Casi Inadvertido
pasó para la ciudadanía, un informe presentado por la prensa local y realizado
por Ipsos Napoleón Franco, con el apoyo de la Red de Ciudades como vamos 2012.
El informe, ambiguo y poco concluyente, establece que Cartagena ocupa el 6
lugar en Calidad de Vida, entre 10 ciudades estudiadas, sin calificar si esto
es bueno o malo, aunque a primera vista, por la forma como es destacado en la
prensa, parece que esto fuera muy bueno.
La calidad
de vida es un concepto complejo y colectivo, que incluye variables tanto
materiales como inmateriales y que en general se concreta en la existencia de esos
elementos que hacen que la vida sea digna, cómoda, agradable y satisfactoria,
tanto para las personas individuamente consideradas, como para su grupo
familiar y la comunidad en general. Me imagino que ya se pillaron, que de nada
vale que el 20% de los habitantes de una ciudad tenga muy buena calidad de
vida, si el 80% restante está padeciendo todo tipo de privaciones, ya sea
porque no tiene ingresos estables y adecuados, o porque tiene hambre, o se
siente inseguro, o porque no disfruta de buenos servicios públicos, recreación,
educación y cultura, o simplemente porque se pasa todo el año preocupado,
pensando en como va enfrentar la infamia de los gastos de comienzos de año, que
se convirtieron en la tragedia de este país.
Medir la calidad de vida a través de
encuestas y salir a proclamar sus resultados a los cuatro vientos, es tan
desproporcionado y absurdo, como el ejemplo que nos ponían los profesores de
estadística a los estudiantes “mócoros”: si
yo me como dos panes y usted ninguno, en promedio nos comemos un pan cada uno.
Es decir, como en Cartagena hay unos pocos que tienen buena calidad de vida y muchos otros, una muy mala, pues en general todos
tenemos mas o menos una calidad de vida promedio y entonces salimos a festejar.
No negamos la necesidad de contar con datos y cifras que indiquen, en forma
conveniente, el desempeño de las variables económicas de un país o una región,
pero en realidad, con apenas conocer nuestro ingreso per cápita y el índice de
necesidades básicas insatisfechas, es suficiente para determinar el tamaño de
nuestras desgracias.
En el plano de lo inmaterial, la
Calidad de Vida se forma de la contribución de elementos espirituales o
emotivos, que establecen un ambiente, a partir de la actitud
que cada persona o cada comunidad tiene para enfrentar el fenómeno de la vida. La
tranquilidad que genera un buen empleo con buenos ingresos, la seguridad de
saber que puedes vivir sin el temor de ser atracado o asesinado, el saber que
los impuestos que pagas serán aplicados eficientemente por una dirigencia
dinámica y unos gobernantes legítimos e inspirados y la posibilidad de lograr
realizaciones personales y familiares, son, entre otros, algunos de esos
elementos intangibles, cuya existencia aporta una importante contribución al
mantenimiento de una buena Calidad de Vida de las personas, dentro de la
dinámica administrativa de una ciudad o un Estado.
Pretender que el 49%, obtenido como
promedio matemático de las variables medidas por 1001 encuestas, representa la
realidad de la Calidad de Vida de los cartageneros, es tremendamente
simplificador y desafortunado, a pesar de las buenas intenciones del ejercicio
y de quienes lo hayan liderado. No puede ser serio, promediar 70%
de pobreza, con 65% de pesimismo y 88% de buena educación, para obtener 49% de Calidad
de Vida. Esto es algo así como el viejo absurdo matemático, que nos enseñaban
en primaria, de sumar peras con manzanas y mangos. Es evidente y es un hecho
notorio, que la situación de desgobierno, inseguridad, desempleo, inmovilidad,
incertidumbre, desesperanza y frustración que atraviesa la ciudad, nos están
generando una de las peores calidades de vida del país y para saberlo no
necesitamos estudios ambiguos y extravagantes.
Está bien que queramos vender una
buena imagen del país a través de alegres campañas como “Colombia es Pasión” y estudios
estrafalarios que dicen que somos el país mas feliz del mundo, pero otra cosa muy
distinta es pretender, con artificios de carnaval, escamotearle la realidad a
los cartageneros, asegurando que una encuesta de opinión, mide nuestra Calidad
de Vida, la cual todos conocemos desde hace ratos: QUE ESTAMOS JODIDOS
@rododiazw
@rododiazw
Rodolfo excelente reflexión, pero vergonzoso y absurdo el resultado que presentan los autores de la encuesta. El cielo no lo puedes tapar con las manos, supongo que se referían a la Cartagena amurallada.
ResponderEliminarLa encuesta se realizo en Cartagena del Chaira, Caqueta- Colombia? o donde se realiza uno de los miles de reinados de belleza en Bolivar, Colombia?
ResponderEliminarA la gente común por ejemplo en Cartagena y no sale en un análisis del periódico El Universal es que las Bacrim unidos a las pandillas de los barrios mas deprimidos y pobres de Cartagena se han tomado estas zonas sembrando el terror, no solo eso, también implica un gasto extenuante de personal policial que en ocasiones, no todas las veces, termina al servicio o vacunando los negocios de estas bandas. La guerra que se vive alli no es mostrada porque esto expanta al turismo sin embargo a las personas que dia a dia se levantan a trabajar honradamente son las que sufren las consecuencias de las disputas de estas bandas.
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