Al margen de los grandes y complejos problemas de la ciudad,
la gente no pierde su talante cálido, tranquilo y mamagallista y, en paralelo con la preocupación por las
cosas que pasan, mantiene su buen humor y da rienda suelta a esa capacidad de
tomar el pelo, que nos distingue y califica como guasones inmortales. Esta
semana ha sido especialmente prolífica en chanzas pesadas y medios de comunicación y redes sociales han
sido el escenario propicio para desarrollar toda esta creatividad.
Uno de los chistes de antología de esta semana
fue la respuesta del Secretario del Interior, ante una queja de la ciudadanía,
en el sentido de que los agentes de policía, ubicados en diferentes sectores de
la ciudad, se la pasan hablando y chateando con los celulares, cosa que además
de evidente viene siendo comentada en todas las esquinas. El señor secretario
no tuvo empacho en decir que “la tecnología tiende a confundir a la gente común
y corriente. Los agentes lo que tienen son unos aparatos que están
georeferenciando todo lo que pasa en Cartagena y tienen unos códigos especiales
para enviar imágenes a los centros de cómputo y la policía tomar acciones”.
Semejante galimatías no puede producir sino
risas : Los policías envían imágenes a los centros de computo para que los
policías actúen. Y porqué en vez de georeferenciar todo lo que pasa y después
enviar imágenes, no toman ellos mismos las acciones? Y las famosas cámaras y el
centro de control, no son precisamente para tener imágenes en tiempo real de
todo lo que sucede en múltiples sitios de la ciudad? Será que por estas nuevas
tecnologías fue que se dispararon los homicidios en Septiembre? No se, no se. La
verdad es que en una época en la que todos nos distraemos chateando por el
Black Berry, no es nada raro que un muchacho del interior que trabaja de
policía acá en Cartagena, se distraiga un poco comunicándose con su novia y su
familia. No entendemos una justificación tan peregrina, risible y rebuscada
para un hecho tan normal y corriente.
Otro hecho que causó mucha hilaridad fue la
comparación que hizo el periodista Juan Gossaín de los asesores y funcionarios:
dijo que
“siempre ha creído que Campo Elías no solo está mal rodeado, sino que lo que
tiene alrededor no es un equipo de gobierno sino “una pandilla”. Causó sorpresa
y risas el que después de tanto pedirles la ciudadanía, respuestas sobre lo que
pasa en Cartagena, sin obtener respuesta alguna, rápidamente hayan saltado
algunos a mostrar su indignación por la “ofensa recibida” de parte del
escritor. Lo más cómico de todo fue que inmediatamente salió otra columna, en
la que el autor decía que efectivamente el Sr. Gossaín debería excusarse, pero
con los Pandilleros, por haberlos comparado con esos asesores y funcionarios.
Otro tema que vino acompañado de una buena
dosis de mamagallismo fue el de la famosa operación de Próstata del Presidente
Santos. Hubo tres clases de chistes: los que le deseaban suerte con el viaje de
Ibuprofeno y Acetaminofén que los
médicos de su EPS le formularían. Los que comparaban la velocidad de la
atención recibida por Santos y el equipo de científicos que se encargó de la
operación, con la lentitud y mala calidad
de la atención recibida por los pacientes comunes y corriente y los que
aseguraron que lo que realmente tenía Santos como tumor, no era más que una
combinación de la imagen y los huevitos de un expresidente. Habrase visto.
La ciudad está enredada, pero la gente no
pierde su buen humor. Por supuesto no faltó el observador que recordara los
tiempos en que el Alcalde divertía a los Cartageneros con su martillo y su
campana, arriando a los funcionarios lerdos para que hicieran bien su trabajo.
Era una fiesta de todos los días, que luego complementaba con un largo
recorrido por las calles del centro amurallado, repartiendo sonrisas, saludos y
recibiendo el cariño y agradecimientos
de todos sus amigos. Todavía los vientos contrariados de la política no
se habían cruzado en su camino.
Artículo publicado el 4 de Octubre de 2012
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