíso de cuanto sicario, fletero, pandillero, "traqueto", bandido y demás especímenes de diferentes pelambres, se quiera arrimar por acá. Los cartageneros que nos defendamos  como podamos. Nosotros como somos tan frescos y "bacanos", no nos quejamos de nada. Así que tranquilos cada uno de ustedes tendrá una escolta de mas  de 400 efectivos.

No vayan a decir de regreso a sus países que en  Cartagena no hay vendedores ambulantes. Aquí los hay por miles, conformando un ejército de lo que se denomina empleados informales. Si no los ven es porque se les sugirió muy educadamente que por estos días desaparecieran. No sabemos de qué van a vivir sus hijos, mientras ustedes se deleitarán con las exquisiteces de nuestra cocina.

Señores presidentes: bienvenidos a Cartagena una ciudad de espejos o espejismos, como diría el maestro. Donde todo es único e irrepetible. La belleza y la fealdad, la riqueza y la pobreza, la opulencia y el hambre. Bienvenidos a Cartagena. Una ciudad ataviada con sus mejores galas  para recibir a sus ilustres visitantes y harapienta, pobre e  insegura  para sus nativos. Disfruten de su estadía en nuestra ciudad, y por favor no se les vaya a ocurrir programar otra cumbre en esta pobre Cartagena de Indias...

Artículo publicado el 22 de Marzo de 2012

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