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jueves, 19 de septiembre de 2013

De nuevo Santiago ...


Uno de mis hermanos, que es un guasón inmortal, sostiene que cuando  comenzamos a ver grande  la Avenida San Martín de Bocagrande, es porque  nos está haciendo falta un viaje a Nueva York. Verdad o mentira, lo cierto es que de vez en cuando viene bien una salidita, ver cosas nuevas, acercarse a otras culturas y, sobre todo, hacer comparaciones que nos permiten observar, que no todo es tan bueno por allá y que nosotros, también tenemos cositas para mostrar.

Caminando por las calles de Santiago de Chile, tuve ocasión de añorar dos de las buenas actitudes que tenemos en Colombia y  casi no destacamos: la primera es la amabilidad, que sin excepción nos reconocen y que medios de todo el mundo han ratificado en forma contundente: “Colombia es el país más amigable y amable del mundo. Desde los niños en el bus escolar, hasta los taxistas amantes de la velocidad, todos los colombianos son criados con modales que rara vez se ven en otra parte del mundo. Desde Bogotá hasta Cartagena, la gente está dispuesta a mostrarte su país y ayudarte en tu viaje. Colombia es un país difícil de abandonar”, concluye el artículo del portal especializado, HubPages.

Otro aspecto por el cual también deberíamos “sacar pecho”, es el de haber logrado desde hace mucho tiempo, el cambio cultural que eliminó por completo el hábito de fumar en sitios públicos y sitios cerrados. En casi todos los países considerados modernos y cultos, se encuentra uno con que todavía mantienen la extraña costumbre de tener zonas de fumadores en restaurantes, aviones y sitios públicos, y nos sorprendemos por la cantidad de gente fumando en plena vía pública y el enrarecido ambiente de “cachimba”, que se detecta en cualquier sitio, y que, rápidamente impregna la ropa. Toco madera para que nuestros jóvenes, que han retomado con entusiasmo el tema del cigarrillo, no dañen estos buenos y saludables logros.

Pero también tengo que admitir que viajando se encuentra uno con cosas buenas, que quisiera trasplantar a  su país, para aprovechar las ventajas que generan. Hubo dos  que, especialmente, llamaron mi atención, al observar el control de la movilidad en el centro de Santiago: La primera se relaciona con el manejo del cambio de los semáforos en las grandes avenidas y lo que llaman las olas verdes. El cambio de luces está calibrado de forma tal, que cuando usted espera un cambio de rojo a verde, un mensaje le informa que si continúa a velocidad promedio de 65 Km/Hr,  nunca más le tocará parar en un semáforo en rojo, en esa avenida. La otra, bien interesante, es la forma como aprovechan el estacionamiento  de vehículos en las vías públicas. El sistema está concesionado y a cada señor se le asignan nueve sitios de estacionamiento, que controlan con dispositivos electrónicos de registro de tiempo y que producen un promedio de medio millón de pesos diarios. De esta forma se generan cerca de cincuenta mil puestos de trabajo en todo el país y, sobre todo, se alivia el problema del estacionamiento público.

Los chilenos, que son tan amigables como los colombianos, acaban de salir de la tensión y el distanciamiento que les genera la conmemoración de un año mas, de la caída y muerte del expresidente Allende y de inmediato se reunifican y reconcilian para festejar sus fiestas patrias, que son unas de las celebraciones más populares en Chile, en las que conmemoran la instalación de la primera Junta de Gobierno independiente en 1810. Usualmente se resaltan las tradiciones típicas de la identidad nacional que conforman la llamada “chilenidad”, particularmente el folclore chileno. Las fondas o ramadas se instalan en estas fechas como centros de entretenimiento, mezclando música, baile y platos típicos de la cocina tradicional, casi siempre regados con los buenos vinos chilenos. Dentro de las actividades oficiales, las autoridades chilenas celebran además el Te Deum Ecuménico y la “infaltable” Parada Militar.

Para completar el panorama, el país se encuentra en plena campaña política para elecciones presidenciales y de senadores y diputados, el próximo mes de Diciembre. La señora Bachelet, cuya campaña consiste en hablar con los votantes, mientras barre el jardín de su casa, será reelegida al mejor estilo latinoamericano. Llama la atención la carencia total de propaganda política ensuciando y contaminando la ciudad. Como dicen ahora los muchachos: Ahí sí  “me partieron el ojo” los chilenos…

@rododiazw

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