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domingo, 10 de marzo de 2013

A cambiar...toca


Para nadie es un secreto que si siempre hacemos las mismas cosas, siempre obtendremos los mismos resultados. Esto no lo inventé yo, por supuesto: esto se le ocurrió a Albert Einstein, un hombre que con ideas tan sencillas como la anterior, logró cambios de tal magnitud que aun hoy nos impresionan. Y esto no solo se aplica en las ciencias o en la tecnología; no señor, este apotegma tiene aplicación universal y  obviamente la política o actividad relacionada con el manejo de la ciudad y sus asuntos no escapa a sus alcances.

Aplicado a la administración Distrital, resulta obvio  concluir entonces que una opción exitosa será por ejemplo, no reciclar en cargos importantes a funcionarios que gobierno tras gobierno  han demostrado su incompetencia y no han logrado innovar, mejorar y cambiar. Se trata de un conocido grupo de personas con muy buen respaldo político, profesionales de la administración pública y a veces privada, que “saben de todo” y se mueven de un cargo a otro, arrastrando su séquito de aduladores, para hacer lo que siempre han hecho: nada. Un gobierno que arranca deberá estar atento a librarse de estos patrones de fracaso, y dedicarse juiciosamente a buscar  gente exitosa, productiva y con logros comprobados.

Si de Planear se trata, es absolutamente evidente que es quizá aquí donde mas debemos cambiar. No es un secreto que llevamos años y años , gobiernos y gobiernos, haciendo mas de lo mismo y por eso tenemos siempre lo mismo. El grupo de planeadores que tradicionalmente se ha rotado este cargo en el distrito, ya demostró su poca visión futurista y su limitada capacidad de arriesgarse para proponer soluciones creativas y de fondo para nuestros eternos problemas. Situaciones  estructurales persistentes como la movilidad, la insalubridad, el espacio público, las ventas ambulantes, la marginalidad de grandes sectores y situaciones nunca definidas como el Mercado de Bazurto, La Base Naval, El Aeropuerto, La Sociedad Portuaria y la Central de Abastos, son apenas algunos  de tantos elementos indefinidos, indicativos de que no estamos dando pasos en la dirección correcta, que venimos haciendo lo mismo y que si queremos otros resultados debemos cambiar.

Cuando discutíamos el malogrado cobro de Valorización, hubo un consenso de los panelistas en el sentido de admitir que gobernar una ciudad puede ser algo muy simple, si nos dedicamos a hacer siempre lo mismo: Cobrar impuestos, recibir transferencias e invertir y gastar un presupuesto, que generalmente es el mismo del año anterior con los correspondientes incrementos del IPC, preparar un Plan de Desarrollo que en términos generales es un catalogo muy bien elaborado, en donde, al lado  de muy buenos deseos, se enumeran una serie de actividades que no son mas que el día a día de las labores que rutinariamente deben desarrollar los diferentes actores del gobierno. Pero un plan estratégico que defina los objetivos de verdadero desarrollo de la ciudad, si lo hemos definido, nunca lo hemos realizado.

Los nuevos gobiernos generan expectativas que, sin excepción, giran alrededor del deseo de los ciudadanos de que se realicen cambios que pongan fin a las deficiencias estructurales que padecen. Los nuevos gobiernos están entonces obligados a estructurar con mucho juicio un equipo de trabajo y unos planes que garanticen que efectivamente se va a trabajar  en las grandes soluciones que la sociedad espera. De lo contrario estaremos haciendo lo mismo y por supuesto el único resultado que obtendremos será el mismo.

(Articulo publicado Diciembre 11, 2011)

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