Comienzan a escucharse
comentarios positivos en el sentido de que, aunque en forma tímida, la nueva
administración de Cartagena está dando pasos importantes en la dirección de
rescatar y poner en ejercicio una de las principales funciones de todo gobierno
que se respete, como es la de hacer cumplir la constitución y la ley.
La ciudad ha venido padeciendo
un severo estado de postración, debido a que un importante número de normas,
que regulan y hacen viable la vida ciudadana, son incumplidas olímpicamente,
ante la mirada complaciente de las autoridades, que por temor a la famosa
pérdida de popularidad, o para “cumplir” absurdas promesas de campaña, se hacen
los de la vista gorda, sin saber que poco a poco, están configurando uno de los
peores enemigos de los gobiernos: la pérdida de autoridad.
Le queda muy difícil a un
gobierno que recién arranca, pretender
que, de la noche a la mañana se cumplan normas, después de tantos y
tantos años en los que la falta de autoridad convirtió el incumplimiento en una
ideología y otro rasgo cultural de los
cartageneros, y la Corte Constitucional castigó la desidia y el descontrol con el flagelo de la confianza
legítima.
No es gratuito ni producto de la
coincidencia, el que tengamos más de 50000 motos como transporte público, y
otro importante número de camperos viejos y taxis haciendo de colectivos en
forma ilegal. Tampoco es nuevo ni circunstancial el que cientos de
carretilleros arranquen a las dos de la tarde desde Bazurto y se parqueen en el
centro de la ciudad a rematar la venta del día. Estas y otras actividades y
comportamientos responden a un patrón estructural de fortalecimiento de la
viveza, la informalización a ultranza y la pérdida sistemática de la autoridad,
que da sustento a la democracia, al estado de derecho y la vida digna en
sociedad.
El despeje del solo bus por
parte del Alcalde y los controles establecidos por el motivado director del
DATT, han sido recibidos con entusiasmo por un amplio sector, aunque no han
faltado los incrédulos que, prima facie, han manifestado sus resquemores, respaldados
en la experiencia que indica que las intervenciones de nuestras autoridades
generalmente son reactivas y episódicas. Es por esto que casi siempre se actúa
después de ocurridos los eventos o por episodios aislados, que comienzan con
mucha fuerza en la mañana, languidecen con la resolana del medio día y
finalmente desaparecen con las primeras sombras.
Es indispensable para que se
restablezca el principio de autoridad, que haya consistencia y eficacia en las
actuaciones de las autoridades. Que los transgresores entiendan que no se trata
de controles momentáneos, que se trabaje en aquellos elementos críticos que más
nos afectan, que no haya lugar para el arreglo en voz baja, y que en paralelo
con la zanahoria de la campaña y el dialogo, haya un garrotico dispuesto para
aquellos vivos que definitivamente no entiendan que llegó la hora y que la cosa
es en serio.
El nuevo Alcalde y su equipo
están definitivamente decididos a reinstaurar la autoridad perdida en la ciudad
y tenemos que creerles y ayudarles en esta tarea, que además de dura es desgastadora
e ingrata. No se trata ya de poner un grano de arena; como están las cosas nos
corresponderá de a volquetada por cabeza. Solo si todos aportamos con decisión,
disciplina y orden, podremos comenzar a hacer de esta, una ciudad más amable para todos.
Publicado el 3 de Febrero de 2012
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