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domingo, 26 de julio de 2020

EL SAINETE DEL CONTRALOR

Según los expertos, el Sainete es una pieza dramática, divertida, costumbrista y de carácter popular. De origen español, fue transformado rápidamente en el “Grotesco Criollo”, por parte del famoso dramaturgo argentino Armando Discépolo. 

Muchas de las situaciones cartageneras reúnen, sin proponérselo, todas las características del Sainete, o mejor, del “Grotesco Criollo” y, no podemos negarlo, al lado de su contenido dramático, rápidamente aparecen los memes, stickers y videos, que muestran sus rasgos costumbristas y divertidos. La elección de contralor en Cartagena de Indias es, hoy por hoy, nuestro Sainete o Grotesco preferido.

Pensábamos que el famoso episodio de los “Libros” de la anterior elección, reunía todo lo que se pudiera esperar de un buen “Grotesco Criollo”, sobre todo que, pasado este bochornoso incidente, habíamos hecho acto de contrición y escogido lo mejor de lo mejor, tanto en alcaldía, como en concejo: unos verdaderos paladines de la lucha anticorrupción y abanderados de lujo contra el mal. ¡Error fatal! Los recientes hechos del nuevo Sainete, nos indican cuan equivocados estábamos y que, como dirían en Momil: puerca pollera, no pierde el vicio.

La sucesión de hechos de nuestro Grotesco Criollo, que hoy tiene sumidos a nuestro alcalde y a una parte del concejo, en el mayor de los mutismos, dan cuenta de un presunto “Iter Criminis” que incluye actos preparatorios, decisión y ejecución: A través del decreto 0313 del viernes 7 de febrero de 2020, el alcalde de Cartagena, William Dau, nombró a Héctor Adolfo Consuegra Salinas como Asesor de Control Interno para la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar – EDURBE SA. Para la terminación del periodo 2018-2021. Para ese día el director de EDURBE ya tenía en su poder una solicitud del Concejo Distrital, con la lista de aspirantes a Contralor Distrital, para que se le informara si alguno de ellos tenía alguna relación con esa entidad.

El lunes 10 de febrero, el Director de EDURBE responde al Concejo Distrital informando que ninguno de los nombres de la lista enviada, tenía relación con esa entidad. En la lista figuraba el señor Consuegra que ya había sido nombrado como asesor. El martes 11 de febrero se presenta el señor Consuegra a EDURBE, con su nombramiento en la mano y se posesiona. A partir de ese momento, consuegra queda vinculado a edurbe, cuestionada entidad, cuyo mayor accionista es la alcaldía Mayor de Cartagena y los cuatro actores principales del Grotesco Criollo, quieranlo o no, están enterados que Consuegra, quien ya trabaja en Edurbe, forma parte de la lista.

Sabía Consuegra, obviamente, pues aseguró la chamba en Edurbe dejando en remojo la posibilidad del premio mayor en la Contraloría. Sabía el Director de Edurbe, ya que la elección de contralor es un hecho notorio y los resultados y la terna final son de público conocimiento. Sabía el concejo, quien conoce de todos los nombramientos de funcionarios, conocía los resultados de la selección y además se guardó el entripado para cuando fuera necesario. Y, sabía el alcalde, quien días antes de la elección amenazó virtualmente al Concejo y lanzó toda clase de maldiciones y anatemas, para aquel que osara votar por los  candidatos que, a su juicio, representaban a los malandrines. Saber esas cosas y quedarse callado no es muy buena práctica, y, según el profe chucho puede traer consecuencias.

Para capear el temporal de  la andanada que se le vino encima, el señor alcalde, recurrió al viejo truco de atacar al Procurador, al Contralor y al señor Sanchez Cristo de la W, desafiándolos y guapeandoles. Si bien es cierto que con esta treta se ganó algunos aplausos, estos cada vez son mas escasos. 

No debe olvidar que poco a poco va a ser afectado por el efecto del boxeador: A  la gente no le gusta el boxeador que no pelea, pero tampoco le gusta el que pelea sucio.


domingo, 19 de julio de 2020

QUE HAGA LO QUE QUIERA

Cuando estudiábamos en la U de Antioquia, había un profesor de esos que se hacen famosos por que su asignatura se convierte en obstáculo insalvable para continuar la carrera. Siempre risueño, confianzudo, pero a la hora de los exámenes, maloso y burlón. Le decíamos el Chucho, y el primer día de clases introducía su materia con un extraño ritual. 

Nos decía el Chucho: en esta materia si quieren no vengan a clases, no estudien, cópiense en los exámenes, mamen gallo. Se quedaba silencioso, nos miraba unos segundos y remataba con su sentencia diabólica: “claro que … eso les afecta”. Y tenía razón. Cada quien es dueño de su propio albedrío, de hacer lo que quiera, de no cumplir normas, de hacerse el loco. Obvio que es probable que esas decisiones le traigan consecuencias y no siempre tan frívolas, como la simple pérdida de Algebra Lineal.

Esta vieja reflexión me lleva al convencimiento de que, a su manera, el alcalde Dau, tiene la razón: el puede dejar de cumplir órdenes del Fiscal, o del Procurador, el Contralor, Los Jueces, o de la Policía. De todo el mundo. Ya sea porque tiene elementos de juicio que lo llevan a esta decisión, ya, porque no le gusta que vengan los cachacos a mandarlo o porque, simplemente, le dio la “chiripiolca” y no quiere.  Al final de cuentas, es el alcalde, el decide si cumple o no y el asume las consecuencias.

Algo que si creo debían aclararle sus buenos asesores, es que Colombia es, a su manera, una democracia y esta se rige por unos principios doctrinarios, históricos e ideológicos, que hay que recordar, para no caer en bizantinismos pendejos ni disquisiciones tontas. Uno de estos principios fue el propuesto por Charles Louis de Secondat, Barón de la Brède y de Montesquieu, quien sostenía que para evitar que el gobernante se conviirtiera en un tirano, el Estado debía manejarse a través de tres poderes, independientes y autónomos: el Legisaltivo que no es más que el Congreso, el Ejecutivo que lo conforman el Presidente, los Ministros, Gobernadores, Alcaldes etc. Y el Judicial que lo forman las Cortes, los Jueces y todo aquel a quien se le dé autoridad judicial. Cívica de quinto elemental.

Cada uno de estos poderes genera sus mandatos, los cuales deben ser cumplidos a rajatabla, so pena de verse incurso en las sanciones previstas: si el legislativo produce una ley de pago de impuestos, hay que pagar los impuestos. Si el ejecutivo mediante decreto o resolución, manda a que hagamos cuarentena, tenemos que hacer la cuarentena y si un juez o un inspector de policía, ordena una sanción por una acción delictiva, dicha sanción se aplica. No se de donde se inventaron que solo son órdenes, las decisiones judiciales.

Si la violación del espacio público y el  código de policía, trae como consecuencia que hay que tumbar una construcción, es el inspector de policía competente para ordenar su demolición. Si la violación de las normas sobre patrimonio, dan competencia al ejecutivo a través del Ministerio de la cultura, será este el idoneo para proteger el patrimonio, tomando las acciones correspondientes. Si la ciudadanía mediante acción popular o acción de tutela, convencen a un juez que una edificación mal diseñada amenaza sus vidas, será el juez competente para proteger la vida de los ciudadanos ordenando lo que sea necesario. Sencillito.

El alcalde ya ha dicho que la persecución de malandrines le deja poco tiempo para gobernar, y la cosa se le va a poner más dura si   convierte cada mandato de los poderes del estado, en una disputa nacional y en otra catilinaria desgastadora e improductiva. Obviamente, el puede decidirse por no cumplir, pero cómo decía el profe chucho: ¡eso le afecta!