La democracia norteamericana, una de las más viejas del mundo moderno, está de fiesta, riéndose y burlándose entre dientes del mono Trump, quien, con el gallinazo de la derrota, encaramado en su hombro, no entiende como ciudadanos comunes y corrientes se le enfrentaron, armados tan solo de voluntad y deseos de corregir lo que consideraron fue una pésima decisión en su momento.
De nada le valió su poder político ni económico, para parar la hecatombe que se le venía encima y, voto a voto, condado a condado, el pueblo le reafirmó que se cansó de sus arrebatos, de su prepotencia, del discurso disociador y excluyente de un hombre con talento para el odio, que es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de otras personas y que usa la mentira para apuntalar su odio y su despotismo hacia quienes, en su narcisismo, considera inferiores: "la abrumadora cantidad de crímenes violentos en nuestras principales ciudades es obra de negros e hispanos", decía engreido y altivo, poniendo la misma boca de pato que ponían las jóvenes al tomarse una selfie.
Los propios medios de comunicación de ese país, le dieron un verdadero golpe de autoridad y, en una decisión controversial pero histórica y definitiva, le cerraron sus micrófonos, cuando pretendía incendiar el país, convocando a la desobediencia y el caos, utilizando la calumnia y la mentira en favor de sus pretensiones y caprichos.
Buen ejemplo el de los norteamericanos, que deberíamos seguir quienes, en otras regiones del mundo, como la Heroica, nos descachamos eligiendo personajes que, a pesar del apoyo y la paciencia de la ciudadanía, finalmente salieron con nada, no tienen los “pergaminos”, incompetentes, sin planes ni programas y con una catadura atrabiliaria y pendenciera, que dista mucho de lo que debe ser y parecer un verdadero alcalde.
En mi más reciente columna, aclaraba que, afortunadamente nuestra democracia, permite corregir estos errores electorales, al menos para mandatarios locales, tales como alcaldes y gobernadores, antes de que las cosas empeoren o el daño sea irreparable. La reacción no se hizo esperar y muchos amigos, preocupados por nuestro futuro, me han pedido, no solo que explique en que consiste el proceso, sino que lidere y tramite la revocatoria del actual burgomaestre de Cartagena, ante las autoridades correspondientes.
Quiero informarle a todos, que gustosamente acepto su petición y que a partir de hoy iniciamos la conformación del comité de la revocatoria, que se llamará CARTAGENA CORRIGE y para el cual ya se han vinculado un importante grupo de amigos de la ciudad. De paso les explico que la revocatoria del mandato es un derecho político, contenido en la Ley 134 de 1994, por medio de la cual los ciudadanos pueden dar por terminado el mandato que le han conferido a un gobernador o a un alcalde, cuando exista insatisfacción general de la ciudadanía frente a la labor del mandatario, o se presente incumplimiento del Programa de Gobierno.
Es claro que en el actual caso, no solo no se ha cumplido el presunto Programa de Gobierno, en cuanto a acabar con la corrupción y la pobreza, sino que además, hay insatisfación por la desastrosa labor del alcalde, en los aspectos de gestión, planeación y ejecución del Plan de Desarrollo, y por el lamentable estado en que se encuentra la ciudad: inseguridad, insalubridad, descontrol en todos los sectores, inundaciones, la malla vial destruida, bloqueos y protestas, todo enmarcado en un comportamiento y unas acciones grotescas, indecorosas y muy alejadas de lo que se esperaría de la primera autoridad de la ciudad.
La cereza que le faltaba al postre, se la puso el mismo alcalde, en reciente presentación pública en la que afirmó, en forma abusiva e insultante, que los profesionales cartageneros no reunen las condiciones, ni tienen los pergaminos, para asumir cargos de responsabilidad en la administración. Que para los cartageneros están disponibles solo los cargos de obrero.
Muy seguramente estos altos cargos, estarán reservados para las estrellas recomendadas de las familias Araujo o Char, quienes parece son siempre bienvenidos.
Le informamos alcalde, que a partir de hoy, para nosotros será un honor, trabajar como obreros, sin descanso ni dominicales, en los trámites que nos lleven finalmente a lograr la revocatoria de su mandato y que lo devuelvan a su trabajo de buitre gringo con pergaminos, de donde nunca debió salir.
El 2 de enero de 2021, inscribiremos el comité, ante la registraduría, e iniciaremos la recolección de las 34100 firmas. El Dalai Lama siempre la ha tenido clara: “Cuando te das cuenta de que has cometido un error, toma medidas inmediatas para corregirlo”.
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