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domingo, 10 de marzo de 2013

Año viejo, gobierno viejo



Se termina un Gobierno y comienza otro. Coincide esta situación con la terminación de un año y el comienzo de otro, es decir Gobierno viejo: año viejo. Y eso es realmente lo que parece que estuviera ocurriendo y uno observa, cuando  sin proponérselo se aproxima a los círculos donde se cocinan las decisiones relacionadas con el futuro gobierno de la ciudad. Ya nadie se acuerda de lo que está pasando en la ciudad, los deslizamientos de San Francisco, las inundaciones en toda la ciudad, el desastre de la movilidad, los enredos del tráfico, etc., todo eso pasó a un segundo plano, ahora lo importante es quien va para que parte y a quien descabezarán por no haber apoyado a los ganadores. Así de ese tamaño es la cosa. Al gobierno viejo solo falta que lo vistan con unos trapos viejos, lo rellenen de aserrín y buscapiés y lo quemen a la media noche del 31 de diciembre.

Si esto no sucediera como lo estoy diciendo, entonces lo que debería estar pasando sería diferente. En primer lugar los encargados de los empalmes deberían estar dedicados a recorrer palmo a palmo  la ciudad, para ver lo que el año viejo dejó inconcluso o simplemente no quiso ver, a pesar de que todos los días se lo señalábamos: La cochambrera del Paseo Bolívar, los cráteres del Arsenal, el despelote de Bazurto, el tráfico alucinante, la piedra de la gente por los permanentes cierres de las calles, la desesperanza de los cartageneros mientras ven pasar los gobiernos sin que se termine Transcaribe, los crímenes que siempre son hechos aislados, las colas infinitas en las EPS, la popa viniéndose abajo, la bahía desbordándose, y en general todo el catalogo de situaciones que determinan el tamaño de nuestra tragedia.

En segundo lugar, los señores empalmadores deberían estarse reuniendo con los líderes cívicos y la ciudadanía en general para recibir, de primera mano, información precisa y concisa de como ven los ciudadanos su ciudad, cual es la realidad monda y lironda de lo que mas nos afecta y cuales deberán ser los planes de emergencia a abordar en primera instancia. Parece extraño pero el “alcalde del pueblo” olvidó incluir dentro de la organización para el empalme, a los funcionarios que deberían reunirse con la comunidad, para escuchar sus inquietudes. Un número importante de presidentes de Asociaciones estuvieron en el sitio donde se direcciona el empalme y no pudieron reunirse con un interlocutor, porque a última hora nadie sabía a quien le correspondía esto. O, como todos imaginamos, simplemente esto se olvidó.

Los representantes del año viejo, por supuesto estarán mas interesados en mostrar en el empalme, aquellas cosas que  a su modo de ver  son mas importantes: sus logros, lo que se hizo muy bien y debe mostrarse en primer lugar. Los éxitos en educación, los avances en  gestión tributaria y financiera (excluyendo el descache del cobro de Valorización) y obviamente, aquellas obras que se concluyeron y entregaron. Lo que no se hizo, se hizo mal, o queda pendiente, debe preguntársele al pueblo que es quien sufre las consecuencias y quien sabe de primera mano donde están las dificultades. Lamentablemente esto ha brillado por su ausencia, absorbido por el embolate de última hora, el entusiasmo del poder recién adquirido y la necesidad de espantar las in terminables colas de aduladores que desde ya pululan por el tercer piso de la cámara de comercio.

Año nuevo, Gobierno nuevo, lleno de esperanzas y buenos deseos que por el bien de todos, ojalá se cumplan. Amanecerá y veremos. No debemos olvidar que en cuatro años este gobierno también será viejo.

(Articulo publicado Diciembre 3, 2011)

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