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domingo, 10 de marzo de 2013

Arenas movedizas...


Las únicas arenas movedizas potencialmente peligrosas de todo el mundo, se encuentran en Cartagena de Indias, mas específicamente en la Avenida Santander. Las otras, las de las novelas, películas y libros de aventuras, son inocuas y el único riesgo que se corre es el de que al quedársele a alguien los pies atorados, la persona muera de hambre o insolación. De hecho no se tienen noticias de que alguien haya sido tragado por las arenas, a no ser que sea en el cine o la televisión.

Las arenas movedizas, cuyo verdadero nombre es arenas vivas, no son otra cosa que una dispersión de arena, arcilla o tierra con desechos orgánicos en agua. Esta dispersión forma un coloide estable debido a la presencia de sales y se ubica en áreas de muy baja profundidad en riveras y alrededores de lagunas. Cuando alguien pisa la suspensión de arena,  arcilla o tierra, esta se desestabiliza, el agua se separa del sólido y a la persona le queda alrededor del pie una capa seca y pesada del material sólido, de la cual es difícil separarse debido a su gran peso. Es tan simple e inofensivo este proceso que de hecho mucha gente utiliza esto como una diversión.

Las de la Santander en cambio, si son unas verdaderas arenas movedizas y además peligrosas. Reptan sinuosas a 30 centímetros del suelo, con su apariencia de bruma o niebla y se van depositando poco a poco en los puntos muertos formando verdaderas y peligrosas dunas. Invisibles de noche, deslizantes e inestables a toda hora, han sido responsables de múltiples accidentes, cuando conductores ingenuos o distraídos han perdido el control del vehículo y se han salido de la vía, unas veces con suerte y otras no tanto.  Si alguien se aventura con las ventanillas abiertas, como los carros andinos que no tienen aire acondicionado, la situación no será mejor.  La arena es succionada por el vacío que deja el vehículo y entra a raudales para atacar ojos, nariz, boca y todo lo que sea penetrable. El riesgo de accidente es igualmente grave, amen de que los pasajeros pasarán varios días con la incomoda sensación de masticar arena.

Las arenas movedizas de la Santander no aparecieron ahí por casualidad o generación espontanea. Son realmente el producto de una deficiente planeación cuando se construyó la avenida hace mas de treinta años. Como quien dice dentro de nuestra conocida cultura de tener buena iniciativa pero mala “acabativa”, dejamos la avenida a medio terminar: no se hicieron drenajes de aguas lluvias, no se hicieron obras complementarias de andenes, ornamentos y aprovechamiento de la playa y, lo que es peor, por falta de un adecuado estudio de impacto ambiental, se creo el engendro de las arenas movedizas, que algunos ignorantes han dado en decir que son otro atractivo turístico de la ciudad.

Las playas de Marbella eran playas que en casi todo su largo y ancho eran húmedas. Solo una pequeña porción se secaba, pero estaba sobre una capa vegetal que producía: Lotus, pasto y un bejuco espinoso que llamaban “manca tigre”. Estas especies vegetales impedían que la arena seca fuera arrastrada por  las brisas fuertes y el “manca tigre” tenía la función adicional de, con sus espinas, evitar que las personas ingresaran al ecosistema a perturbarlo. Cosas de la naturaleza. Cuando se construyó la Santander, se amplió el ancho de playa seca, se retiró la capa vegetal y ahí comenzó todo. Para los que no crean, los invito a observar los sitios donde aun queda algo de hierba y notarán que ahí la arena no se vuela.

En realidad, lo que tenemos en la Santander es un verdadero daño ecológico que lamentablemente, durante mas de treinta años, hemos resuelto con cargadores y volquetas y casi siempre ante la inminencia de visitas importantes. Es cierto que las brisas son fuertes y la arena es fina, pero muy seguramente la solución del problema va mas allá de lo simple y trivial, de esperar que las dunas sean bastante grandes para justificar el gasto de retirar la arena.

Ojalá que ahora que se habla de grandes inversiones en protección de litorales y adecuación de playas, se le de primerísima importancia a este problema, único en el mundo, como todas las cosas de Cartagena.

Artículo publicado el 15 de Marzo de 2012

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