No deja de causar extrañeza la última y
apresurada decisión de nuestro Alcalde, mediante la cual despidió de un solo
chinchorrazo a 2000 funcionarios del Distrito, quienes laboraban a través de la infame modalidad de la orden de prestación
de servicios, mas conocida en el ambiente político administrativo, como OPS.
Es extraña la decisión porque se fundamenta en
justificaciones tan peregrinas como que: “hay tantos empleados que
no caben en algunas dependencias, las cuales resultan estrechas para albergar a
tantos empleados”.
Sin embargo, como el mismo Alcalde asegura, estos
funcionarios arrancaron con su gobierno y eran necesarios, porque al
desvincularlos se paralizaba la administración. Las preguntas son: ¿y al
despedirlos ahora, no se paraliza la administración? ¿y porqué hasta 5 meses
después de iniciado el gobierno es que se
da cuenta que hay tantos que no caben?
No deja de ser extraña y sugestiva la medida, porque se
produce precisamente a continuación de un agrio altercado entre un respetado
concejal y un asesor del despacho, en el cual el asesor, en forma poco amistosa,
acusó al concejal de “tener mas de 1000 OPS en el Distrito”. Esta acusación,
que parece no ha sido asimilada en sus
verdaderas dimensiones, contiene un compendio de sugerencias que van desde
aceptarse que los concejales “tienen OPS”, hasta que lo censurable es que sean
muchas. Otras preguntas que obligatoriamente se deben responder son: ¿tienen
algo que ver las 2000 cancelaciones de contrato que ha hecho el Alcalde, con lo
dicho por el asesor en relación con las mas de 1000 OPS en manos de un solo
concejal? ¿a quienes y a que negocios se refiere el Alcalde, cuando dice “no me
pidan puesto que el alcalde no negocia puestos con nadie”?
La medida es apresurada e
inhumana porque viola las mas elementales normas de administración y manejo del
Talento Humano. Las prácticas aceptadas universalmente, parten de hacer
estudios, revisar procesos, verificar requerimientos y luego con toda la
información en la mano proceder a revisar la organización, realizando los
ajustes de nómina que sean necesarios en forma planeada y ordenada. Arrancar el
proceso despidiendo masivamente a los
funcionarios, para después hacer los estudios, no solo es un absurdo
administrativo, sino una violación flagrante a derechos tan importantes como la
dignidad humana, el buen nombre y la vida digna. Los funcionarios despedidos
son seres humanos que sienten, sufren y les duele ser tratados como cosas que
solo llenan oficinas o como elementos de negociación entre el sector político y
el ejecutivo.
No parece lógico que en
momentos en que acaba de aprobarse el Plan de Desarrollo, un plan 100%
operativo, que va a requerir de un verdadero y significativo esfuerzo de
gestión del Distrito, se proceda a retirar del servicio a un importante grupo
de funcionarios ya entrenados y que, todos sabemos, son de gran impacto en su
aporte, si se tiene en cuenta que el trabajador sin estabilidad hace un
esfuerzo extra, en aras de mantener el puesto y la tranquilidad de su familia.
Una gran mayoría de estos funcionarios son personas con altos niveles de
preparación y méritos suficientes para desempeñar con lujo de detalle, las
actividades de trascendencia que plantea el Plan de Desarrollo. Ojalá y no
caigamos en el viejo y odioso esquema de abrir calles de honor a los ignorantes
cargados de recomendaciones y no a los capacitados.
Las decisiones que tienen
que ver con los seres humanos deben ser muy cuidadosas, extremadamente
estudiadas, pero sobre todo respetuosas de la dignidad humana. La ponderación,
la mesura y el trato justo, son condiciones humanas que marcan la diferencia
entre una administración inspiradora y una administración despótica. Los
cartageneros tenemos todo el derecho del mundo a ser tratados como seres
humanos dignos y este es lo menos que esperamos de nuestros administradores.
Artículo publicado el 31 de Mayo de 2012
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