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lunes, 21 de junio de 2021

ALCALDES POR UN DÍA

Algunos amigos, muy bien intencionados, me sacaron de mi escondrijo y sitio de confinamiento sanitario, para llevarme a un taller de liderazgo que, el Centro de Pensamiento y Liderazgo: LIDERAZGO CARIBE, realizaba en Cartagena con una masiva participación de personas de diversos sectores, interesados, sin lugar a dudas, en la sensata y prometedora agenda propuesta por la organización del evento.

 

Había exgobernadores, congresistas, concejales, aspirantes a corporaciones, académicos, investigadores y líderes de diferentes sectores. Llamaba la atención la gran asistencia de jóvenes y mujeres, el ambiente de cordialidad y camaradería y, por supuesto, la gran expectativa por lo que la jornada depararía, especialmente en estos tiempos convulsionados, de pandemia y reflexiones.

 

No pasó mucho tiempo antes de que se dieran cuenta de mi presencia y que alguien comentara sobre mi participación en el proceso de revocatoria del alcalde, que finalizara abruptamente, por razones por todos conocidas. Una joven se acercó al sitio donde me encontraba observando la jugada y sin más, me sacó de mi silencio, afirmando en voz suficientemente alta, como para que todos escucharan: “Fíjese doctor que usted tenía la razón en todo lo que decía. El tractor salió buche y pluma y lo único que le sirve es la reversa. Las cosas han pasado tal cual, ¡puro na! Ya llevamos año y medio y de aquello nada. Pero ajá, usted sabe como somos los cartageneros: cualquiera viene y nos embolata y después nos vamos es en pura changonga y vacile”.

 

Además de causarnos mucha risa la espontaneidad de la líder popular, nos tranquilizó saber que no estábamos equivocados y que, a no ser por la intervención del gobierno central, para enredar la pita y negar la recolección de firmas con pretextos de bioseguridad, probablemente, hoy día el alcalde de Cartagena sería noticia nacional, al ser el primer alcalde de una ciudad grande en ser revocado. Es más, si en estos momentos se hiciera un referendo en la ciudad para definir su permanencia, muy seguramente sería retirado del cargo.

 

No se si fue por lo expresado por la líder o porque ya forma parte de nuestro ADN, lo cierto es que, al poco rato, estábamos discutiendo acaloradamente sobre ¿que haríamos si nos tocara ser alcaldes de Cartagena por un día? Escuchamos de todo: desde los fantásticos proyectos de construir un puente entre Bocagrande y Tierra Bomba, con urbanización de tierra bomba incluida, y un túnel desde Bocagrande hasta Manga, hasta los casi imposibles de, construir un nuevo Aeropuerto y sacar la Sociedad Portuaria de la Ciudad. Alguien dijo que en toda ciudad que se respete estas instalaciones se encuentran alejadas de los centros urbanos y que aquí, por el contrario, su permanencia en barrios residenciales, nos mantiene bloqueados.

 

Luego apareció el grupo de los que bajaron sus expectativas y expresaron que estarían felices, con que se realizaran los proyectos que tienen más de 30 años de estar dando lata y que, ni los anteriores alcaldes, ni mucho menos el actual, han hecho algo por ellos. Hablaron de la Avenida Bicentenario, de Los Famosos Drenajes Pluviales, del Traslado del Mercado de Bazurto, de la Quinta avenida de Manga, de La Perimetral, en fin, de todos nuestros fracasos y frustraciones como realizadores de esas obras indispensables, para que una ciudad funcione al menos adecuadamente. Hubo algunos que se entusiasmaron tanto que alcanzaron a proponer: el Centro Administrativo Distrital en Chambacú y un Parque de Diversiones, en el sitio que dejaría el mercado, al ser cambiado de sitio.

 

Por último, aparecieron los más aterrizados, que dijeron que se conformarían con que a la ciudad se le cambiara ese aspecto de basurero que hoy presenta: Que la malla vial medio se “emparapete”, así sea con contratos raros, que se recojan las basuras, que el DATT ordene el trafico, que se cambien las luminarias quemadas, que los semáforos no anden cabeza para abajo, que se destapen los canales a tiempo y no, después de las inundaciones, que las resoluciones no haya que cambiarlas tres veces, que el gabinete de lujo por fin salga con algo e invierta el presupuesto, que la pandemia se maneje con rigor científico y no con artificios de mala índole, que los rateros honrados devuelvan el 70% del presupuesto del 2020, que no se perdió pero tampoco aparece,  y, por unanimidad, la solicitud de no dejar morir el Laguito de Bocagrande, que agoniza ante la mirada complaciente del estado y los esfuerzos titánicos de algunos héroes, que intentan salvarlo apunta de  pico y pala.

 

Los asistentes salieron muy contentos con el enriquecedor y productivo taller, especialmente los desarrolladores de planes de gobierno para futuras campañas, quienes sin querer queriendo, se fueron con el trabajo prácticamente elaborado.

 

Muy seguramente de estos escenarios de reflexión, análisis, estudio y formación de líderes inspirados, saldrán los dirigentes del futuro que tanta falta nos hacen y ¿porque no? el alcalde que la heroica lleva años esperando.

 

John Quincy Adams, expresidente americano decía: “Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en algo más, entonces eres un líder”.


Cartagena junio 21 de 2021

 

 

lunes, 10 de mayo de 2021

MESAS Y MÁS MESAS

El portafolios de problemas de la ciudad crece exponencialmente, sin que por el momento se vislumbren las acciones, las estrategias o los planes, a través de los cuales, las instituciones correspondientes se dedicarán a estructurar los mínimos elementos, tendientes a su solución. 

 

Sabemos que no son situaciones coyunturales, y, con excepción de la pandemia que sorprendió al mundo, todas vienen siendo manoseadas desde hace muchos años, por cuanto candidato, experto, líder o agremiado, tenga la ocasión de hacer un pronunciamiento, una exposición o una propuesta de campaña. Si hay algo que nos fascine, es hacer foros, conversatorios y, por supuesto, mesas de trabajo, sobre cuanto tema se nos ocurra, pero especialmente sobre los problemas de Cartagena. La escasez estructural de carpinteros en la ciudad, creo que radica en el hecho incuestionable, de que todos se encuentran ocupados haciendo de cuanta mesa se programa para cualquier tema de moda. 

 

Antiguamente, no había tanto foro, ni tanta mesa. Teníamos reuniones comunes y silvestres, a las que iban quienes conocían el tema y tenían soluciones y, al final, salía un plan de trabajo con compromisos, responsables y fechas para resolver los problemas. Con el tiempo se fueron perrateando, burocratizando y se puso de moda decir que: “de toda reunión que se respete, sale otra reunión y un viaje”.

 

Las reuniones pasaron a ser cosa de poca monta, solo para temas parroquiales y de barrio y, las mesas se convirtieron en el artificio preferido de los encantadores de bobos de la administración, de los demagogos de las redes y de los líderes de agenda, amarrada con un cauchito, bajo el brazo. Se Convirtió en palabra mágica con que se resuelve todo y vocablo preferido para justificar cuando se cuestiona y no se ha hecho nada. “Ya convocamos una mesa para socializar con la comunidad y definir una ruta.” Respuesta típica, ante la inactividad en problemas de barrios. Hoy, hay mesa de todo y para todo, aunque las que más me siguen gustando, son las mesas de fritos.

 

Así que podemos estar tranquilos, porque los grandes y antiguos problemas de Cartagena, se encuentran bajo la égida de especiales e innumerables mesas de trabajo, en las que, no tenemos ni idea, del estado, y posibles soluciones de los incontables chicharrones, propios o heredados, eso que importa, chicharrón es chicharrón, sin importar de que puerco venga. De las mesas para los proyectos de protección costera, drenajes pluviales, quinta avenida de manga, vía perimetral, hospitales y puestos de salud, escuelas y vías, ya nadie se acuerda. Ha pasado tanto tiempo que, para los viejos, ya estos son recuerdos de juventud y para los jóvenes, recuerdos de infancia. Todos los sucesivos alcaldes, malandrines o buche y plumas, han embaucado a la gente, con el artificio de la instalación de la mesa de trabajo y pare de contar.

 

Problemas mucho más recientes, como quien dice que están frescos, también gozan del privilegio de una buena mesa: tengo entendido que, para el despelote creado por el alcalde, en el tema de los peajes, hay varias mesas de todos los estilos, aunque parece que pasa el tiempo y ni fu ni fa. Asimismo, para el manejo de los problemas surgidos a raíz de la pandemia, se creó una mesa de salud con muchos puestos y sillas, a la que lamentablemente, poco caso le hacen pues, las decisiones tomadas para su control son cada vez peores y los avances y consecuencias de la plaga, se muestran cada vez mas complicados y casi no hay día, en que no tengamos que lamentar otra muerte de un ser querido.

 

La mesa más apreciada por los cartageneros es, obviamente, la mesa de Transcaribe. En esta mesa parece que hay sentados algunos abogados cachacos bastante costosos y se habla es de billete y de contratos, temas estructurales y de mucho interés en el país. Una de sus soluciones, la de poner el transporte gratuito, produce tales aglomeraciones, que de esta mesa salen los principales problemas para la mesa de salud. 

 

Las mesas, más allá de que haya algunas que funcionen en otras latitudes, son, en nuestro medio, una buena forma de la administración de mamarle gallo a la solución de los grandes problemas de la ciudad: dan la impresión de que se está trabajando, mantienen a la gente engañada, creyendo que están participando en la solución de sus problemas, y sirven de respuesta y justificación cuando se piden soluciones. Ya hay quien dice jocosamente que de toda mesa que se respete, sale otra mesa y un viaje. Viaje al que, obviamente, va el buche y pluma de turno.

 

P.D.  Triste, dolorosa y lamentable, la absurda desaparición de nuestro hermano, amigo y compañero de luchas, Hernando Padauí Alvárez. Compartimos en familia importantes momentos y mis hijos fueron sus camaradas, en su largo periplo por el sur del continente.


MAYO 10 DE 2021