Para las personas nacidas y criadas en la ciudad, es probable que el término Cabañuelas sea algo desconocido. Sin embargo, para la gente del campo, no solo es conocido, sino que tiene un gran valor para predecir como será el año, meteorológicamente hablando, al comparar los primeros días de enero, con los correspondientes meses del año.
Llegado desde la antigua Babilonia hasta España y luego a México, el concepto fue adoptado y perfeccionado por los Mayas, de manera que formó parte de sus conocimientos y sabiduría en los temas climáticos y del calendario. Hoy, cuando los pronósticos meteorológicos nos acosan, minuto a minuto, en los medios y redes, las cabañuelas han adquirido una nueva e interesante connotación: predecir como será el año, en cualquier actividad, a partir de como son los primeros días de enero.
Partiendo de este nuevo concepto, podríamos decir que la primera cabañuela del año es la del “Malandrinismo Selectivo”. Esta nos indica que, durante el año, serán cada vez más frecuentes, episodios en donde el Malandrinismo dependerá de las necesidades de justificar decisiones del poseedor del Monopolio de la Honestidad: el buitre mayor. De esta forma, habrá personas que, a pesar de haber laborado en un gobierno malandrín, serán purificadas en la Fuente Castalia, para poder actuar en el actual gobierno, sin romperlo ni mancharlo. Se desdibuja estrepitosamente el discurso anticorrupción del alcalde y muere el paradigma, según el cual todo miembro de gobierno malandrín era malandrín por definición. O sea, malandrín con no malandrín, mujer con mujer, hombre con hombre, igualmente y en sentido contrario.
Otra cabañuela indiscutible, es la que nos informa que el control de la pandemia será todo el año, errático, improvisado y basado en cifras maquilladas, para generar medidas de compromiso que buscan aparentar que se están tomando acciones para control de la propagación de la pandemia, pero que, en realidad, harán eco al llamado del alcalde y algunos sectores económicos para invadir la ciudad con el turismo y dejar suelta la perra para el desorden, el despelote y la propagación sin control. Una muestra de esta cabañuela es el improvisado “toque de queda vampiro”, esperpento administrativo, medida que no solo ha sido calificada de atolondrada y disparatada, sino que ha sido motivo de todo tipo de burlas y memes, convirtiéndose en el chiste preferido de comienzos de año. Según los graciosos, esta medida tiene disgustados a Drácula, la Llorona, el Jinete Sin Cabeza y demás habitantes de la noche, quienes han sido los únicos afectados por la prohibición.
Pero quizá la cabañuela que a todos tiene expectantes, es la que señala que, en el primer semestre del año, se llevará a cabo el proceso de revocatoria del actual alcalde de la ciudad de Cartagena. La revocatoria, uno de los mecanismos de participación ciudadana, consagrados en nuestra constitución Política, procede para alcaldes y gobernadores, elegidos popularmente, después de cumplido el primer año de gobierno y quienes, en opinión de la ciudadanía, no hayan cumplido con sus compromisos programáticos adquiridos en el plan de Gobierno o para quienes haya descontento generalizado, debido a su pobre gestión. La revocatoria, está siendo propuesta en varias ciudades importantes del país y, la de la ciudad de Cartagena, marcha según lo planeado, después de haberse conformado el grupo ciudadano que lidera el proceso y en el que participan 6 personas de diferentes sectores de la ciudad.
Ya la Registraduría dio el visto bueno a los seis nombres de los miembros del grupo ciudadano y suministró las planillas y formatos para legalizar el trámite de inscripción, el cual se llevará a cabo el martes 12 de enero. De acuerdo con este calendario, a finales de enero se iniciará la recolección de firmas y este será el momento en el que la ciudadanía comenzará a ejercer su derecho constitucional de participar en las decisiones y cambios que lo afectan.
La ciudad ya no soporta más este estado de postración y desidia, en el que la gente cartagenera ha sido prácticamente abandonada a su suerte, mientras nuestro gobierno, elegido para trabajar en la solución de nuestros más sentidos problemas, se entrega a los intereses de grupos económicos y políticos amigos, con anuncios grandilocuentes de medidas absurdas y no planificadas con las que el cree que engaña y complace.
Un conocido influencer de la ciudad nos recordaba en estos días la famosa paradoja de la tolerancia de Poper, que con su venia reproduzco: “Si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes”. Hasta cuando. Ya está bueno. ¡Vamos a ejercer nuestros derechos!
P.D. Una última cosita señor alcalde. Una gran cantidad de cartageneros me han pedido que le recuerde esto: ¡USTED NO ES NUESTRO PAPÁ!
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