En estas dos semanas pasadas,
estuvimos tan ocupados con los sucesos de la ciudad, las elecciones de
Venezuela y los partidos de futbol de la Champions, que casi no nos dimos
cuenta de un informe del DANE, publicado en el espectador del 18 de Abril. La
parte buena del informe decía que, según
el Gobierno, en el 2012, unos 428000
colombianos dejaron de ser pobres. La parte mala: que, en una lista de 13, Cartagena está en el tercer lugar en pobreza,
por encima tan solo de Pasto y Montería.
O sea, que ya no es un chisme, ni
habladurías de gente de mala leche, ni exageraciones de columnistas. No señor, lo
dice nada más ni nada menos que el DANE: por poco somos la ciudad más pobre de
Colombia. Pero eso no es lo peor: en el famoso informe igualmente se indica que,
en la misma lista de 13 ciudades, también ocupamos el tercer lugar en pobreza
extrema, siendo superados solo por Montería y Pasto. Y como si esto fuera poco,
dice el estudio que, mientras la tendencia nacional es a la reducción de ambas,
pobreza y pobreza extrema, en Cartagena la pobreza extrema aumentó de 4.7% a
5.9%. Como quien dice, la brecha se amplía y cada vez más pobres pasan a pobres
extremos. Que vaina tan barro.
Estas
cifras y estos resultados son mas que preocupantes y deben ser motivo de
mucha reflexión, sobre todo si tenemos
en cuenta que, precisamente, una de las mas importantes y decisivas estrategias
del anterior gobierno de la ciudad, fue la de erradicar la pobreza extrema, a
través de un Plan de Emergencia Social, conocido como Pedro Romero, al frente
del cual tuvimos a destacados profesionales, con importantes recursos y muy
buenos equipos de trabajo.
La estrategia daba cumplimiento a las metas
estipuladas en el Plan de Desarrollo Distrital, y pretendía un modelo de gestión
de superación de la pobreza extrema y definía las necesidades de la población
en situación de pobreza y desplazamiento, articulando y focalizando los servicios
y ofertas sociales del Distrito, la Nación, empresa privada, ONG´s y entidades
de cooperación internacional, para atender preferencialmente a las familias más
vulnerables.
Que hoy el DANE nos salga con este
“chorro de babas”, solo puede deberse a dos cosas: o bien el tan defendido Plan
de Emergencia Social, no sirvió, o los logros alcanzados, se fueron por el sumidero
en tan solo los 16 meses que van del actual período. Lo cierto es que ante
tamaño descubrimiento, vamos a tener que comenzar a creer algo que desde hace ratos venimos
sospechando: que la realidad es que somos una región pobre, desde tiempos
inmemoriales, que no producimos ingresos suficientes para sostener a nuestra
gente y para lograr un desarrollo
coherente y sostenido, y que lo poco que producimos está mal distribuido. Que la
riqueza está en manos de unos pocos y los modelos económicos imperantes antes
de resolver las desigualdades las profundizan. Y lo más triste: que nuestro
esquema unitario ha propendido por un centralismo voraz, truñuño e insolidario,
que favorece el centro en detrimento de la periferia. La pobreza
transversaliza y agrava otros problemas estructurales como:
seguridad, violencia, educación, salud y marginalización.
Ojalá que nuestros candidatos a
ocupar el despacho del Palacio de la Aduana, hayan leído el informe, o que al
menos alguien de sus equipos de campaña lo haya estudiado, porque con estos
datos, les queda de “bola a bola” y ya
no tienen que preocuparse más, por cuales serán las líneas estratégicas de su
programa de gobierno y del futuro Plan
de Desarrollo. El Pareto está clarito, y tan solo dedicándose, con alma vida y
sombrero, a estructurar planes y definir objetivos y metas que permitan, en forma juiciosa y sostenida, aprovechar nuestras
ventajas comparativas y revertir la peligrosa carrera hacia la pauperización de
nuestra gente, podrán aspirar a que, por
fin, recuperemos la confianza perdida y la nave vuelva a retomar el rumbo
extraviado en el mar de la rapiña de contratos, concesiones, apoyos, respaldos
y avales.
No les había contado, que en los mejores
puestos de la dichosa lista de la pobreza, están Bucaramanga, Bogotá y
Medellín. Una de dos: o tienen mejores dirigentes, mejores planes, y mejor
vocación de servicio, o de pronto se
aplica aquello de que “el que reparte y parte….
@rododiazw
No hay comentarios:
Publicar un comentario