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lunes, 11 de marzo de 2013

Además de gordos, hinchados...


Un importante número de vecinos de Manga, así como otro número, mayor aun, de visitantes de redes sociales, se encuentran realmente alarmados y contrariados por una extraña situación que se presentó en ese barrio, cuando la Emisora Olímpica Stereo montó un deprimente espectáculo, alrededor de la rifa de boletas para el  partido de futbol Paraguay Colombia, cosa que en estos eventos,  además de normal, es agradecida por los oyentes y los aficionados.

       Resulta que la susodicha emisora, condicionó la entrega de las apreciadas boletas, a que las personas participaran en un concurso en el que los requisitos para ganar no eran precisamente, responder preguntas de cultura general, o historia de la ciudad o al menos saber de  deportes. No señor, las condiciones eran de lo mas chabacanas e inmorales: dos hombres besándose durante casi 20 minutos, mujeres y hombres desnudándose, gente obligada a comer porquerías, madre e hija besándose y todo esto en plena calle y a la vista de vecinos y transeúntes quienes escandalizados, terminaron llamando a la Policía, cuyos agentes no sabían que hacer, pues en sus protocolos no existían procedimientos ni actuaciones  para una situación tan insólita y un concurso tan desproporcionado.

       Esto no es nuevo, ni exclusivo de esta emisora. Existe en la ciudad, la región y el país, cierta tendencia a que algunas emisoras de radio, de audiencia popular, incluyan dentro de su formato, comportamientos francamente censurables, desagradables y grotescos, que, no solo atentan contra normas sociales de moral y buenas costumbres, sino que adicionalmente demuestran el pésimo manejo administrativo y pobre control que, cadenas radiales, de reconocido trayectoria, ejercen en la selección y desempeño de sus programadores y locutores. No es sino escuchar un programa de atención de solicitudes telefónicas, hechas generalmente por jovencitas, para que los famosos locutores reproduzcan canciones, para notar que lo que impera es el juego de palabras grosero y malintencionado, y, esto también grave, el maltrato al lenguaje y el mal ejemplo.

      Tienen razón en estar molestos Mangueros y Cibernautas, pero les tengo una buena noticia: hace por ahí unos tres años, el Consejo de Estado concedió una acción popular a la Fundación “Sueño por Colombia” contra el Ministerio de Comunicaciones y Radio Cadena Nacional S.A. RCN, por vulneración de la moral publica, las buenas costumbres, los valores, la integridad física y psíquica de la sociedad, y derechos colectivos como el patrimonio publico, el patrimonio cultural de la nación, la seguridad y salubridad publica y los derechos de los consumidores y usuarios de radio en Colombia, presuntamente vulnerados a raíz de la transmisión del programa El Mañanero, por la emisora La Mega que, según la fundación, dicho programa “corrompe nuestra juventud y la envenena de la mas variada gama de vulgaridad y patanería, constituyéndola así en un canal destructivo de los valores y la moral colectiva con sus transmisiones”.

      A raíz de la decisión del Consejo de Estado, el Ministerio de Comunicaciones impuso una sanción pecuniaria a la entidad concesionaria de la frecuencia y el programa procedió a adecuar el contenido de sus emisiones. Si bien RCN pataleó y tuteló la decisión del Consejo de Estado, alegando la tan mal entendida Libertad de Prensa y no censura, lo cierto es que el juez de tutela les mantuvo la obligación de auto regular sus programaciones y actuaciones, siempre vigilantes de la obligación constitucional de respeto por la moral y las buenas costumbres, imperantes en el conglomerado social.

      No discutimos el derecho constitucional de los medios a la libertad de información, así como tampoco estamos diciendo  que no estemos de acuerdo con programas que mezclen el buen humor y la “tomadura de pelo” en las noticias, concursos y en ciertos programas de entretenimiento y frivolidades. Eso es muy de nuestra cultura y nos diferencia. Lo que si pedimos es que no se confunda alegría con patanería y calidez con irrespeto e inmoralidad. Sobrepasar estos límites molesta, choca y añade una preocupación más, a las ya de por si complicadas que tiene la ciudad. La ciudadanía tiene razón en estar molesta y son justificadas sus serias intenciones de demandar estos hechos y aplicarle una censura moral a esta emisora.

Artículo publicado el 18 de Octubre de 2012

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