El nuevo Alcalde ya completó un mes
de elegido y un poco más de tres semanas de posesionado, y aun cuando todos
quisiéramos que ya el hombre hubiera “disparado” dos o tres decisiones de
impacto, que estremecieran la ciudad, la verdad es que su actividad ha sido
parsimoniosa, de bajo perfil y altamente pensada y consultada.
A pesar de que en su campaña mostró
gran dinamismo y deseos de llegar, para arrancar “de una” con los cambios,
hasta ahora su ejecutoria se ha limitado
a desgranar lentamente la mazorca del nuevo gabinete, realizar algunos viajes,
aparentemente exitosos, a Bogotá y aparecer en algunas actividades de corte
social. Sin embargo, tienen razón quienes exigen que al Alcalde se le de el
correspondiente compás de espera, ya que las actividades propias de un empalme
traumático toman su tiempo y el vencer la inercia de una maquinaria oxidada y
abandonada, es una labor que tiene sus bemoles. Además hay que aceptar que por
algo fue ubicado en el cuarto lugar del Ranking mundial, con tan solo una
semana de posesionado.
Pero siendo objetivos, también hay
que escuchar a los que ya comienzan a impacientarse, pues de una u otra forma,
el nuevo burgomaestre, ha pasado de “agache” algunas promesas, hechas en
campaña, para el arranque de su gobierno, así como también ha tomado decisiones
controversiales, al momento de definir sobre su equipo de trabajo. Nadie ha
entendido la demora y los inconvenientes para conformar su gabinete, si desde los
debates había anunciado que tenía un grupo de excelentes colaboradores, con las
mejores calidades y, sobre todo, sin ligaduras ni vínculos con la vieja estirpe
politiquera que venía gobernando a su antojo la ciudad, desde los tiempos del
ruido.
A contrapelo de lo anunciado, la
conformación del gabinete ha sido vacilante,
y complicada, y sin explicaciones ni razones, se han hecho nombramientos
que sembraron incertidumbre y despertaron suspicacias, en una ciudadanía
desconfiada y alerta. Traer dos secretarios de Barranquilla, condujo a pensar
que el Alcalde desconoció a buenos profesionales de la región, para darles
cabida a recomendados de la familia Char, con quienes se le había visto mucha
afinidad, desde la misma campaña. Nombrar a varios funcionarios de la
institución educativa de su familia, mostró
una desconocida tendencia hacia
gobernar con su “rosca”, pero además, y esto es lo comentado, se habla sin disimulo,
que fue un descuido del Alcalde encargar
en la Secretaría de Educación a su vicerrectora, sin tener en cuenta que la
educación es el negocio de su familia.
Nombrar en
hacienda a un contribuyente de su anterior campaña, también generó una amplia
discusión y el debate se dio alrededor de la diferencia entre lo ético y lo
legal. No decidir sobre el tema del Gerente de Transcaribe, produjo reacciones
encontradas, sobre todo, si se recuerda que, siendo candidato, había
manifestado que este sería la primera decisión de su administración. Por
último, ha dejado sin calificación y sin pronunciamiento, la situación de su
nuevo director del DATT, quien se
encuentra en el ojo del huracán, a raíz de una declaración de alto contenido
racista, aparecida en su cuenta de twitter y que él, cándidamente, atribuyó a
una broma pesada de un amigo.
Además de escoger un buen equipo de gobierno, es
obligación del Alcalde salir a defender y respaldar a sus colaboradores, si así
lo considera o, por el contrario, hacer los correspondientes correctivos a
tiempo. A los nuevos funcionarios corresponde demostrar, con trabajo efectivo y
eficiente, que las sospechas eran infundadas. A la ciudadanía le toca darle
consideración al perdón, que con humildad y sinceridad ha sido solicitado, por
el director cuestionado.
Un mes es
realmente poco tiempo y, si bien existen algunos inquietudes, es necesario
y recomendable que el Alcalde se tome el tiempo requerido para ordenar la casa,
definir su equipo de colaboradores y convocar a los diferentes sectores de la
ciudad y del gobierno central, para proceder a un arranque seguro y sin
contratiempos. Sin embargo, este plazo no puede ser muy largo, ya que el tiempo
apremia y la ciudadanía está impaciente por ver las acciones y cambios
prometidos por el nuevo Alcalde, promesas y programas por los que la gente votó
y en los que depositó sus esperanzas.
Por ahora el Alcalde aplica la vieja
sentencia pronunciada por Napoleón, antes de ser juzgado: “vístanme despacio
que tengo prisa”.
@rododiazw
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