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jueves, 23 de mayo de 2013

A votar toca...


La situación electoral en Cartagena sigue como para alquilar balcones y la tan esperada tranquilidad, que todos imaginábamos que llegaría, con la renuncia del anterior Alcalde y la demorada convocatoria a nuevas elecciones, se transformó rápidamente en el carnaval macondiano al que nos hemos acostumbrado en cada proceso electoral, en donde, avales, apoyos, alianzas y calidades de los candidatos, son el plato fuerte, con el que medios, redes sociales y ciudadanos desinformados, nos despachamos a pierna suelta.

Una de las cosas que se observa, una vez dada la largada con la convocatoria a elecciones, es que a mucha gente, que alardeaba y amenazaba con su candidatura salvadora, se les “enfría la pajarilla” y poco a poco comienzan un proceso de “joping out”, en el que los pretextos más comunes son: la imposibilidad de conseguir avales, la dificultad de luchar contra las maquinarias, las mafias de los políticos y los financiadores y toda una serie de linduras que, verdad o mentira, sirven para bajarles la temperatura a los afiebrados y dejar en la palestra tan solo a los que predican aquello de que: “quien no arriesga un huevo no saca un pollo”. La verdad es que hay que ser muy bravo, para meterse en semejante caimanera.

A pesar de que las campañas electorales son rituales de  persuasión, en realidad muy poca gente se preocupa por las propuestas de los aspirantes, por darles una ojeada  a los planes de gobierno, primorosamente elaborados por equipos de juiciosos asesores anónimos, y mucho menos por escuchar los discursos de los candidatos, algunos coherentes, otros no tanto, en donde casi siempre se dice lo mismo, que por lo general es verdad, y que no es otra cosa que una larga lista de los problemas de la ciudad, que todos los futuros alcaldes proponen resolver. Me imagino que la palabra candidato viene de cándido o cándida, porqué hay que serlo, y mucho, para pensar que en dos años larguitos se pueda resolver semejante enredo. Transcaribe, por poner un ejemplo, ya lleva diez alcaldes “bajo la abarca”, y nada que  revienta.

No hay duda  de que, después de todo lo que nos ha pasado, la decisión es difícil, y se entienden la reticencia y la desconfianza de una ciudad escaldada y  prevenida, ante la posibilidad de volver a elegir al personaje equivocado. Lo más complicado es que de todas las opciones, votar, además de ser el ejercicio de un derecho constitucional y democrático, es casi la única posibilidad viable, ya que abstenerse sería abrir las puertas a que otros decidan por nosotros, y el voto en blanco, la otra opción constitucional de enfrentar el inconformismo, no ha recibido apoyo organizado en esta ocasión, y, como muchos lo han mencionado, sería, en realidad, alargar el sufrimiento y someter a la ciudad a otro prolongado período de interinidad y desgobierno.

Así pues que toca votar y nada tan oportuno como unos sencillos consejos, para hacer bien la tarea. En primer lugar: Los políticos son como los libros de una biblioteca. Los que están en los lugares mas altos son los que menos sirven. En segunda instancia: Vota por el candidato que menos prometa. Así quedarás menos defraudado. Y en tercer término, nunca te olvides que:   un buen lider es el resultado de su personalidad, su carisma, su preparación, su sensibilidad, su humor, su trayectoria, su vida, sus aciertos, sus desaciertos, sus posiciones políticas, y sus ideas.

Por último, esta recomendación, que ha sido una de las máximas que ha dirigido el accionar de grandes líderes mundiales: “No hay gente extraordinaria. Lo que hay son situaciones extraordinarias, que son resueltas por gente común y corriente”. Como dicen ahora los muchachos: eso es lo que hay…

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