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lunes, 11 de marzo de 2013

A ordenar el desorden...


Estamos en épocas de grandes descubrimientos: hace unos días un Ministro de estado descubrió  el agua tibia y ahora un reconocido medio de comunicación, local descubre que el agua moja.

El Ministro descubrió que los dineros destinados a la costa, son desviados, con cualquier pretexto,  hacia el interior del país, tema que comentábamos en anterior columna, y ahora el periódico El Universal descubrió, de un solo tirón, todas las tragedias que acosan a los cartageneros, a raíz de la programación, manejo y autorizaciones, emitidas con ocasión de la celebración de las fiestas de la independencia. Tragedias que desde hace no menos de 15 años, vienen siendo denunciadas por propios y extraños y sobre las cuales se han escrito infinidad de artículos, estudios y hasta libros.

Descubrió el matutino que las fiestas que antes duraban entre 4 y 5 días, ahora duran mas de un mes, lo que las hace, sin duda, una de las mas largas del mundo. Primero se inventaron el “minicromos”, una especie de retiro espiritual de una semana sin ropas, donde las candidatas eran fotografiadas, con el objeto de que una revista sacara la primicia de los cuerpos de las reinas, en una edición especial. Después, la cadena dueña o patrocinadora del reinado de “RAI”, fue ideándose en coordinación con los demás patrocinadores, una serie de reinaditos, visitas, paseos, desfiles y todo tipo de actividades, cada una de las cuales va “impajaritablemente” ligada a una caravana, un trancón, un cierre de vías y la instalación de la “inmondable” tarima y las consabidas barandas de la policía en la plaza de la paz.

Descubrió igualmente el importante diario,  que el rescate de las tradiciones culturales ligadas a nuestra independencia, poco a poco se fue convirtiendo en la principal fuente de desórdenes, descontento y obstaculización de las actividades normales de la ciudad. Al amparo de una buena idea y un clamor generalizado de liberar los festejos del yugo centralista de RCN, se fueron creando bandos, banditos y cabildos, en cuanto barrio y colegio de la ciudad, todos con el inconfundible objetivo de llevar sus marchas, comparsas y jolgorio, al centro de la ciudad. Sigue viva en el imaginario colectivo, la idea de que todos las actividades importantes se celebran o culminan en el centro, léase plaza de la Paz, y de ahí la situación caótica a que se ha llegado, en la que casi desde un mes antes del 11 de Noviembre, es  imposible la movilización y el laborar, por el incordio de los desvíos, los bloqueos y el perrateo que acompaña todas estas manifestaciones, regadas con frías y guaro.

La atomización de los festejos y la dispersión en el tiempo de las manifestaciones de nuestras tradiciones culturales, ha generado quizá la mas aberrante de las distorsiones: desde que se inicia el mes de Octubre, las actividades de la ciudad comienzan a traumatizarse, hasta llegar casi a la parálisis total, cuando  se acerca  Noviembre. La administración se concentra en la organización, y control de tantas cosas simultaneas y la Policía se dedica a hacer lo que mas le gusta. Bloquear vías, instalar retenes, solicitar documentos, demarcar con sus infaltables vallas los sitios donde se realizarán actividades, y lo mejor de todo, cuidar y seguir personajes, que en esta época pululan. No ha faltado el guache que diga que en Cartagena desde que llega Octubre no se trabaja más y que en Diciembre se bebe todos los días.

El Alcalde encargado también hizo su descubrimiento: el agua de hielo. Claro que al Alcalde le damos el beneficio de la duda, toda vez que el es una especie de “cartacachaco”, de esos de pantalón mocho, medias y camisa mangas largas, que por sus largos años en Bogotá, de pronto se ha olvidado de la vieja costumbre de algunos vándalos, de aprovechar las fiestas para desahogar sus rencores y ese instinto de destrucción, del cual hemos sido acusados por estudios serios y no tan serios. Le abonamos, eso si, que haya aprovechado su olvido intencional, para poner el grito en el cielo, y llamar la atención sobre esta extraña forma de divertirnos los cartageneros. Una ciudad que se las pica de moderna, turística y amable, requiere de una mejor tradición cultural. La cultura de la planeación, la buena organización y un mejor control de sus festejos.

Artículo publicado el 8 de Noviembre del 2012

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