Tengo que confesar
sin rubores que veo todos los días protagonistas de muestra tele, y no solo veo
el programa oficial de por la noche, sino los resúmenes, avances y comentarios,
que se hacen a lo largo del día. Independientemente de lo que digan y opinen
expertos y profanos, hay que aceptar que el programa les gusta a los
colombianos y que analizado sin apasionamientos e hipocresías y más allá de las intenciones actorales de
los participantes, el reality gusta
porque, de alguna manera, convoca los sentimientos, emociones y actitudes más representativos de
nuestra compleja sociedad colombiana.
Lo primero que hay
que admitir es que la televisión es y seguirá siendo una forma expedita y
eficiente de adquirir notoriedad rápidamente, sobre todo si la persona se
expone a ella seguidamente y en horarios de alta atención del público. Hace dos
meses estos jóvenes que participan en protagonistas eran unos solemnes
desconocidos y hoy dos meses después, por obra y gracia de la televisión, son
unos verdaderos personajes nacionales, reconocidos, y generadores de opinión y
controversia, a lo largo y ancho del territorio nacional. Esta debe ser la
razón por la que tantas calvas ilustres se desvelan y hacen lo que sea, con tal
de lograr una entrevista en TV y mantenerse apareciendo, aunque
veces no sea por cosas tan buenas.
Otro elemento
destacable que muestra el reality, es nuestra natural tendencia a agruparnos
alrededor de criterios o intereses comunes, agrupaciones que muy pronto se
convierten en fuertes “roscas”, que terminan disputándose los beneficios y el
poder, mas allá de consideraciones éticas, programáticas o lógicas. A pesar de
que los reglamentos del programa establecen el talento y la convivencia como
los parámetros de enjuiciamiento y control, los dos grupos conformados: “las
superpoderosas” y “la mafia”, rápidamente superaron los procedimientos de la
producción y decidieron que las eliminaciones se harían obedeciendo a las
decisiones, confabulaciones y conspiraciones dirigidas desde ambos bandos, con
base en consideraciones muy distintas a los establecidas. Cualquier parecido
con nuestra realidad es mera coincidencia.
La permanente y
deprimente controversia entre casi todos los participantes y el espontaneo
Oscar, es quizá el elemento que mas
claramente marca una de nuestras tendencias como grupo social: la intolerancia. Es evidente la
incapacidad del grupo para ocultar y controlar sus prejuicios y aceptar a
alguien diferente, o que por lo menos no se muestre de acuerdo con sus
preconcepciones y estándares, largamente interiorizados en muchos años de
aprendizaje discriminatorio. Aunque Oscar hace las mismas bromas pesadas que
los demás, es claro que el grupo descarga su rechazo por la indefinida condición
sexual del joven, alegando que deben ser respetados, seguramente, por ser ellos
sexualmente “normales”. Las agresiones verbales y físicas y la estigmatización
que ha debido sufrir el joven son apenas un pálido reflejo de lo que sucede acá
afuera.
No podían faltar
por supuesto, los personajes que pretenden superioridad, por ser de determinada
región del país. Los protagonistas, al igual que ratoncitos en un laboratorio,
piensan y actúan dentro de la casa estudio de forma similar a como se dan en el
país las luchas de poder, con base en la
preponderancia relativa que cada región cree tener. No es un secreto que la
verraquera, el echar para adelante aun pasando por encima de normas y personas
y el todo se vale, son algunos de los elementos con que la protagonista de
menos talento y peor convivencia, no solo se mantiene en el programa, sino que
define el rumbo y la suerte de los demás, que ingenuamente y sin oponer
resistencia, se dejan poner semanalmente la camisa roja de la sumisión a la
región mas fuerte.
Tal vez con lo
único que no han contado los protagonistas, es con esa innegable vocación de
los colombianos por lo justo, lo correcto, la protección del mas débil y la
esperanza siempre viva de que al final prevalecerá la verdad y la justicia. Esa
es quizá la razón por la que Oscar y Diana X, aún siguen en la pelea….
Publicado el 16 de Agosto de 2012
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