El año pasado en un candente debate en el
Concejo Distrital, en el que se discutía la viabilidad de un cobro de
valorización por interés general, un ciudadano hastiado de tanta chambonearía,
mostró a los concejales y a los ciudadanos, un mosaico de todas las obras inútiles, mal hechas o que iniciaron y nunca
concluyeron, como argumento central para derrotar las peregrinas teorías, de
quienes proponían que los cartageneros
volviéramos a meternos la mano al dril, para financiar proyectos locos,
sin planeación, sin diseños y con
fantasmagóricos presupuestos, solamente creíbles por la imaginación de los
funcionarios alcabaleros.
Los olvidadizos volvieron a refrescar la
memoria y vieron indignantes fotografías y videos de “los paraderos del
gabrie”, la “loma de Bazurto”, el puente Heredia caído a los pocos días de
haber sido inaugurado, los parques “espíritu del Manglar y de la Comida
caribeña”, que como casi todas las edificaciones inútiles de Cartagena,
terminan en manos de la policía, los tubos del Emisario Submarino a la deriva,
la Vía Perimetral inconclusa, desbaratada y con unos puentes absurdos, la Vía
“Marginal del Sur”, cuyo nombre rimbombante no se compadecía con su tragedia de
nuevo basurero, el puente peatonal de Marbella a Torices, del cual ya solo
veían la varillas peladas y por el que nunca nadie cruzó, y en fin una
verdadera colección de monumentos a la desidia, el desorden y nuestra pobre
condición de proyectistas y
constructores.
Diferente a los anteriores fracasos, cuando se
inició el proyecto de Transcaribe, todos respiramos aliviados: por fin una obra
se realizaría con todas las de la ley. El propio Presidente Uribe participó en
las diferentes etapas de la planeación y diseño, y, armado de teodolitos y
niveles, lo veíamos colorado y sudado, azuzando a las cuadrillas de ingenieros
y cadeneros para que no los cogiera el tiempo y la obra pudiera ser terminada
en el plazo y dentro de los presupuestos minuciosamente confeccionados y
revisados hasta el cansancio. Era un proyecto complejo, de largo aliento y que,
seguramente nos causaría molestias, pero: quien dijo miedo, si al final la
felicidad sería total?
Casi 10 años y 5 Alcaldes después, estamos empezando a sospechar que la cosa no
va por buen camino, que el fantasma de nuestros fracasos históricos ha vuelto y,
que este proyecto, al igual que muchos otros, se convertirá en tema de burla
nacional y una frustración mas, que se sumará a la larga lista de las que ya
conforman un verdadero libro de records y cosas insólitas que ocurren en esta
ciudad. En el mismo tiempo en que aquí no hemos podido desenredar la pita del
famoso proyecto, en todas las demás capitales se terminaron hace ratos sus
sistemas de transporte masivo, y ya se han iniciado con mucho entusiasmo y
participación de todos, nuevos proyectos mejoramiento y modernización.
En 1960, los dirigentes locales y nacionales
inauguraron los VIII Juegos Atléticos Nacionales de Cartagena, con el barro a
los tobillos, debido a que ninguna de las obras planeadas y presupuestadas se
completaron. A pesar de las múltiples y complicadas explicaciones que se
dieron, lo cierto es que la ciudad hizo un ridículo monumental, que bien se
merece un capitulo de nuestra historia. Los juegos se realizaron por orden del
gobierno, en escenarios prestados e improvisados y las obras quedaron
abandonadas a su suerte.
Cincuenta años después una Alcaldesa, que no
había nacido cuando se iniciaron los trabajos de las instalaciones deportivas
planeadas para los famosos juegos, inauguró finalmente, con lágrimas en los ojos,
el estadio de futbol y la piscina olímpica, iniciada por unos abuelos que se
les recuerda por todo, menos por su pobre condición de constructores
proyectistas. Quien sabe si todavía no ha nacido el alcalde remoto, que un día
lejano bajará la bandera para que arranque el primer
articulado de transcaribe…
Artículo publicado el 2 de Agosto de 2012
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