Tengo que admitir con cierta pena
que leo muy poco la Biblia, a pesar de provenir de familia católica, como la
gran mayoría de los colombianos. De hecho recuerdo haberla consultado, si acaso
en una ocasión, cuando buscaba en el Génesis y en el Deuteronomio, los orígenes
remotos del Derecho Procesal y de la figura constitucional del Debido Proceso.
Eso no quiere decir que no respete y admire a esa gran cantidad de personas
que, reunidos en grupos, se dedican semanalmente a la lectura comprensiva de la
Biblia, y a la aplicación cotidiana de sus enseñanzas.
Así que poco debe preocuparme ni
asustarme que se aprueben días, meses o años, dedicados al sagrado libro, lo
que no quiere decir que el debate, que al respecto se lleva a
cabo en nuestro Concejo Distrital, no sea importante y no amerite un análisis
desapasionado y práctico, que ayude a dirimir la controversia. La simple comprobación
del gran interés generado en la ciudadanía por el tema, nos indica que es válido,
y que debe ser adecuadamente tratado, hasta haber dado respuesta a todas las
inquietudes.
Lo primero que creo conveniente
aclarar es ¿a que Biblia se refieren los ponentes del proyecto de acuerdo, que instaura
el mes de la Biblia en Cartagena? Todos sabemos que desde el Tanaj de los
Hebreos Helénicos, hasta la Biblia Mormona escrita por José Smith en 1823, a
partir de los registros entregados por el ángel Moroni en tablillas de oro, se
conocen un poco más de 25 Biblias, entre las que se encuentran: las Católicas,
las Protestantes, las Ortodoxas, las Anglicanas, la Hebrea, la Judía, la de los
Testigos de Jehová, en fin, casi una biblia por credo, muy similares en cuanto
a la historia y los personajes, pero muy diferentes en cuanto a los libros
admitidos y la aceptación o no del Nuevo
Testamento, muy propio de los Cristianos.
La jurisprudencia de la Corte Constitucional ha
sido consistente al afirmar que la neutralidad del Estado en asuntos religiosos
es contraria al patrocinio o promoción estatal de alguna religión, pues “en un
Estado laico el papel que debe esperarse de las instituciones públicas, de
acuerdo con las competencias asignadas a cada una, consiste en proporcionar
todas las garantías para que las distintas confesiones religiosas cuenten con
el marco jurídico y el contexto fáctico adecuado para la difusión de sus ideas
y el ejercicio de su culto, sin que en dicha difusión y práctica tenga
intervención directa el Estado”. Así que resulta sumamente complicado
aprobar un acuerdo como el propuesto, sin romper el principio de neutralidad
del Estado laico, aun cuando la aprobación fuera genérica e incluyera a todas
la Biblias, ya que una sola religión que resultare afectada sería suficiente
para decretar la inconstitucionalidad.
Claro que existen actuaciones del
mismo Estado que, ya por costumbre, ya por desconocimiento, resultan en claras
violaciones a la “laicidad” pregonada por la Constitución y producen desconcierto
y desconfianza de la ciudadanía: Quien puede explicar por ejemplo, porque el
propio Estado gasta ingentes recursos en decoración e iluminación navideña,
para conmemorar una fiesta que apoya y beneficia a la religión católica, como
es el nacimiento de Jesús? Y quien
entiende que el propio Congreso de la república haya tramitado las leyes 253 de
2013 y 244 de 2013, por las cuales se decretan honores a Santa Laura Montoya y se establece el 21 de
Octubre como el día de santa Laura? Acaso esto no es un fuerte patrocinio a la
religión Católica? Y que tal los 11 días festivos que tiene nuestro calendario,
todos de origen católico, en los cuales no se trabaja, con el fin de que los
católicos celebren y ejerzan su derecho a la libertad religiosa. No es esto un
apoyo violatorio del Estado laico?
Seguro que nadie va a ir a la Corte
a pedirle que declare la inconstitucionalidad de los festivos, pues esos
puentes son muy buenos y a nadie disgustan, pero estas violaciones consentidas
al Estado laico, no significan que esto sea correcto y se puedan realizar sin
incurrir en el reproche constitucional. Que bueno que el Concejo, aunque no
pueda aprobar el proyecto de institucionalización del mes de la Biblia, se
dedique a estos asuntos trascendentales, que tanto necesita la ciudad y el
país. Los prefiero más en estos temas, que aprobando contribuciones por
valorización o dándole facultades al Alcalde para contratar a dedo, o,
peor aun, aprobando las famosas APP con
las que se privatizará hasta el aire que respiramos.
@rododiazw
En realidad la Biblia es una sola:
ResponderEliminarLa de los Mormones es la misma, solo que tienen digamos dos: la biblia y la otra, que es el libro de Mormón
La Católica y la Cristiana son la misma: La católica tiene unos cuantos libros (capítulos) mas, pero todos los comunes son exactamente iguales y representan el 95%.
La Biblia Judia tiene solo una parte de la MISMA biblia: el antiguo testamento...pero omiten el nuevo, por conocidas razones, no creen en Jesus
La ortodoxa, anglicana y todas esas subdivisiones protestantes son la misma Biblia
Sobre el Corán, considero que es la misma biblia, solo que agregan la historia de Mahoma que ocurrió 600 años después de Cristo
Sobre esto Jairo Ayola nos puede dar unas clases
Hace unos años se reunieron muchas denominaciones, como una especie de comisión bíblica internacional y sacaron la última version de la Biblia que se llama creo "nueva versión Internacional",
En resumen el mundo occidental y sus grandes religiones monoteistas (Islam, Catolicismo, Protestantismo y Judaismo) vienen del mismo árbol.
Otra es la historia del Oriente