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sábado, 14 de agosto de 2021

LIDERAZGOS REGIONALES Y CAMBIO

Hace exactamente cinco años, un bloque de gobernadores de los ocho departamentos costeños, de la Costa Caribe, se pararon en la raya y le exigieron a la Superintendencia de Servicios, al Ministerio de Minas y al gobierno central, que interviniera para poner fin a los atropellos de que venía siendo objeto esta abandonada región del país, por parte de la multinacional Electricaribe, a la sazón empresa encargada de la pésima y repudiada distribución de energía a los costeños.

 

Lo que inicialmente parecía un desplante quijotesco de unos gobernadores primíparos y afiebrados con el nuevo cargo, poco a poco se convirtió en un clamor generalizado,  que concitó el apoyo ciudadano de los ocho departamentos y que, a trompicones, fue haciéndole entender al centro, que la vaina era en serio, que se trataba de una parada de macho en regla y que,  por muchas reunioncitas y visitas de funcionarios blanditos y discursitos melifluos, la decisión estaba tomada y tenía mas reversa un paracaídas de cemento armado: Electricaribe tendría que irse.

 

Así que a pesar del duro teflón que recubría a la empresa española y de la fuerza de los hilos invisibles que la mantenían amarrada, a las instituciones nacionales de regulación de la energía, hasta el punto de enfrentar la lucha de los gobernadores con burlas y anatemas peninsulares, finalmente, después de haberse revolcado y guapeado durante dos años,  tuvo que marcharse con el rabo entre las patas, soltando improperios y amenazas de demandas multimillonarias contra las víctimas de una ineptitud, sustentada en la codicia  de sus propietarios agalludos. 

 

No podemos decir que, pasados dos años de la defenestración de Electricaribe, la situación es 100% halagüeña, pero es claro que, muy lentamente y teniendo en cuenta el estado de postración en que se encontraban los sistemas, ya comienzan a verse los primeros síntomas de una mejoría que, indudablemente tomará muchos años. No olvidemos que el sistema de distribución eléctrica en la costa, adolece de problemas estructurales, relacionados con las grandes distancias de trasmisión y las condiciones climáticas adversas, amen de los grandes presupuestos requeridos para su reparación, actualización y modernización.

 

Es evidente que la unión de mandatarios y voluntades regionales, es la mejor y más efectiva fuerza que podemos contraponer, al cada vez más atosigante centralismo a ultranza, desfiguración constitucional, que históricamente y con la venia de los tres poderes, ha sumido a la periferia en el abandono y el retraso sistemáticos, por el michicateo de recursos y oportunidades, a cargo de un centro voraz, gastador y burocratizado.

 

Pero, y quizá lo más importante, es que el Tema de Electricaribe no es un episodio aislado, ni una ventolera momentánea: la decisión de los mandatarios de la Costa Caribe y de otras regiones del país, de trabajar unidos es ya un hito político significativo y de resultados contundentes. El Contrato Paz de los Montes de María, mostró importantes desarrollos regionales, y de pacificación de una región golpeada por la violencia, todo bajo el auspicio y trabajo coordinado de los gobernadores de Sucre y Bolívar. Los planes de desarrollo de la Mojana, reúnen los esfuerzos mancomunados de tres gobernadores, incluyendo a Córdoba, Sucre y Bolívar y pretenden el aprovechamiento y desarrollo de la riqueza agrícola y ganadera de una región estancada en la pobreza y el abandono.

 

No se puede olvidar el gran esfuerzo de los gobernadores de Atlántico, Bolívar y Sucre, para que finalmente el Fondo Adaptación, concluyera los estudios y diseños para la solución definitiva de los problemas de inundaciones del Canal del Dique y el Gobierno Nacional destinara los recursos para las obras a acometer, que no solo llevarán protección para varios millones de costeños, sino grandes posibilidades de desarrollo agrícola, pecuario, pesquero y turístico, para los tres departamentos regados por el canal. Ojalá y nuevas trabas centralistas no demoren más el proyecto. 

 

Fueron los gobernadores del país, quienes llevaron al Ministerio de Educación a revisar la política nacional en materia del Programa de Alimentación Escolar. Fue el liderazgo de los gobernadores, el que llevó a incluir en la reforma tributaria, el famoso artículo que prohíbe embargar en la fuente, recursos tributarios de los departamentos y fue la unión, la Sinergia y el Trabajo en equipo  de los gobernadores, lo que logró la firma de constitución de la Región Administrativa de Planeación Caribe – RAP, como punto de partida para establecer un nuevo marco relacional de la nación con la región caribe, concretándose así el  sueño de 8 Gobernadores y 11 millones de costeños caribes, de un modelo territorial mas justo y equitativo. 

 

Esa es precisamente la misión histórica que vienen realizando los gobernadores que hoy proclaman una Alianza Regional que ponga fin al centralismo a muerte y que reafirme que los problemas se resuelven desde la región y no desde la nación. La Alianza Regional, en cabeza de varios exgobernadores, conoce las regiones, sus problemas y a su gente y el gobierno nacional tiene que entender que para que este país avance, es necesario que haya una simetría funcional entre obligaciones y recursos. 

 

Como muchas veces se ha dicho, el gran pecado de Colombia ha sido la desbocada centralización. El país no puede seguir manejándose desde Bogotá. Esta recentralización de funciones, que se burla de la Constitución del 91, se ha convertido, con el correr del tiempo, en el mayor impedimento para tener un desarrollo económico, social y político equilibrado entre centro y periferia. El gobierno desde las regiones es el imperativo.

 

P.D. Bastante significativo y elocuente, que un importante número de líderes y ciudadanos, se hayan lanzado al abrasante sol de un sábado festivo a denunciar y protestar por la debacle de la ciudad, a manos de este gobierno inútil y corrupto. Ya es un secreto a voces, en todo el país, que estamos en la inmunda con este alcalde.


Cartagena, agosto 14 de 2021.

viernes, 15 de julio de 2016

ELECTRIANGUSTIAS

Me encontré a un gran número de familias de Crespo, departiendo alegremente a altas horas de la noche,  en un conocido restaurante del sector de Bocagrande en Cartagena. Mientras reían y bromeaban, se disputaban con los turistas retrasados de la temporada, las últimas  papas fritas y salchichas, que el abigarrado restaurante podía ofrecerles.

Algo, sin embargo, llamó poderosamente mi atención: junto con los adultos había gran cantidad de niños, que, en lugar de estar durmiendo tranquilamente en sus casas, corrían y gateaban saltando de mesa en mesa, con las caras embarradas de salsa de tomate, mientras que padres y madres completaban el espectáculo, persiguiéndolos  para aquietarlos.

Me saludaron con grandes risas mientras gritaban a través del escándalo: "al mal tiempo buena cara mi hermano". Tenían razón. Un pequeño chaparrón que cayó al medio día, produjo uno de los habituales cortes del servicio de energía eléctrica, y a las siete de la noche, desesperados con el calor, los mosquitos carniceros, el hambre y las pataletas de los niños, habían decidido tomar sus vehículos y moverse a buscar comida y un poco de tranquilidad.

Iván Jiménez, un célebre arquitecto crespero, sostiene, con su humor sombrío, que las primeras palabras que aprenden a decir los niños de Crespo son: "se fue la luz". Después con mas tranquilidad aprenden a decir papá y mamá. Esta desproporcionada afirmación que, a primera vista, parece otra aventura de la imaginación, es en realidad una verdad de a puño, y está relacionada con el impacto sicológico que produce en la vida diaria de los  costeños la incertidumbre sobre lo que les deparará el futuro inmediato. Hay angustia y desazón ante la sola idea de que “se vaya la luz” y gran felicidad, cuando, después del apagón … “vino la luz”.

Este extraño ciclo de comportamientos, que debió ser muy normal en las cavernas, y que es ajeno a cualquier sociedad moderna, es el que vivimos los caribes, ante el actuar perverso e inhumano de la empresa Electricaribe, a la que no la han valido editoriales, protestas civilizadas, ni delegaciones de airados gobernadores, ante ministros y presidentes, para entender,  de una vez por todas, que nadie la quiere y que está acabando con la poca paciencia que le queda a una región de más de once millones de habitantes que sufren día y noche su pésima y costosa gestión. Será necesario encontrar un Alejandro moderno que corte el nudo gordiano con el que esta empresa se amarró a la institucionalidad colombiana y que hoy le permite ufanarse de que es imposible que los echemos.


Cuando salía del restaurante fui abordado por los bulliciosos vecinos que me mostraban los recibos de energía que pagaban puntualmente todos los meses y que se acercaban al millón de pesos. Uno se hizo escuchar por encima del grupo y gritó:  “Docto escriba un artículo en el periódico y diga que a Cartagena no llegó la guerrilla, pero llegó Electricaribe que es peor”.

@rododiazw