Nuevamente el gobierno colombiano incurre en la patanería de despedir, con cajas destempladas, a un organismo internacional de derechos humanos que, con toda razón y en uso de competencias ratificadas por nuestro Estado, mediante múltiples convenios, toca a nuestras puertas preocupado por el estrépito mundial, que da cuenta de flagrantes violaciones de derechos antes, durante y seguramente, después de las protestas.
Decimos que nuevamente, porque no es la primera vez y, en realidad, se trata de una especie de deporte del gobierno y algunos medios nacionales, y cuyo trofeo principal se entregará a aquel que peor trate a los organismos internacionales, que cometen la ingenuidad de mostrarnos deficiencias, recomendarnos correcciones y señalarnos violaciones.
Hace unos años en medio de una de tantas crisis y ante declaraciones del alto comisionado regional de las Naciones Unidas por la situación indígena en el Catatumbo, un presidente prácticamente gritó en la televisión, que estaba considerando seriamente, retirar de Colombia la oficina de las Naciones Unidas para los derechos humanos, por que ya no se necesitaba. Habrase visto semejante despropósito? Les confieso que nunca en mi ya larga vida, había escuchado una barbaridad tan grande, sobre todo en boca de un Presidente, que se hacía llamar “demócrata” y defensor a ultranza de la Paz y los DDHH. Las naciones Unidas es quizá el más importante organismo multilateral jamás creado, con 70 años de vida en la lucha por la paz mundial y los derechos humanos, com más de 200 países miembros y al cual Colombia le debe acatamiento y una especial deferencia, por los más de 60 tratados, protocolos, pactos y acuerdos vigentes, que hemos firmado y que han sido ratificados por el pueblo colombiano a través del congreso.
La Corte Internacional de Justicia de la Haya, fue otra de las víctimas de nuestras repelencias, cuando emitió el fallo con respecto al diferendo limítrofe con Nicaragua. Todos recordaremos la tragedia nacional cuando se produjo la decisión y nuestro presidente con lágrimas en los ojos y el nacionalismo exacerbado, anunció el retiro de Colombia de este tribunal, al que se le acusó de corrupto, vendido y chanchullero.
Se contrataron los bufetes más caros del mundo para que nos defendieran, obviamente a costos elevadísimos en dolares, y a la final nada: San Andrés, Providencia, Santa Catalina y los Cayos, siguen igual de abandonados, los peces siguen pasándose por debajo del agua de un país para el otro y todo igual. Se trataba en realidad de ocultar los fracasos de una diplomacia de pacotilla y unos negociadores acartonados, que históricamente han perdido el país a pedazos, mas reconocidos por sus apellidos andinos y las glorias de sus antepasados, que por sus conocimientos, en los vericuetos y trapisondas del Derecho Internacional y del Mar.
Si es por el lado de las ONG´s internacionales de verificación e información sorbe el manejo de los derechos humanos, la situación es aun peor y muestra lo mal que estamos en todo lo que tiene que ver con la concepción, que de los Derechos Humanos, han mostrado nuestros últimos gobernantes. No es sino que “Human Rights Watch”, en su informe anual, sugiera que en Colombia se debe mejorar en algún tema relacionado con los Derechos Humanos, para que de inmediato salte el gobierno a insultar y descalificar el informe y a la prestigiosa ONG. Human Rights Watch es una de las organizaciones no gubernamentales líderes en el mundo, dedicada a la investigación, defensa y promoción de los Derechos Humanos. Su sede se encuentra en Nueva York, y cuenta con oficinas en Beirut, Berlín, Bruselas, Chicago, Ginebra, Johannesburgo, Los Ángeles, Moscú, París, San Francisco, Tokio, Toronto y Washington.
Así que el rechazo a la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la OEA, es solo otra travesura de nuestros gobernantes y una confirmación más de nuestra tradición de país matrero y malcriado, especialmente cuando sabemos que los organismos vienen después de haber recibido miles de solicitudes, por parte de distintos representantes de la sociedad civil, movimientos sociales, estudiantiles, académicos, juristas, representantes políticos, entre otros, para llevar a cabo una visita de observación, con el fin de monitorear y dar respuesta a la situación de derechos humanos en Colombia.
La Comisión y la Corte interamericanas de Derechos Humanos, son nuestras víctimas preferidas en cuanto a rechazo e inaplicación de medidas cautelares y sentencias y, aunque el presidente y la vicecanciller hayan tratado de remendar la embarrada con explicaciones trasnochadas e incoherentes, lo cierto es que, a esta hora, no hay quien dude de la veracidad de las violaciones de derechos humanos en Colombia, al ver la terronera que le causó al gobierno, la sola mención de que alguien viniera a meter las narices en el conflicto y observar las arbitrariedades del régimen.
Según la vice canciller, las visitas se recibirán después de que nuestros órganos de control internos investiguen y definan responsables y apliquen las sanciones correspondientes. Es decir: ¡NUNCA!
PD: Pesar, tristeza e impotencia, al ver el rumbo que ha tomado el manejo de la pandemia en nuestra ciudad. Nuestro más sentido pésame a los familiares de los que nos han dejado. En esta ocasión me toca lamentar la absurda y pronta partida de los amigos Jorge Majana, Ivan Sierra y el Vizo Gutierrez de Piñeres. RIP.
Cartagena, junio 6 de 2021
Muy cierto ,colega,los negociadores que ha tenido a través de los años colombia en lo relativo a la diplomacia ,han sido un fiasco y si, han perdido nuestro territorio a pedazos,nunca han ganado unas negociaciones limitrofespara ejemplo no muy lejano,con Brasil se perdieron aproximadamente 800 mil kilómetros cuadrados,pues nuestra frontera desde el virreinato llegaba cerca a l ciudad de Manaos.
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