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jueves, 3 de octubre de 2013

Nuestros parques policiales..


Ahora que parece que al fin se van a terminar los trabajos en el Parque del Centenario y que es “inminente su reapertura”, como cosa rara, se ha generado una  polémica por lo que fue, por lo que es y por lo que debe ser un parque. La definición clásica establece que un parque es:   “un terreno que está destinado a árboles, jardines y prados para la recreación o el descanso. Suelen incluir áreas para la práctica deportiva, bancos para sentarse, bebederos, juegos infantiles y otras comodidades”.

Aunque en el ámbito de lo privado, el término parque se ha usado para definir otro tipo de actividades, agrupadas en un solo sitio, tales como: parques de atracciones, parques temáticos o parques industriales, lo cierto es que en el campo de lo público, que es lo que nos interesa, los parques, por lo general, “constituyen los principales espacios verdes  dentro de una ciudad o asentamiento urbano. En estos casos, no sólo son importantes para el descanso o los paseos de los vecinos, sino que también resultan vitales, desde el punto de vista ecológico, para la generación de oxígeno”. Dentro de estos parques “pulmones”, es imposible olvidarse del Retiro en Madrid y el Central Park en New York, ambos con mas de 120 hectáreas de vegetación pura, en el centro de grandes metrópolis.

Nuestro Parque del Centenario tiene apuradita una hectárea de terreno, pero  mas de 120 hectáreas de problemas, que van desde ser el lote de tierra más caro y más deseado de Colombia, hasta las controversias que se han suscitado al pensar en su reapertura, debido a lo  mal que estamos en cuanto a políticas públicas en la ciudad, en este caso en política pública de parques. Ahora resulta que no estamos de acuerdo en lo que se debe instalar  en el parque y en lo qué no  se debe, después de haberlo usado indistintamente como biblioteca pública, alojamiento de desplazados, asentamiento de ventas ambulantes, escenario de cuanto festival se nos ocurra y lo peor y lo más absurdo: estación de policía.

Y no es mentira ni inventos míos.  Al amparo de un mal entendido concepto de seguridad y, por falta de políticas, acerca de los espacios públicos, hemos terminado convirtiendo casi cualquier pedacito verde de Cartagena en un CAI, un cuartelillo o una estación de policía. No hace ni dos años, los vecinos de Bocagrande tuvieron que librar una fuerte batalla, para impedir que un Alcalde, conchabado con el Comandante de la Policía, construyera una estación de gran magnitud en el parque Flanagan. Para nadie es un secreto que después de construida la estación, vienen los bloqueos y retenes en las vías adyacentes, luego el sitio es convertido en parqueadero de motos y patrullas, formaciones, izadas de bandera y para concluir allí se llevan inicialmente, los detenidos. Al final los particulares cansados de tanta prohibición dejan de concurrir al sitio. Los parque lineales en las entradas de Bocagrande, Manga  y Crespo, así como el parque de Daniel Lemaitre y quien sabe cuantos más, hace rato nadie los visita y son simplemente estaciones de policía.

Y han sido precisamente nuestras autoridades judiciales, quienes en reiteradas ocasiones han protegido el derecho de los ciudadanos al disfrute de los espacios públicos y han advertido de la necesidad de alejar instalaciones militares de estos sitios, debido a que la dinámica misma del conflicto y la violencia, ha hecho que la cercanía a ellos genere para la población civil el riesgo de sufrir afectaciones en su vida, su integridad personal y su patrimonio, en razón a que son blanco de continuos y violentos ataques por parte de la guerrilla y todo tipo de delincuencia, que los considera objetivos a combatir. Es claro que el último sitio para ubicar una instalación militar, sujeta al peligro de todo tipo de ataques, sería un parque.

Tienen razón quienes aspiran y vienen luchando, porque el restaurado Parque del Centenario incluya las instalaciones deportivas, que siempre tuvo, y que tanto contribuyeron al disfrute y desarrollo deportivo de varias generaciones de cartageneros.  Las áreas para la práctica deportiva son esenciales en los parques y debemos exigirlas. Las instalaciones militares, por el contrario, son un exabrupto dentro del concepto de disfrute de los parques y, por lo tanto, debemos luchar para que sean retiradas de estos sitios. Dos agentes son más que suficientes.

@rododiazw

1 comentario:

  1. Así es. El parque del Centenario vió desarrollarse a grandes figuras del basquetbol en sus años mozos y a glorias del patinaje en la época mas reciente. Disfrutar de su espacio los domingos con la desaparecidas Retretas, jugar con las aguas de sus cristalina fuentes, son recuerdos que llevamos en el alma. .

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