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sábado, 4 de septiembre de 2021

UNA OPORTUNIDAD BRILLANTE

No se si en otras regiones pasará lo mismo, pero lo cierto es que, en Cartagena y Bolívar, con muy contadas excepciones, casi no se observan campañas de candidatos al congreso y, a escasos seis meses de las elecciones, encuestas y opinadores conceptúan que habrá muy pocos cambios en los nombres de quienes nos representarán. Esto es, según ellos, a pesar de todo, elegiremos a los mismos, con las mismas.

 

Lo cierto es que las campañas al congreso son bastante diferentes, al menos por estos lares. Casi nunca hay una gran preocupación por la presentación de una propuesta programática, así como también se nota muy poco esa dinámica electoral del contacto directo con el elector, quien, finalmente será el que deposite el voto y decida a los nuevos elegidos. En realidad, hay otras cosas, consideradas vitales, que concentran la atención de los aspirantes.

 

Aunque de una forma un poco oportunista y desviada, resurge una especie de partidismo, prácticamente olvidado en otros procesos, representado en lo que llamamos respaldos políticos, largamente negociados y perseguidos en todo tipo de reuniones, en las que se cree que la suma y resta de votos que pone cada jefe o grupo, prácticamente define quienes serán los elegidos, con una menor consideración a la decisión o a la intención popular. Aunque suene dramático y resignado, hay que admitir que este puede ser el proceso que ha permitido, históricamente, que casi siempre se elijan los mismos, que se elijan personas en cuerpo ajeno y que los votos pertenezcan a determinadas familias o grupos por siempre y se endosen, hereden o negocien.

 

Otro elemento, que poco a poco se ha ido convirtiendo en más importante, que el mismo contacto directo con el elector, es el famoso Aval, o el conseguir que un partido político con personería jurídica, respalde la inscripción en sus listas del posible candidato. Este engendro electoral, que hace muy importantes a los partidos  en tiempos de candidaturas y que, prácticamente, los ha convertido  en empresas de tramitación y distribución acomodaticia de avales, es otra de las deficiencias estructurales perniciosas de nuestro rudimentario sistema político, que además tiene dentro de su catálogo  otras linduras, como el transfuguismo, el voto preferente, la circunscripción nacional, el concepto de doble cámara y la atomización del electorado en múltiples partidos y partiditos, empresas electorales de garaje, cascarones jurídicos burocráticos, donde la ideología es lo que menos cuenta.

 

Aunque no somos partidarios de comparaciones y mucho menos de generalizaciones, de por si odiosas, lo cierto es que existe una muy marcada tradición oral que afirma que, nuestros congresistas son prácticamente convidados de piedra dentro del proceso legislativo colombiano. Se habla de que solo presentan proyectos insustanciales de homenajes, exaltaciones y honores y, en otros círculos, se menciona, sin piedad alguna, que apenas si abren la boca en las acaloradas discusiones. Aunque, seguramente, se trata de exageraciones propias de la mala leche, históricamente consentida a los andinos, y hemos tenido y tenemos congresistas de renombre y valía, la realidad es que el desencanto de los votantes es cada vez más evidente y las campañas al congreso son marcadas por el tedio, la incredulidad y la desconfianza, inspirados en el poco apoyo de nuestros senadores y representantes en el congreso, hacia las soluciones de problemas sentidos de la ciudad y la región.

 

En este debate, las redes sociales, serán el nuevo convidado, ya que, aunque existen desde antes, es en realidad en esta coyuntura donde, por vez primera, la ciudadanía las domina y conoce su potencial e importancia dentro del proceso comunicativo, de generación de opinión y de proselitismo, así como su impresionante posibilidad de multiplicación exponencial de receptores de información.

 

La publicidad negra, el señalamiento y el matoneo en redes será, sin duda alguna, invitado de lujo que desde ya comienza a asomar, gestionado directamente desde las mal llamadas bodegas, financiadas al parecer con dineros públicos y desde algunos sectores oficiales. Al menos en Cartagena, el sainete pendejo de la confrontación entre viejos y nuevos malandrines ya hace presencia en memes, y todo tipo de piezas publicitarias en redes, confrontación de iguales, inane y estéril, que no hay que ser adivinos para saber desde donde se tramita.

 

Esas mismas redes, sin embargo, también están siendo importantes para darles participación a lo que tanto hemos pedido, nuevos líderes y caras nuevas: líderes jóvenes que hasta hace poco dirigían la gran protesta nacional contra los atropellos del gobierno. Líderes con experiencia, con un historial reconocido de buena gestión y vocación de servicio. Figuras nuevas con programas, planes y deseos de finalmente impulsar los cambios.

 

La oportunidad que se nos presenta es brillante y debemos aprovecharla en toda su magnitud. Las últimas experiencias de la actuación de muchos congresistas, aprobando reformas consideradas negativas para el pueblo, ha debido dejarnos una importante lección. La lección de que el derecho a elegir es uno de los mas valiosos y que debemos hacer un uso efectivo de el. Este es el momento de demostrar que si podemos y somos capaces de decidir nuestro futuro racional e inteligentemente.

 

Castigar a los malos congresista es deseo de todos, pero la mejor forma no es en las redes ni en memes, es en las urnas, donde los ciudadanos tenemos todo el poder. 


Cartagena, septiembre 4 de 2021

 

 

 

 

 

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