Razón tiene para estar preocupado el
Concejal Múnera, con relación al Plan de Desarrollo presentado por la alcaldía
y aprobado por el Concejo en las sesiones recién finalizadas. El mamotreto de 300 millones y mas de 1000
actividades, no es un plan en el sentido moderno del proceso gerencial y, por
supuesto, tampoco establece una ruta de desarrollo en la dirección que todos
queremos y nos merecemos.
El “Plan” aprobado recientemente, es en realidad un
listado o catalogo de las tareas y actividades, que se propone realizar el
ejecutivo en los próximos 4 años, en desarrollo del giro normal de sus
funciones. Es simplemente un programa operativo en el que se describen todas y
cada una de las tareas, que las diferentes entidades del Distrito llevarán a
cabo en el cuatrenio, y como se realizarán los diferentes presupuestos. A pesar
de ser un verdadero bordado de la gestión de la administración, no contiene los
elementos esénciales que indiquen que estamos dando pasos en la dirección de un
verdadero desarrollo.
En primer término el Plan no contiene objetivos
estratégicos y mucho menos estrategias para resolver los grandes problemas
estructurales que agobian a la ciudad y que, sin duda alguna, la mantienen muy
lejos de la modernidad y el desarrollo que otras ciudades muestran y que nos
hacen agua la boca, cuando las visitamos. No es sino ir a Barranquilla para
darnos cuenta cuan lejos están nuestros planes de desarrollo de los verdaderos cambios y las verdaderas
soluciones que a gritos estamos pidiendo.
Cuando vemos en el plan de Bogotá: Metro liviano,
metro pesado, red de autopistas, y otras “pendejaditas”, es cuando nos damos
cuentas que llevamos años haciendo mas de lo mismo, llamándole megaproyectos,
mega colegios, y mega obras a cositas intrascendentes y haciéndole creer al
pueblo que con ponerle el prefijo “mega” a lo que hacemos, estamos haciendo
cosas realmente grandes e importantes. Nos conformamos con tan poco que vemos
como mega colegio, una institución de 1000 alumnos, cuando ya en 1960,
construíamos el Liceo de Bolívar y el Inem con capacidades cercanas a los 5000
estudiantes. La perimetral y transcaribe, son un vivo ejemplo de nuestra miopía
a la hora de planear el desarrollo de la ciudad.
Nos estamos acostumbrando a que las pocas cosas que
hacemos para un raquítico desarrollo nos las impongan desde Bogotá, al igual
que nos imponen cumbres, reuniones y festivales, que vienen, desordenan y
desaparecen. Proyectos como la Vía Perimetral, el Túnel de Crespo y Transcaribe
fueron planeados y decididos desde Bogotá. El Ex Uribe, decidió como y donde se
hacían las residencias de los asistentes a los Juegos Centroamericanos y ya ven
lo que nos quedó. La novela del canal del Dique y la sedimentación de la Bahía
lleva mas de 15 años en manos del Gobierno central. Ya se está hablando desde
Bogotá de la mudanza de la Base Naval y hace apenas dos años, nos mudaron el
Aeropuerto y luego lo regresaron. Todo esto sin que nadie diga: esta boca es
mía.
La tragedia del Mercado de Bazurto sigue vivita y
coleando y, escuchando a los encargados del proyecto, no queda claro que se va
a hacer, y, lo mas importante: como, cuando y con que recursos. Mientras nosotros
damos palos de ciego buscando soluciones, las cadenas de supermercados instalan
los suyos en todos los barrios, adelantándose a la propuesta del gobierno de
construir mercados sectoriales y acostumbrando a la ciudadanía a las ventajas
de un mejor servicio y mejor higiene aunque a mayor precio.
El Concejal Múnera tiene razón el Plan de Desarrollo
no dice como vamos a resolver los grandes problemas de ingreso, empleo,
desmarginalización, salud, y, por supuesto, obras de infraestructura que
necesitamos para un verdadero desarrollo. No podemos quedarnos sentados a
esperar que vengan de Bogotá a decirnos que debemos hacer y a que nos traigan
las migajas que quedan, luego de que las otras cinco ciudades deciden y se
desarrollan, mientas nosotros seguimos en la edad del folletín.
Artículo publicado el 22 de Junio de 2012
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